Saturday, December 24, 2016

La Divinidad manifiesta... Por Jorge Raúl Olguín.... 24 de diciembre 2016.


La Divinidad manifiesta:


William Law

se preguntaba

 por qué han aparecido en el mundo tantos espíritus falsos que se han engañado a sí mismos y a otros con falso fuego y falsa luz.

 Bueno,


 no es tan complicado difundir fórmulas para lograr la Vida Eterna,

obrando maravillas en contacto directo con Dios…

o eso es lo que dicen.

 Pero si hablamos con criterio,


 hay muchos con rituales facilistas, que se dirigen a Dios sin apartarse de sí mismos.

A ver si se entiende…

 ¿Cuántos querrían vivir para Dios antes de morir para su propia naturaleza? 



 Tomemos el ejemplo de los religiosos…


una religión en las manos del yo intrascendente

solo termina exponiendo pasiones de la peor clase.

 De ahí los desordenados impulsos de hombres religiosos,

que arden en una llama que les consume,

 pero que no los transmuta.

Porque no se trata de santificar actos que la naturaleza, librada a sí misma, se avergonzaría de confesar.



 Aldous Huxley


 tenía una idea similar:

Los que se dirigen a Dios sin apartarse de sí mismos son tentados al mal de varios modos característicos y fácilmente reconocibles.



 Y es cierto…


incluso esperan obligar a Dios a satisfacer sus peticiones

y en general, a servir sus fines particulares o colectivos.

Tratan a Dios como medio de indefinido engendramiento de sí mismo,

 más bien que como un fin que debe alcanzarse mediante una abnegación total.

Luego,

son tentados a usar el nombre de Dios para justificar lo que hacen

por lograr posición, poder y riqueza.

Y como creen tener una divina justificación para sus actos,

proceden, con la conciencia tranquila.



 ¿Y qué sería apartarse de sí mismos?


 Entender que formamos parte de un TODO sin la necesidad profana de encontrar ese contacto.



 El ser humano se encuentra tan cegado por esos falsos resplandores


que no tiene en cuenta que el encuentro es con su propia Divinidad,

 pero pocos buscan en el alma esa realidad trascendente.



 Dios se manifiesta a través de su propia Creación


y por eso su Esencia Divina está en todas las cosas…

 y nosotros somos parte de ella.



 Alguna vez he dicho que solo se manifiesta un 10% del ABSOLUTO y hay un 90% no manifestado,
inmerso en una singularidad.

Cual mente indivisa,

 el panteísmo explica que el ser divino es concebido en varias dimensiones.

Primero, el “no ser”,

que coincide con el 90% antes mencionado.

 Segundo, el ser manifestado, que existe en el tiempo y por eso tiene principio y fin.

Y es coherente que así sea, pues la Creación tiene comienzo y final. 



 A su vez, esa Creación tiene dos planos: el físico y el suprafísico.




 No coincido con el maestro Eckart, quien afirma que Dios es la parte manifestada
y Deidad, la parte oculta.

Y que esa Deidad está por encima de todo nombre y de toda naturaleza. 



 Porque en realidad lo que está inmerso en la singularidad,
directamente ,

no está en la naturaleza y darle un nombre es una limitación humana.



 Además, Eckart dice:


 Dios obra, pero no la Deidad. Una frase que rotularía como la mayor obviedad.



 El panteísta no puede concebir la unidad sin la multiplicidad,


 porque la unidad que se queda en las profundidades de su ser, sin diferenciarse, es por sí misma, como si no fuese. 

 Yo diría:


-Que haya una singularidad universal

significa que hay una singularidad individual…

 y no por eso ‘dejamos de ser’.



¿El universo manifestado, con su variedad de formas diferentes,
 es el desarrollo necesario de la única substancia divina?

 Un planteo paradojal, ya que la misma manifestación implica ese desarrollo.



 Los panteístas se preguntan:


 -¿La inmortalidad es personal, o impersonal?

¿El alma retiene su identidad como individuo al fundirse con la inmensidad del ser indiferenciado?

 Para algunos, toda individualidad es absorbida y aniquilada cuando el alma vuelve a su origen en la Deidad.

 Para otros, la reunión con la Deidad significa la afirmación de la verdadera identidad individual. 



 Como ejemplo de este último punto de vista pueden citarse estas palabras de Pierre Teilhard de Chardin:


-“Lo que experimento mientras estoy cara a cara con, y en las profundidades de este mundo

que su carne ha asimilado, este mundo

que se ha hecho su carne,

mi Dios, no es la absorción del monista

 el que anhela disolverse en la unidad de todas las cosas...

Como el monista me hundo en el Uno que todo lo incluye;

pero el Uno es tan perfecto que,

 cuando me recibe y me pierdo en él,

puedo encontrar la última perfección de mi propia individualidad”;



De mi parte, siempre he afirmado:


-Somos la gota, parte del mar…

 pero cuando llegue el tiempo de fundirnos en esa inmensidad, seremos el mar.

Jorge Raúl Olguín.

24 de diciembre del 2016.

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