EL CAMPO GRAVITATORIO DE TU EGO.
Johnakan: -Nosotros venimos en misión de poder tender una mano a otros pero,
como dije en mil oportunidades,
primero tenemos que estar de pie nosotros
y no podemos estar de pie si consentimos ser permeables a los actos hostiles.
Es así de simple, es así de sencillo.
Porque entonces elegimos la cómoda, la fácil, echar culpas:
"Tú me haces esto, por eso junto rencor en mi pecho".
"Tú me lastimaste, por eso tengo esta angustia en la garganta".
"Tú me has afectado".
¿Y yo que he hecho?
Me he cruzado de brazos.
He permitido.
¿Por qué no corté el diálogo?
¿Por qué no me alejé de la relación?
Interlocutor:
-¡Ah, no! Pero lo hice.
Johnakan: -¡Ah! ¿Lo has hecho?
Entonces,
¿por qué te sigue lastimando?
¿O esperabas del otro lado una disculpa?
El esperar una disculpa es muy similar a buscar la aprobación del otro.
Eso también es ego.
¿Cómo voy a esperar una disculpa del otro si el otro que está en el campo gravitatorio de su propio ego no se da cuenta que es culpable de nada porque es ya su manera de ser?
Como el alacrán que tú salvas de morir ahogado, pero igual te pica porque está en su naturaleza.
¿Cómo puedes hacer un juicio de valor con el escorpión si su instinto básico ya es así?
Pero no estamos hablando de un escorpión,
estamos hablando de un ser humano,
un ser humano cognitivo que piensa, que razona.
Interlocutor: -No, no es así, Johnakan, no es así. Sabe la persona lo que hace.
Johnakan: -Y yo te puedo decir que no.
Interlocutor: Porque estaba en piloto automático.
Johnakan: Mira hasta qué punto una persona puede estar en piloto automático:
Una señora de mediana edad que logró que le dieran un carnet de discapacitada sube a lo que llamáis un colectivo
y el chofer no le reconoce el papel y atrás sube otro señor que abona su pasaje pero no puede pasar porque esta señora obstaculiza todo el pasillo buscando en su bolso el carnet donde muestra que tiene una capacidad diferente.
El señor, que ya abonó su pasaje, está a veinte centímetros de ella. Pasan 5 minutos reales hasta que la señora finalmente no encuentra su pasaje y le muestra un papel cualquiera y el chofer se rinde y dice "Pase".
Recién entonces se puede sentar el otro señor. Mientras tanto tuvo que esperar a que la señora se fuera a sentar. Aun sentada y todo nunca se enteró que había un señor esperando sentarse atrás de ella.
Entonces no es cierto que a veces las personas se den cuenta. ¡No, no se dan cuenta!
¿Cómo vamos a tener rencor por quien no se da cuenta?
Interlocutor: -No, pero Johnakan, tú has dado el ejemplo de una señora con una capacidad diferente.
Johnakan: -Pero yo te hablo de doctores, de abogados, de personas que se desinteresan por sus propios hijos, los dañan.
Personas que tienen estudios terciarios, universitarios, postgrados, afamados.
Sí, culturalmente tienen una preparación muchísimo mayor que la señora con una capacidad diferente pero el campo gravitatorio de su ego es igual o mayor porque el ego no distingue clases sociales,
el ego no distingue si has estudiado o no has estudiado.
El ego no distingue si eres pobre, rico o clase media, gobernante, empleado o barrendero.
No distingue si eres rey o plebeyo.
Puedes ser un plebeyo, puedes ser un conde o un marqués y tienes el campo gravitatorio de tu ego.
No lo cambias.
¿No quieres verte afectado por ese campo gravitatorio?
Te alejas de ese campo gravitatorio.
Una vez que te alejas si te sigue afectando ya no es un problema de la otra persona, es un problema tuyo porque tienes un ego que busca una reparación,
como dije antes,
o que necesita una disculpa.
Buscar una reparación es como darle una bofetada con el guante al otro para retarle a un duelo.
Exiges una reparación.
