Sunday, February 24, 2008

el accidente aereo en merida, y el dolor de una madre , ante la perdida inesperada de su hijo, me conmovio mucho.

SINIESTRO. HAN OCURRIDO 73 ACCIDENTES EN LA ZONA
La ruta del 518 es una guillotina


Foto: REUTERS
Frente a tantos accidentes, en los años 70 se trazó otra nueva ruta. Sin embargo, algunos aviones siguen usando el callejón aéreo. Deben cumplirse procedimientos, advierten expertos.

Hallan las cajas negras. Ya han rescatado 13 cuerpos, entre ellos el del niño Eisberth Quintero, hijo del alcalde Alexander Quintero. Rescatistas pernoctan en la zona del impacto.

El Inac levantó ayer la sanción de cierre contra la aerolínea. Santa Bárbara Airlines registra el accidente como el único de la empresa en 13 años de operaciones.

El papa Benedicto XVI expresó sus condolencias al país. “Y ahora ¿qué hago?, ¡estoy sola en el mundo!”, narró María Gómez, madre del piloto. Decretan tres días de duelo en Mérida.

Texto: Maidolis Ramones / Sabrina Machado
“¿Y ahora qué hago? ¡Dios mío! Estoy sola en el mundo. Él era lo único que tenía en la vida y se me fue. Mi hijito nunca hubiese creído que le pasaría eso porque amaba su trabajo y su vida era volar, volar y volar.



Hace ocho años, cuando comenzó en la línea, me daba un poco de temor que trabajara en el aire, pero logró transmitirme mucha confianza y, luego, me demostró que era un excelente piloto. Todo el mundo lo decía.



Trabajaba mucho y era un trabajador ejemplar. Siempre me contaba cómo le había ido o lo que estaba haciendo, aunque yo no entendía nada de eso. ‘¡Mamá!, saqué siete puntos... saqué ocho.. o saqué tantos. Salí bien en los exámenes’, me decía y yo respondía: ‘Tú sabes que yo no entiendo nada de eso’, y él se reía. Siempre estaba alegre.



En verdad, yo no entendía nada de exámenes ni de puntos. Lo único que sabía es que mi hijo que era muy bueno. Era excelente.



Sabía la calidad de piloto que era. A los 17 años ya era piloto. Era un gran piloto. Aldino estudió en la escuela privada de Maiquetía Santo del Ángel. Cada vez que regresaba de Francia, donde tenía que realizar cursos, llegaba hablando de sus calificaciones. Mi hijo era un gran piloto. Él era uno de los mejores para viajar a Mérida, además esa ciudad le encantaba.



Sabía que me daba miedo que volara y siempre reía y decía: ‘'Yo estoy más seguro allá arriba que aquí'’.



...



Aldino nunca me hizo pasar un susto y el único que pasé fue también el último.



El jueves, estaba viendo un programa de televisión y, de pronto, lo interrumpieron: ‘Se ha extraviado un avión de la aerolínea Santa Bárbara que cubría la ruta Mérida-Maiquetía’, dijeron.



Enseguida me puse en alerta. Llamé a mi nuera para preguntarle para dónde andaba Aldinito y, cuando me dijo, pegué un grito. Las dos comenzamos a gritar. Eso fue como a las 6:00 de la tarde y él había llamado antes de salir del aeropuerto para decirnos que ya venía de regreso.



Desesperadas, llamamos a (la línea) Santa Bárbara. Un hombre nos atendió y nos dijo que nos calmáramos, que existía la posibilidad de que hubiese aterrizado en otro lado por emergencia, o de que fuera un secuestro. No tenía, necesariamente que ser una tragedia, pero lo fue.



...



Mi hijo ni siquiera tenía el presentimiento de que se iba a morir. Lo único que me dijo relacionado con la muerte fue a finales del año pasado. Compró un apartamento y me dijo: ‘Lo voy a colocar a tu nombre para que si me muero tengas esto’, pero qué me iba a imaginar yo que él moriría primero que yo.



Cuando falleció mi esposo, hace 20 años, él se encargó de la panadería que dejó, pero le gustaba mucho la aviación. Entonces, se inscribió en los cursos. Estudió en Francia y, después, comenzó a trabajar en Santa Bárbara.



Todo el mundo lo quería porque era muy inteligente. Incluso ya daba clases a los pilotos que estaban empezando. Yo me sentía muy orgullosa de él.



Él era mi único hijo. Me dejó dos nietos... ellos serán mis hijos, es lo único que me queda de él. Ahora, qué será de mi vida. ¡Dios mío!



Aquí estoy, en mi casa, aún sin poder creer qué se me haya ido, aunque vienen muchos capitanes, compañeros de él, a darme el pésame y a decirme lo amigable que era y la terrible pérdida que ésto significa para ellos.



...



Yo lo que le pido a las autoridades es que investiguen bien por qué sucedió este accidente y por qué mi hijo no pudo reportarse. Algo tuvo que haber pasado.



A las 7:00 de la noche de ese día fue que nos dijeron que era un accidente. El dolor es grande. Estamos inconsolables porque somos su familia y él nos dio mucho de su vida.



Las Navidades pasadas estuvo en Europa. Aldino, los pocos años que vivió, los gozó. Mi hijo era un hombre que le gustaba gozar de la vida, de ir a restaurantes, le encantaban las motos y los carros, los tuvo de todos tipos, descapotables, como los quisiera. Pero por encima de todo, estaba su familia a la que cuidaba en cada momento.



Ahora mismo me acaban de decir que van a sacar los cadáveres. ¡Qué dolor! Si mi hijo, donde quiera que esté puede ver lo que pienso, quisiera que supiera que siempre me sentí y me sentiré, orgullosa de él.



Sus hijos perdieron lo más preciado, yo sólo espero que no los dejen solos, que no los abandonen y que la aerolínea responda.



Mis nietos son lo único que me queda... Todo ésto es duro, pero sé que en cualquier trabajo puede ocurrir un accidente”.

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