Wednesday, February 14, 2018

Premoniciones...


Premoniciones

premoniciones
La idea de predecir el futuro puede parecer de los más descabellada para la mayoría de los científicos y en general, para el ser humano, cuya percepción del mundo se manifiesta a través de la razón. El futuro, se presenta ante la mirada de los hombres como una sucesión de sucesos inciertos y desconocidos, imposibles de prever con anticipación; Sin embargo, existen datos históricos que parecen contradecir éste supuesto y que por la ley del contraejemplo nos demuestran que a menudo, aunque parezca increíble, es posible adivinar el futuro.
El Primer Viaje a la Luna
El escritor de novelas de ciencia ficción Lester del Rey, comenzó en 1954 una de ellas del siguiente modo: “La primera nave espacial aterrizó en la Luna y el comandante Armstrong salió de ella…” – Quince años después en 1969, el astronauta Neil A. Armstrong pisaba por primera vez la Luna.
Las Lunas de Marte
El escritor irlandés Jonathan Swift en (1667-1745) en su conocidísima obra Los viajes de Gulliver (1726), hacía mención de dos estrellas menores o satélites que giraban alrededor de Marte. Las dos lunas de Marte fueron descubiertas oficialmente en 1877, por el astrónomo estadounidense Asaph Hall (1829-1907) que las denominaría Fobos y Deimos. Jonathan Swift las describió en su libro con total precisión en cuanto a sus proporciones y sus órbitas.
Predijo el día de su muerte
David Janssen, el actor protagonista de la serie de televisión El fugitivo, que después protagonizaría Harrison Ford en el film del mismo nombre; se vio en uno de sus sueños dentro de un ataúd muerto de un ataque al corazón. Dos días después su sueño se cumplió.
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David Janssen se vio en uno de sus sueños dentro de un ataúd muerto de un ataque al corazón. Dos días después su sueño se cumplió.
Un Sueño Apocaliptico
Ed Sampson, redactor jefe del periódico estadounidense Boston Globe, soñó en agosto de 1883, que la isla indonesia de Pralape era devastada por la erupción de un volcán y que en el siniestro morían unas 36.000 personas. El sueño le pareció tan real que al día siguiente publicó la noticia. Tras comprobarse que tal isla no existía fue despedido. Sin embargo, un día después se conoció la noticia de que un volcán había destruido la isla de Krakatoa, con un número de víctimas muy parecido al que había dado Ed Sampson en su noticia. Investigaciones posteriores dieron como resultado, que Krakatoa se había llamado Pralape hasta el siglo XVII.
La víctima de su asesino
El 24 de septiembre de 1504, Bartolomé Coclés, médico y quiromántico boloñés, murió a manos de un hombre, al que había vaticinado que en esa misma fecha, cometería un crimen. Desgraciadamente fue una cruel coincidencia y una lástima, que su acierto no le llevara a ver que la víctima era él mismo.
El Diluvio
Johannes Stoeffler, astrólogo alemán y profesor de la Universidad de Tubingia, vaticinó un diluvio universal para el 20 de febrero de 1524. Sorprendentemente el día previsto se desató una gran tormenta en el valle de Rhin, que provocó multitud de víctimas, además de los consiguientes daños materiales.
Más adelante, Stoeffler volvió a hacer una predicción, vaticinando el fin del mundo para el año 1528, pero esta vez no tuvo tanta suerte y nada ocurrió, perdiendo pronto su credibilidad.
Un Sueño Premonitorio
En mayo de 1979, David Bocth, un oficinista de Cincinnati, Ohio, es atormentado por una pesadilla durante la cual asiste, impotente, a una catástrofe aérea en un gran aeropuerto del país.
El “ve” cómo un gran jet con los colores de los Estados Unidos levanta penosamente el vuelo, se inclina súbitamente y se estrella en la pista, estallando en una enorme explosión de fuego y humo negro. Cada vez el sueño es más preciso.
Después de consultar con su siquiatra, Booth decide advertir al aeropuerto de Cincinnati. Allí, los expertos tratan, sin éxito, de “adivinar”, gracias a los detalles entregados, de qué aeropuerto se trata. Además, la compañía American Airlines refuerza las medidas de seguridad en sus grandes aviones. A pesar de todo, el 26 de mayo, en el aeropuerto de Chicago, un DC-10 de la American Airlines se estrella brutalmente al despegar, siguiendo el desarrollo exacto del drama soñado por David Booth. 237 personas encuentran la muerte.