Interlocutor: -Pero a veces está la esperanza
de ver en la otra persona que se ha desactivado por cierto tiempo en su piloto automático
y esa persona se acerca a ti y automáticamente tú te acercas también a ella porque hay algo que los une.
Johnakan: -Está perfecto lo que tú dices.
Tú tienes una esperanza de que la otra persona desactive su piloto automático y comience a percibir las cosas.
Interlocutor: -Al menos por unos minutos...
Johnakan: -Primero y principal es que es la propia persona la que se tiene que dar cuenta.
Tu función es, mientras existe o existía el diálogo, hacérselo notar.
Si eso no funcionó tu misión termino ahí,
porque si tú insistes una y otra y otra vez eres tú el que tiene un problema con el campo gravitatorio de tu ego...
Interlocutor: -Seguro.
Johnakan: -...porque tu ego está necesitando que la otra persona desactive su piloto automático.
Necesitas. ¿Quién necesita? ¡El ego!
Entonces, ¿el ego qué hace en tu persona?
Que exijas más de la cuenta, que le pidas peras al olmo o que le pidas cerezas al parral.
No, el parral no te va a dar cerezas.
El plátano no te va a dar manzanas.
Entonces no podemos estar cada día insistiendo.
¡Ya está! Porque entonces si no, no vives.
No vives para ti, vives para el otro o los otros.
Entonces no eres dueño de tu vida,
los demás son los dueños de tu vida porque vives pendiente de que alguna vez quizá, tal vez, en una de esas, con ayuda de Dios esa persona despierte.
Interlocutor: -Claro...
Johnakan: -Que despierte, perfecto.
Pero mientras tanto tú haces tu vida, porque si vives pendiente de ver cuando despierta, no vives tu vida,
no disfrutas,
porque tu mismo ego no te deja.
Eres esclavo de una situación.
Y lo más grave es que ya te has alejado,
entonces ya no tiene influencia directa.
Ya es tu ego el que te influencia, no la otra persona.
Entonces la lucha no es contra la otra persona, de cómo se comporta o cómo se dejó de comportar porque ya está lejos.
Pero mientras tu ego busque una reparación porque de alguna manera, lo digo irónicamente, el pretender que la otra persona desconecte su piloto automático es buscar una reparación:
"Que desactive su piloto automático, que se dé cuenta aunque sea por tres minutos lo que me hizo, lo que me hizo, que me pida disculpas y que después siga con su piloto automático".
-¡Ah! Pero yo me quedo tranquilo porque me pidió disculpas.
¿Quién se queda tranquilo?
El ego se queda tranquilo
porque el ego es infantil y el ego siempre reclama.
Porque el ego jamás va a ser independiente,
el ego es dependiente porque el ego es niño,
es infantil,
el ego siempre necesita una disculpa,
una reparación,
un aplauso.
El ego necesita ser reconocido, siempre reconocido.
Al ego le molesta que el que otro sea indiferente.
Le molesta.
Entonces seguimos estando dependientes del otro o de los otros.
Cuando nosotros derrotemos al ego, derrotarlo significa acabar con esos roles,
porque el ego forma parte de la mente reactiva del espíritu,
derrotarlo significa poder integrar esos roles que seguramente van a volver a salir pero tenerlos controlados:
-¡Eh, tú te quedas allí, yo no te he llamado!
Qué tranquilidad.
La persona me dañó...
Que me pida disculpas o que no me pida disculpas ya deja de ser mi problema.
Que haga lo que desee mientras no lo haga conmigo o en contra mía,
porque entonces dejo de ocuparme de ese reclamo para ocuparme de mi propia vida
y hacer mis cosas.
Porque mientras yo me sigo ocupando de otras cosas que no tienen sentido
no trabajo,
no estudio,
no disfruto,
no juego,
no nada.
Estoy gastando mi vida.
Y si bien el plano físico no es la verdadera vida,
nunca dije que no hay que disfrutarla al máximo.
Y que no se malentienda la frase
"disfrutarla al máximo".
Disfrutarla al máximo no significa pasar por encima de la felicidad del otro u opacar la felicidad del otro.
No…
significa
disfrutar y compartir ese placer
en el caso de que otras personas quieran compartirlo.
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