Este artículo es la continuación lógica del anterior, “10 maneras de obtener gratis clases de ajedrez de los maestros”. Aquel era para aquellos que no tenían el presupuesto (o lo tienen muy reducido) con que pagar un entrenador; este, en cambio, son para aquellos que tienen esa posibilidad, o están ahorrando el máximo para contratar uno. Pero antes que pongan los ahorros de tantos sacrificios en manos de alguien es recomendable leer esta guía.
Por desgracia la única manera de saber si el maestro escogido es el indicado en un 100% es teniendo unas sesiones con él, si es que no puedes preguntar a alguien que sea su alumno o leer los comentarios acerca del maestro en cuestión si los servicios son online. Porque un buen consejo es, si se tiene la posibilidad, preguntarle o enseñarle esta guía a uno de sus pupilos.
Pero antes de los diez consejos, una pequeña introducción:
Deep Rybka 4 El software ajedrecístico ex-campeón del mundo, descalificado por razones técnicas de copyright, pero todavía el más fuerte entre los softwares.
Existe el debate entre aficionados si deben o no contratar a un entrenador y, para mí, el debate se parece mucho a la creencia que un programa informático puede substituir a un maestro de ajedrez en cuanto a análisis se refiere. ¿Cómo?, te preguntarás, si son dos cosas totalmente diferentes.
Bueno, la raíz del mal es la misma, la creencia que el mejor entrenador es el que mejor juega ajedrez. Para empezar, no es siquiera recomendable que un gran maestro enseñe a jugar ajedrez o imparta lecciones a recién iniciados. Los procesos de pensamiento son totalmente diferentes, y también está el componente humano: él se aburriría de enseñar el movimiento de las piezas como un matemático de la NASA se aburriría de ensenar a contar a niños de 4 años.
Para enseñar a principiantes lo mejor es alguien no muy fuerte con amor por el juego, sólo eso. Y luego, ya el principiante con cierto nivel, alguien con 150-200 puntos rating por encima de él, ó 300 máximo; más de eso, la experiencia para ambos puede ser extenuante, cada uno para entender al otro. Por supuesto siempre hay excepciones.
Con las computadoras no hay comunicación: te dirá tus errores graves, aunque no los sutiles de orden conceptual; de los errores graves no sacarás mucho provecho, porque no habrá manera de explicarle cuál fue el proceso mental por el que llegaste a hacerla. Además, si es una jugada puramente táctica, lo más probable es que lo cometerás otra vez, porque consejos acerca de cómo mejorar el tipo de error que hiciste no saldrá de su “boca”, ni tampoco corregir tus procesos mentales de selección de jugadas.
También, en la mayoría de las ocasiones, las valoraciones de corte posicional por la computadora no son del todo correctas, pues ellas se basan en un modelo matemático que nada tiene que ver con nuestro modo de pensar; ni que decir que en ese tipo de posiciones ellas suelen cometer errores como los que más.
Y ahora el punto final (o los diez puntos finales): ¿Podrán ellas, las computadoras, hacer lo que un buen entrenador hace o debería hacer? Lea y opine.
Un entrenador de ajedrez no es bueno cuando:
1-El gasta tu precioso tiempo jugando contigo; excepto si lo has contratado expresamente para ello, no hay mucho provecho si cada vez que un “entrenador” está frente a ti se la pasa jugando blitz contigo. Esta es una característica esencial de algunos fuertes jugadores que son contratados para hacer de entrenador, pero que realmente no tienen idea que hacer con otros. Conscientes o no, no es conveniente tener este tipo de entrenador excepto para jugar, y en ese caso, blitz no es la mejor manera de aprovechar tu tiempo y tu dinero. Renegocia tu contrato, exige una rebaja de precio y juega partidas más largas, con la condición de analizar las partidas después. Y busca otro entrenador.
2- No analiza tus partidas. El análisis de las partidas de un jugador bajo entrenamiento es la herramienta más útil que tiene un entrenador para entrever los errores y las debilidades de su pupilo. Si no lo hace, y se dedica a hacer cualquier otra cosa, pues hay algo mal en su enfoque.