Desastre Predicho
Gales en 1966. El 21 de octubre de ese año, a raíz de un deslizamiento de tierra, la escuela de la pequeña aldea minera de Abergan es sepultada por medio millón de toneladas de polvo de carbón. El accidente provoca la muerte de 144 personas, entre ellas 122 niños. Un psiquiatra, el Dr. Juan Barker, realiza una investigación con la ayuda de un amigo periodista y recoge sesenta relatos de personas que dicen haber presentido la catástrofe 24 de ellos son confirmados por testigos. El caso más emocionante es el de la pequeña Eryl Mai Jones, de diez años, una de las víctimas del terrible accidente. Dos días antes, la niña le dice inesperadamente a su madre que no tiene miedo de morir puesto que así “se reuniría con Jesús”, que todo se ve negro en torno a ella y que estará con sus compañeros Pedro y June. El día anterior, la niña le cuenta también a su madre que ha soñado que la escuela había desaparecido y que “algo negro se la había tragado”. En el cementerio, la pequeña está efectivamente enterrada entre Pedro y June. La investigación del Dr. Barker muestra igualmente que muchos de los testimonios corroborados provienen de personas ajenas a la región.
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Coincidencia Asombrosa con el Titanic
Morgan Robertson quien nacio en 1861 fue un escritor que se especializo en historias del mar, uno de sus libros, Futilidad, escrito en 1898, lejos de ser el mejor que escribiera, le ha valido, sin embargo, cierta fama póstuma.
Esta novela corta sobre la debilidad del hombre frente a la fuerza del destino relata el naufragio del “transatlántico más grande construido por el hombre, el Titán. Este se despanzurra contra un témpano y se hunde, llevando a la muerte a la mayoría de sus pasajeros por falta de suficientes botes salvavidas.”
Pero las coincidencias no se detienen allí: el conjunto de concordancias es, en efecto, sorprendente. He aquí algunas de ellas, y entre paréntesis, los hechos equivalentes relacionados con el Titanic: travesía en el mes de abril (10 de abril de 1912), 70.000 toneladas de desplazamiento (60.000), eslora 800 pies (882,5), tres hélices (3 también), velocidad máxima 24 a 25 nudos (idéntica), capacidad máxima 3.000 pasajeros (la misma), 2.000 pasajeros a bordo (2.230), 24 botes salvavidas (20), 19 compartimentos estancos (15), tres motores (3 también), rotura del casco a estribor (idéntica).
Ahora bien, la novela Futílidad fue escrita nueve años antes de la construcción del Titanic.
Increible Coincidencia
Allen Falby un patrullero de carreteras, del Paso Texas perseguía un camión que iba a excesiva velocidad. El infortunado policía no se percato que el vehículo perdía velocidad y termino por estrellarse contra la parte trasera. En el accidente este hombre casi se cercenó la pierna. La sangre corría por la manga de pantalón. Alfred Smith un hombre de negocios acertó a pasar por el lugar y sin saber mucho de medicina se quitó la corbata y puso un torniquete en la pierna de Allen. Cuando llegaron los paramédicos al lugar de incidente le dijeron a Smith que el asunto era grave y que llevarían al patrullero al hospital. Dos días después el hombre de negocios, antes de salid de la ciudad, pregunto por el estado de salud del agente y la información fue: “Esta bien, pero de no haber sido por el torniquete habría muerto”.
Cinco años después, siendo Navidad, Falby recibió un llamado de sus jefes donde le ordenaban investigar un accidente grave donde un hombre se había estrellado contra un árbol. El policía llego antes que la ambulancia y despejando a los curiosos, se acerco al involucrado el cual estaba inconsciente. Aquel hombre se estaba muriendo, de su pierna manaba intensa cantidad de sangre.
Penso emplear su cincho, pero le resulto mejor su corbata para aplicar un torniquete. Así lo hizo y acomodo en un lugar hasta que llego la asistencia médica. Ellos lo llevaron al hospital y como era su deber lo acompaño para certificar lo ocurrido.
Al ingreso , como es natural fue indagada su identidad. Aquel infortunado se llamaba Alfred Smith ¡El mismo que hacia cinco años le había salvado la vida en iguales circunstancias!
Fuente: Enciclopedia del misterio


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