De cómo una corbata chillona ganó una partida de ajedrez...Hace casi ochenta años, el domingo 8 de mayo de 1927, el periódico "Times Signal", publicado en Zanesville (Ohio) incluía un artículo sobre los trucos de los grandes ajedrecistas. Habla de "elementos desquiciantes", tales como llevar ropas chillonas o fumar puros baratos, que usaban los maestros del ajedrez para poner fuera de juego a sur rivales.
La parte superior de la página se dedica a estadísticas de accidentes, ilustrándose con la chica ligera de ropa de mitad de la página las partes del cuerpo que más se lesionan en los accidentes: cabeza 4.3%, ojos 5.8%, brazos y manos 53.0%, tronco 8.1%, piernas y pies 28.8%.
Aquí tienen el texto completo sobre ajedrez, para su disfrute y goce:
Cómo una corbata chillona ganó una partida de ajedrez¿Qué es lo que le saca de quicio?
Ningún talento es tan valioso para cualquiera como la concentración. Su capacidad de pensar con lógica es la ventaja principal de un hombre sobre un gorila, que sustituye la actividad cerebral con balancearse colgado por la cola.
Pero el arte de la concentración es como una prueba deportiva. Siempre hay un "obstáculo mental". Un escritor muy conocido, por ejemplo, puede concentrarse en una sala de calderas, pero se angustia inmediatamente si alguien comienza a silbar. Otro se pregunta porqué es ilegal el homicidio cuando un vecino tamborilea en una mesa. Sin embargo, en ninguna profesión son tan evidentes los “obstáculos mentales” como en la de los maestros de ajedrez: elementos desquiciantes como cigarros fuertes, corbatas chillonas y lápices sobredimensionados frecuentemente han resultado ser factores decisivos en partidas disputadas estrechamente.
Detalle:
Jose R. Capablanca, el único entre los grandes maestros que no temía a los elementos desquiciantes. Su capacidad de concentración maravillaba a sus rivales.
Entre los campeones más taimados está el Dr. Emanuel Lasker, de Alemania. Aunque de ordinario sólo le gustan los puros habanos más finos, invariablemente aparece en los torneos fumando los cigarros más bajos, vomitivos y baratos. Un rival, el gran Maroczy, se dice que una vez se rindió para no tener que soportar el humo. Lasker también hace uso del bostezo para poner de los nervios a sus oponentes. Por último, el Dr. Janowsky, un jugador muy nervioso, reclama haber perdido un importante campeonato en Austria porque su adversario usaba lavanda y un pañuelo de cuello rojo.
Frank Marshall, campeón norteamericano, entra en una crisis de pánico si alguien lo felicita antes de una partida. El Dr. Alexander Alekhine, campeón francés, enferma con facilidad sin su “lápiz de la suerte”. Sólo Capablanca es inmune al desquiciamiento. No tiene debilidades, dicen sus rivales.
Detalle:
Una vez el maestro Maroczy le dio la partida al Dr. Emanuel Lasker porque no podía soportar el humo de su puro.
El campeón norteamericano Frank J. Marshall, sufría una crisis de pánico si alguien lo felicitaba antes de un torneo.
El maestro francés Dr. A. Alekhine enferma con facilidad en un torneo sin su lápiz de la suerte.
Detalle:
Corbata chillona.Primer plano del pañuelo de un ajedrecista que consternó tanto a un rival que perdió la partida.
"Truco" de LaskerUn bostezo enfurece tanto a muchos que ajedrecistas que sus partidas se resienten.
Detalle:
El mago alemán Dr. Emanuel Lasker, cuyo repertorio de tretas le permitió ser Campeón del Mundo durante 29 años.
La información y los escaneados fueron facilitados por Lawrence Totaro, un investigador y coleccionista de Las Vegas (Nevada) Lawrence es miembro de la Ken Whyld Association, la UACC, The Manuscript Society y The Ephemera Society.
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