3- Le gusta enseñarte sus aperturas, no las tuyas. Esto está estrechamente relacionado con analizar tus partidas: si no lo hace, no puede ayudarte a elegir aperturas y defensas de acuerdo a tu estilo, si es que no tienes un repertorio establecido. Si ya tienes un repertorio (en el cual tú te sientes cómodo y entiendes medianamente), él preferirá convencerte para que juegues algún otro tipo de defensa/apertura en el cual él tiene conocimiento pero para los cuales tal vez no estés preparado.
4-Por el contrario, es un erudito en cuanto a aperturas se refiere, y sin embargo es lo único de lo que tratará en clase. Esto aplica para el entrenador que solamente habla de medio juego, o de finales, o de táctica. Por supuesto que el ideal es un grupo interdisciplinario que te ayude cada uno con su especialidad, pero me imagino que el promedio de los jugadores no tienen los recursos para pagar todo un equipo. Busca un entrenador que sea universal y no monotemático.
5- Te bombardea solamente con ejercicios (usualmente de táctica) sin un plan determinado. Esto es, toma el primer libro que tenga a mano y comienza a dictarte diagramas, sin tener en consideración si tu nivel requiere de cálculo de jugadas con una profundidad de tres jugadas, o cinco ya es un juego de niños para ti. Teniendo en cuenta que la táctica es la habilidad más fácil de enseñar y adquirir en ajedrez (y también la más propensa a oxidarse) se debiera tener en cuenta otros ejercicios más profundos, incluidos los de corte posicional o finales. (Ya dije que la única manera de saber que ejercicios necesitas es analizando tus partidas?)
“…y a continuación vendrá una vertiginosa lluvia de variantes…” // (from Vankie)
6- Si analiza tus partidas, te señala los errores, pero no los por qué. Te señalará los errores así: “eso es una mala jugada”, y a continuación vendrá una vertiginosa lluvia de variantes; en el mejor de los casos, te dará sucintamente una explicación posicional: “porque le das la pareja de alfiles”, y a otra cosa. Si todavía tienes dudas revoloteándote en la cabeza, pues lo más probable que te haya pasado una variante de lo que acabo de explicar.
7- Si analiza tus partidas, y no tiene un plan para erradicar los errores encontrados en tu juego. Puede ser que los análisis sean una maravilla, y tú has comprendido cuáles han sido tus errores… pero eso es todo. El entrenador debe ayudarte a confeccionar un plan para erradicar las faltas en tu forma de pensar y los vacíos de tu conocimiento ajedrecístico. Debería llegar a un tipo de consenso sobre que deberías hacer cuando él no está frente a ti: sea resolver contra reloj determinados ejercicios (no importa si son de táctica, posicionales, o finales), consejos para aplicar en tus futuras partidas, o hacerte redactar un informe de una línea de apertura o un tema posicional… en fin, un plan para subsanar algo de lo que carezcas.
8- No te provee de un estudio extra-curricular. La palabra clave es extra: Puede ser que él sea un buen entrenador, pero todos tienen lapsus, y en este momento está más concentrado en tratar de arreglar algún tipo de error que haces, que aumentarte los conocimientos. El ajedrez es bastante amplio como para que sea monotemático, así que si no te ha recomendado ningún libro que estudiar aparte de lo que ya ustedes tienen planeado, pues pregúntele. No tiene que ser precisamente del mismo tema, pueden que estén trabajando sobre algo de tu medio juego, pero sería interesante una recomendación sobre un tipo de finales, por ejemplo.
9- No te ayuda a resolver tus problemas psicológicos, ajedrecísticamente hablando. Por ejemplo: sufres siempre de severos apuros de tiempo, pero no hay consejo que salga de su boca. Recomendarte jugar blitz no es la mejor manera de afrontar esto. O te sientes mal jugando determinada variante, o siempre pierdes con un jugador que no es precisamente más fuerte que tú… a veces de la charla puramente ajedrecística no saldrá un consejo aceptable; hay que profundizar, y algunos no lo saben hacer.
