La vida humana está plagada de altibajos, de alegrías y tristezas. Estas experiencias tienen el propósito de servir al hombre como aprendizaje. La vida sería desabrida si no hubiera pruebas ni dificultades. Son estas dificultades las que hacen surgir en el hombre los valores humanos. No se puede obtener el jugo de la caña sin estrujarla. No se puede aumentar el brillo de un diamante sin cortarle y hacerle muchas facetas. Debemos desechar nuestras pequeñeces y desarrollar una amplitud de miras, mediante el cultivo del amor. Sólo cuando soportamos diversas dificultades podemos experimentar la dulce dicha de tomar conciencia de nuestro Yo Mismo. Por lo tanto, las dificultades deben ser bienvenidas, y deben ser superadas. Cuando superemos las dificultades, es seguro que experimentaremos a la Divinidad.
SAI BABA
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