La particularidad del verdadero cristianismo es el amor reflejado en la comunión de los redimidos por Cristo. Jesús dice: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» Juan 13:34-35.
Los dos mandamientos más grandes del Antiguo Testamento eran el de amar a Dios Deuteronomio 6:5 y el de amar al prójimo Levitico 19:18. Pero el mandato de Jesús de amar es nuevo en dos sentidos.
En primer lugar, el amor entre los discípulos es diferente del tipo de amor que mostramos al prójimo necesitado. En segundo lugar, Jesús dijo que debemos amarnos así «como yo os he amado».
En Juan 13, los discípulos se habían reunido para la cena de la Pascua en el Aposento Alto. Jesús sabía que esa misma noche sería traicionado y arrestado. Sabiendo que este sería su último tiempo juntos antes de la cruz, Jesús les mostró a sus discípulos cómo amarse los unos a los otros.
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