10- no te empuja hasta el límite de tus capacidades. Este no debiera ser un consejo abstracto: ¿Qué no eres capaz de ver más de cinco jugadas? Pues toma, analiza de 6. ¿O que no puedes analizar más de tres variantes colaterales? ¿De verdad? Toma, de cinco. Así que no te gustan los finales: toma, la semana que vienes me traes un reporte de finales de torre y peón contra torre. ¿Que Karpov te parece aburrido? Ok, toma estas 5 (10, 15…) partidas que Karpov ganó y quiero que me expliques el por qué…
Tengo un ejemplo más concreto con respecto a esto: tengo un par de hermanos que toman clases conmigo. El mayor, de unos 15 años, tiene un rating de 1800, y su hermano, unos 4-5 años menor que él, mas de 400 puntos de diferencia en negativo. Explicándole a ellos los mecanismos del cálculo y como aplicarlos, les puse un ejemplo dificilísimo: después de un cierto tiempo en que empezaron a aflorar las variantes y subvariantes, vi que el pequeño empezaba a perder el hilo de la posición, pero que no cejaba en su empeño de captarla. Nos deteníamos cada 4 jugadas, él describía la posición y continuábamos. Nos tomó un tiempo llegar al final, pero él no cejó en su empeño: los factores que lo impulsaron a ello fue que él no quería reconocerle ventaja al hermano, y también que no cedí a la tentación de buscar otro problema más fácil. Comprendo a maestros que ceden a la exigencia de ciertos alumnos de solamente entrenar lo que ellos quieren y el cómo, pero si se quiere ser consecuente, honesto y aportar algo al estudiante que a la larga le resultará beneficioso, no se debe ceder ante las presiones de alguien que no sabe lo que es mejor para él.
Por supuesto, esto sirve para ti, querido lector, de modo opuesto: si un respetado entrenador (y que cumple razonablemente con los puntos mencionados arriba) le dice que usted necesita algo en contra de tu propia opinión, considérelo dos veces antes de negarse y obligar a su entrenador a hacer algo en contra de su voluntad, porque, aunque no lo crea, usted mismo se está haciendo dos daños: ajedrecístico y monetario.
Noel Gonzales, mi primer entrenador de ajedrez, y luego colega y amigo. Una personalidad en la localidad donde vivíamos, adorado por sus alumnos y querido por los que han sido testigos de su alegria por vivir la vida. Encontré esta foto en Facebook, donde hay una larga lista de comentarios de sus antiguos estudiantes, todos regados alrededor del mundo, recordándolo con cariño.
Para cerrar este artículo, que como siempre planeo corto pero se extiende más de los deseado, una nota acerca de la compatibilidad entre el estudiante y el entrenador.
Existe un excelente artículo acerca de la compatibilidad escrito por Jeremy Silman en su afamada ex -columna de preguntas y respuestas en el sitio chess.com. Como esta excelentemente expuesto, me permito la traducción de un pequeño fragmento:
“Incluso el más recomendado entrenador pudiera no ser el correcto para ti si no hay conexión (…) Pero un entrenador de ajedrez puede ser extremadamente beneficioso si él es un maestro experimentado (maestro de enseñar, no de ajedrez. CP), si el precio se adecua a tu presupuesto, si el realmente quiere ayudar a mejorar tu juego, y si sientes que tienes alguna afinidad con él.
“Además, debiera agregar que si contratas a un entrenador y no estás contento con su desempeño, ¡déjalo ir y busca a otro! El pudiera ser el mejor de los entrenadores para Pepe el jugador con 1900 de rating, pero si no es capaz de ayudarte y comunicarse contigo de forma en que tú puedas entender que es lo que él está tratando de enseñarte, tienes que terminar con él y buscar uno mejor para ti.”
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