Tuesday, March 05, 2013

La iglesia catolica, condeno el libro de Copernico...por el profesor Jorge Olguin.

Nicolás Copérnico — en polaco Mikołaj Kopernik, en latín Nicolaus Copernicus - (Toruń, Prusia, Polonia, 19 de febrero de 1473 – Frombork (en alemán Frauenburg), Prusia, Polonia, 24 de mayo de 1543) fue un astrónomo polaco del Renacimiento que formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, concebida en primera instancia por Aristarco de Samos. Su libro, De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), suele estar considerado como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna, además de ser una pieza clave en lo que se llamó la Revolución Científica en la época del Renacimiento. Copérnico pasó cerca de veinticinco años trabajando en el desarrollo de su modelo heliocéntrico del universo. En aquella época resultó difícil que los científicos lo aceptaran, ya que suponía una auténtica revolución. Copérnico era un polímata: matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico, gobernador, administrador, líder militar, diplomático y economista. Junto con sus extensas responsabilidades, la astronomía figuraba como poco más que una distracción. Por su enorme contribución a la astronomía, en 1935 se dio el nombre «Copernicus» a uno de los mayores cráteres lunares, ubicado en el Mare Insularum. El modelo heliocéntrico es considerado una de las teorías más importantes en la historia de la ciencia occidental. La difusión de la teoría copernicana se lleva a cabo sobre un fondo político e histórico en el que es de importancia fundamental el problema religioso existente desde 1517 con la irrupción en escena del luteranismo. En 1545 se inició el Concilio de Trento, que después de tres sesiones, con su final en 1563, deja establecida la reforma radical de la Iglesia e impone un programa de recuperación y defensa del dogma frente al mundo reformista. Pío V y Gregorio XIII, entre 1566 y 1585 culminarán el proceso de recuperación de la Iglesia católica en la segunda mitad del siglo XVI, solventado los problemas de disensión interna y de jerarquía. Difunden la enseñanza eclesiástica y recuperan importancia e influencia en los países en los que la creencia protestante se había hecho fuerte. Pero los sucesos acaecidos en los cielos a finales del siglo XVI y las observaciones que Copérnico hizo de estos, minaron ciertamente la autoridad y credibilidad de la filosofía que sustentaba la astronomía ptolemaica. La Iglesia protestante paulatinamente se rinde ante la situación y su oposición al heliocentrismo desaparece. Se da un vuelco en la situación. A partir del final de siglo será la Iglesia católica la que, utilizando su poder organizado en la Inquisición, convertirá al heliocentrismo en el enemigo más inmediato. El libro causó una controversia moderada en su publicación. Sin embargo, en 1546 un sacerdote dominico, Giovanni Maria Tolosani, escribió el tratado De veritate Sacrae Scripturae denunciando la teoría copernicana y defendiendo la verdad absoluta de la Biblia. La argumentación usada por Tolosani en esta obra se encuentra de nuevo en las acusaciones hechas contra Galileo. La recepción de esta obra en el mundo académico e intelectual europeo del siglo XVI (no así del siguiente) fue predominantemente negativa. La Sorbona (París, Francia) y la mayoría de universidades católicas la calificaron de sacrílega, así como los principales representantes del Protestantismo, en especial Lutero y Calvino, quienes la condenaron muy enérgicamente alegando que contradecía a las Sagradas Escrituras. Por contra, tuvo una buena acogida en la Universidad de Salamanca (España): en sus Estatutos de 1561 figura como lectura opcional y en los de 1594 es de lectura obligatoria. En 1616 el cardenal Bellarmino ordenó a Galileo Galilei en nombre del Papa que tomara como posición que el sistema era tan solo una construcción matemática sin constituir una realidad física. Anteriormente, Galileo había alegado en su defensa que la tesis copernicana también había sido compartida por otros autores, entre los que mencionó al teólogo español Diego de Zúñiga (1536–1598). Este había escrito en su libro In Job Commentaria (1584) que el heliocentrismo de El libro causó una controversia moderada en su publicación. Sin embargo, en 1546 un sacerdote dominico, Giovanni Maria Tolosani, escribió el tratado De veritate Sacrae Scripturae denunciando la teoría copernicana y defendiendo la verdad absoluta de la Biblia. La argumentación usada por Tolosani en esta obra se encuentra de nuevo en las acusaciones hechas contra Galileo. La recepción de esta obra en el mundo académico e intelectual europeo del siglo XVI (no así del siguiente) fue predominantemente negativa. La Sorbona (París, Francia) y la mayoría de universidades católicas la calificaron de sacrílega, así como los principales representantes del Protestantismo, en especial Lutero y Calvino, quienes la condenaron muy enérgicamente alegando que contradecía a las Sagradas Escrituras. Por contra, tuvo una buena acogida en la Universidad de Salamanca (España): en sus Estatutos de 1561 figura como lectura opcional y en los de 1594 es de lectura obligatoria. En 1616 el cardenal Bellarmino ordenó a Galileo Galilei en nombre del Papa que tomara como posición que el sistema era tan solo una construcción matemática sin constituir una realidad física. Anteriormente, Galileo había alegado en su defensa que la tesis copernicana también había sido compartida por otros autores, entre los que mencionó al teólogo español Diego de Zúñiga (1536–1598). Este había escrito en su libro In Job Commentaria (1584) que el heliocentrismo de Copérnico no era incompatible con la fe católica. Sin embargo, la Iglesia acabó incluyendo las obras de Zúñiga y Copérnico en el Índice de libros prohibidos, mediante un Decreto de la Sagrada Congregación del 5 de marzo de ese año: (...) También ha llegado a conocimiento de la esta Congregación que la doctrina pitagórica —que es falsa y por completo opuesta a la Sagrada Escritura— del movimiento de la Tierra y la inmovilidad del Sol, que también es enseñada por Nicolás Copérnico en 'De Revolutionibus orbium coelestium', y por Diego de Zúñiga en 'Job', está difundiéndose ahora en el extranjero y siendo aceptada por muchos (...). Por lo tanto, para que esta opinión no pueda insinuarse en mayor profundidad en perjuicio de la verdad Católica, la Sagrada Congregación ha decretado que la obra del susodicho Nicolás Copérnico, 'De Revolutionibus orbium', y de Diego de Zúñiga, 'Sobre Job', sean suspendidas hasta que sean corregidas.

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