“Aún el Rey más flojo huye despavorido ante la amenaza de un Jaque doble” (Aaron Nimzowitsch)
miércoles, 23 de septiembre de 2015
El artesano de Blanco Y Negro Por Marcos Hernández
EL ARTESANO DE BLANCO Y NEGRO
Linda Lucia aprendió a jugar al ajedrez a sus 12 años de edad, fue su abuelo quien le regalo aquel juego especial de madera con casillas en relieve y dedicó las tardes a enseñarle. Bastaron pocos días para que Linda Lucia se enamorara del tablero y sus piezas. El ajedrez comenzó a ser su pasión, fue su primer amor.
Después de 3 meses de haber aprendido a jugar, Linda Lucia comenzó a participar en los diferentes torneos del país y aunque no gano la mayoría de ellos, poco a poco fue perfeccionando el arte de su ataque y su defensa, su juego mejoraba en cada competencia, mientras más jugaba, se hacía más fuerte y era más difícil derrotarle. Transcurrido un año de prácticas y torneos a lo largo de todo el país, Linda Lucia gana su primer torneo y recibe como premio un hermoso trofeo de madera con la figura de un Peón, al tomar en sus manos aquella figura se sintió muy feliz y se prometió a si misma que alcanzaría el máximo título de maestría en ajedrez, en honor a su abuelo, el titulo de Gran Maestro Femenino de Ajedrez. WGM
_ “No volveré a perder nunca una partida de Ajedrez” se dijo. Y recordó el día que su abuelo le obsequio aquel ajedrez de madera a pesar de su condición de no vidente... Ese día, palpó el tablero, sus piezas y dijo:
_ Abuelo ¿un ajedrez? ¿Es broma? Sabes que no podré jugar porque soy ciega, has malgastado tu dinero en este obsequio.
Y el abuelo respondió:
_ Si no deseas aprender lo respeto, pero no uses tu discapacidad visual como pretexto para perderte la maravilla del ajedrez. Esté juego simplemente es una representación visual física para tus oponentes, los cuales en su mayoría de los casos si podrán ver, pero no tendrán mejor visión que tu, porque tu verdadero tablero estará en la mente y en el corazón y esa será tu ventaja.
Y así el abuelo comenzó su primera lección de ajedrez para ella.
_ Lo primero que debes conocer son las 64 casillas del tablero, conviértelo en una parte de ti. Imagina un cuadrado de 8x8 con casillas blancas y negras de manera alternas, 8 casillas de izquierda a derecha identificadas con letras desde a hasta la h y 8 casillas de abajo hacia arriba enumeradas del 1 al 8, la casilla a1 es de color negro y la casilla h1 es de color blanco, ahora construye tú el resto del tablero.
Después de reflexionar unos minutos Lucia respondió: _ “¡Lo tengo!”
_ ¿De qué color es la casilla c5? Pregunto el abuelo.
_“Negra” respondió Lucia.
_“Bienvenida al mágico mundo del ajedrez mi pequeña Linda Lucia” expreso el abuelo con orgullo.
Desde ese día, inicio Linda Lucia el transcurrir de su vida por los caminos hacia la maestría, entre ciudades abstractas alejadas de casa. De ganar torneos, en algunos recibió como premio dinero en efectivo, dinero que usaba para viajar a sus siguientes competencias, en otras el dinero en efectivo venía acompañado de hermosos trofeos tallados en madera con la forma de alguna pieza de las de su amado juego, las cuales conservó para colección.
El segundo tallado en madera que ganó fue un Alfil, el cual le enamoró el detalle de llevar una cicatriz en el pecho, que según ella le había dejado la Dama, esas simpleza de las cosas le gustaban a Linda Lucia, cosas sencillas que la hicieran soñar. Su tercer galardón fue una hermosa Torre de madera, la cual le hacía pensar en el abuelo, tan fuerte como la Torre, protector y su apoyo incondicional hasta el último de sus días. “Abuelo eres mi Torre” así le decía para expresarle su amor. Cuando ganó el Caballo la bella ajedrecista se posicionaba solo a una norma para obtener el título de Gran maestro Femenino de Ajedrez, se encontraba a un paso de cumplir la meta que se propuso unos años antes en honor al abuelo.
En el torneo siguiente Linda derrotó a todos sus rivales con gran facilidad, ese sería el torneo más especial de su carrera, allí recibe el pergamino que la reconoce como Gran Maestro Mundial de Ajedrez Femenino y la estatuilla de la Dama en madera, la Dama al igual que las otras piezas también llevaba el detalle de la firma en relieve del artesano que las construyo y lo que más llamó su atención fue que llevase el mismo nombre del abuelo “Jacinto”.
Al cumplir 21 años Linda Lucia ya tenía una colección de trofeos en madera y el titulo de Gran maestro Femenino de ajedrez, sólo quedaba una cosa más por hacer antes de jugar su próximo torneo, conocer en persona al artesano que fabricó las piezas que ahora eran su colección a Jacinto el artesano de blancos y negros.
La joven ajedrecista se valió de amistades para encontrar la dirección exacta de Jacinto el artesano de blancos y negros, y emprendió su viaje a Tinaco en el Estado Cojedes, al llegar al taller, el artista trabajaba en los detalles finales de un Rey de madera, interrumpió su trabajo al sentir la presencia de Linda.
_ Buenas tardes_ exclamó la chica al presentarse.
_ Soy Linda Lucia una ajedrecista Invidente, he venido jugando torneo tras torneo ganando cada una de las piezas que fabrica, quería conocerle en persona, admiro mucho su trabajo y su arte es de gran valor para mí, es usted un artista.
_ Imagino que debe jugar muy bien al ajedrez, se nota por el amor que desbordan las piezas que fabrica, eso percibo al palpar detalladamente cada una.
Jacinto escuchó atento los argumentos de Lucia para responderle: “el placer es mío Linda Lucia, he oído hablar de ti y es para mí muy grata tu visita y más el saber que cada una de mis piezas, las cuales ganaste por tu gran talento, sean tan importantes para ti, en ellas coloco todo mi amor por que disfruto mucho cuando las hago, no porque sea un genio del ajedrez, a decir verdad nunca aprendí a jugarlo, no tuve quien me enseñara, ni con quien jugar. Descubrí este juego una mañana al encontrar un tablero en el viejo baúl de mi padre. Detalle cada una de sus piezas con el deseo de aprender, instrucción que nunca llegó. Y un día decidí que aprendería a fabricar cada una de las piezas del tablero y que cada campeón ajedrecista del país llevaría a su casa como premio, las piezas del artesano de blancos y negros.
A Linda Lucia le impresionaba la pasión que el artesano colocaba en sus palabras al hablar del ajedrez y se preguntaba el por qué no había aprendido el movimiento de piezas.
Como si leyese sus pensamientos Jacinto terminó por responder la interrogante de Linda Lucia
“Al igual que tú, yo también soy invidente quizás me limite y por eso nunca aprendí”
Y Linda Lucia lo comprendió e inmediatamente respondió:
_Tu aprendizaje ha llegado a las puertas de tú taller, yo te enseñare a jugar al ajedrez.
Y desde ese día, nacería entre Lucia y Jacinto la más bella de las amistades, se harían compañía y cada uno seria el complemento del otro convirtiéndose en Dama y Rey sobre el tablero.
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