Si una persona busca en la parte espiritual la felicidad,
debe entender primero el poder que proporciona el don de la meditación
y el esfuerzo que significa no prestar atención al mundo de las apariencias,
observando sólo la Presencia del Absoluto en el interior de cada semejante.
De esa manera,
la Presencia Divina sería captada en cada célula del que busca esa Luz,
dándole así con plenitud toda la felicidad que ese ser pueda desear
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