Sunday, November 03, 2013

si buscamos a los otros para ser felices nuestra felicidad dependería de ellos, no de nosotros.

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Sesión 12/09/13
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Paco, rol de la entidad

La entidad conceptúa que la vida pasa por entender que no todos van a estar de acuerdo con nosotros con nuestra forma de pensar, de ser, de opinar. Y que la felicidad pasa por ser completos nosotros mismos y luego compartirla con la pareja, con un amigo, con la familia porque si buscamos a los otros para ser felices nuestra felicidad dependería de ellos, no de nosotros.
Sesión en MP3 (2.866 KB)

Entidad: Siento un fuerte sopor suprafísico porque he pasado por distintos niveles de energía y es como que de alguna manera alteró mi perspectiva.

Yo tenía una visión de la vida física donde se aprendía a través de distintas experiencias y teníamos en contra que al no tener memoria reencarnativa podíamos fracasar en cuanto a revertir lecciones kármicas o en efectuar alguna lección determinada. Ahora no pienso así. Ahora pienso que muchas cosas no es que estén programadas pero entiendo que es como que tenemos que pasarlas como para templarnos un poco más.

¡Cómo olvidarme del nombre Paco! Recuerdo que en una vida en Almería me llamé Paco. Era un joven que tocaba la guitarra maravillosamente.

Tenía un padre muy conservador. No es que a él le disgustara la música pero él entendía que la música era para reuniones festivas y no como medio de vida.

Lamentablemente papá era alcohólico. Un día llegó de estar con otros jóvenes amigos del poblado y encuentro la guitarra destrozada, papá tumbado en la cama completamente alcoholizado y mamá en la cocina llorando.

Siempre lo seguí tratando a papá normalmente pero por dentro sentí que algo se había roto en mí aparte de la guitarra, mi respeto, por sobre todas las cosas mi respeto por él.

Nunca tuve enfrentamientos incluso cuando fui más grande porque si bien en los últimos años se volcó a la bebida no era como los otros hombres que castigaban a sus mujeres o las trataban mal de palabra. Él llegaba y se tumbaba en el camastro a dormir y al día siguiente se levantaba a trabajar y ni se acordaba de lo que había hecho el día anterior.

Recuerdo que al día siguiente vio la guitarra rota y se encogió de hombros. Jamás iba a pensar que no sabría que fue él. ¡Vamos! Pero es como que no le dio importancia, como que nunca le dio importancia a lo mío. La música era para las fiestas.

Me acuerdo que me encontré con el tío Joaquín, que tenía un comercio. Cinco años más tarde empecé a trabajar con él y me pude comprar otra guitarra. Había una reunión los días sábado en un teatro y había un grupo de gente que también tocaba distintos instrumentos y pedí sumarme a ellos para sumar el grupo de aficionados. Y atraíamos gente. Incluso otro joven, Carlos, pasaba una bolsa y nos daban monedas.

Mamá siempre me iba a ver, papá no. Nunca le pedí explicaciones. Me daba la impresión como que a él no le interesaba nada de lo que yo hiciera.

Yo tenía un profesor de música. Como trabajaba con el tío le podía pagar. Le conté el tema de la familia.

Me dice: -Tú eres quien eres más allá de la opinión de cualquiera.

-Pero no es cualquiera, es mi padre.

Y me respondió: -Tú eres quien eres.

Me dio la impresión que esa persona era sabia mucho más allá de la música porque me decía que la gente antes de aprender a leer y escribir aprende a opinar, a publicar. Después a leer y escribir. Entiendo que hablo con una ironía dolorosa pero es cierto. Me explicó que la importancia del hombre va más allá de las críticas, va más allá de que te presten atención o no, va más allá de la labor que quieras emprender.

-Porque, ¿qué hubiera hecho tu padre -me dijo- si tú hubieras sido un eximio guitarrista y hubieras recorrido desde Madrid hasta el Mediterráneo? Entonces no es una cuestión de música, no es una cuestión de que sea algo solamente para las fiestas. Es una cuestión de dinero acá porque tú eres famoso: ganas.

Pero no dejaba de ser doloroso para mi persona porque si yo hubiera triunfado y mi padre me hubiera aprobado no me hubiera aprobado por mí, me hubiera aprobado por el dinero que yo hubiera ganado. Era lo de menos si yo tocaba bien o si yo tocaba mal.

Y empecé a entender que no me interesaba la opinión pero también estaba pendiente -yo no me voy a engañar con eso-, como que tenía algo dentro que me hacía estar pendiente de la opinión de él. Y me enojaba con mi propia persona.

Recuerdo cuando conocí a Isabel. Isabel tocaba el piano, para nada eximia pianista. Pero su familia tampoco la valoraba. Ella tocaba únicamente piano en las clases porque no tenía el dinero para comprarse un piano. No es lo mismo que una guitarra.

Estuvimos casi un año de novios, nos casamos. Mamá vino a la boda, papá no. Y ahora no tenía nada que ver porque era un casamiento. No estamos hablando de un espectáculo musical pero me daba la impresión que papá cada día estaba peor por la bebida. Mamá, a veces no me contaba pero vuelvo a insistir: no la trataba mal, directamente no la trataba. Casi nunca cenaba porque llegaba bebido y al camastro.

Yo voy a decir una cosa, como thetán, alejándome del rol, alejándome de Paco. Creo que las distintas encarnaciones nosotros como seres encarnados daría la impresión que siempre necesitamos un lugar donde respaldarnos, un hombro donde apoyarnos, un oído que nos escuche, una mano que nos abrace. No está mal. Hay un cuento del plano físico: Robinson Crusoe, que está en una isla. Entiendo que él también necesitaría quien lo abrace.

La vida pasa por otro lado. La vida pasa por entender que no todos van a estar de acuerdo con nosotros con nuestra forma de pensar, de ser, de opinar. Y nos vamos a dar cuenta con los seres más cercanos porque habrá seres que tratemos muy esporádicamente y no vamos a formarnos una opinión con los pocos datos que tenemos.

Nosotros podemos tener armonía, lograr armonía en soledad pero no encarnamos para eso, encarnamos para vivir en sociedad, en familia, en pareja, en amistad y no digo que se cumplan todos los requisitos porque podemos tener pareja y no amigos o amigos y no pareja, familia y no amigos o podemos tener todo junto. Pero algo tenemos que tener. Pero no es que tenemos que buscar una familia o una relación de pareja o una amistad para ser felices. Eso lo dice un excelso Maestro de Luz. Tenemos que llenarnos, ser completos nosotros mismos y luego compartirlo con la pareja, con un amigo, con la familia porque si buscamos a los otros para ser felices nuestra felicidad dependería de ellos, no de nosotros. Y esa no es una frase mía, está dicha por un excelso Maestro, que tiene toda la razón del mundo. Entonces la felicidad pasa por nosotros. Pero quizás yo que tenga una percepción más limitada que el Maestro de Luz y tal vez diga una cosa muy infantil pero, ¿no es como el cuento del huevo y la gallina? Para ser feliz yo necesito un incentivo, una compañía.

Pero el Maestro de Luz dice: -No, no. Tú tienes que ser feliz y luego compartir esa felicidad con esa compañía: pareja, familia, amigos, lo que fuera.

-Ahora, si no tengo la pareja, si no tengo los amigos, si no tengo la familia o tenemos distintos puntos de vista o directamente no nos tratamos o no nos comprendemos, ¿de dónde tomo la felicidad? ¿Qué es? ¿Como abrir un grifo, una canilla y sale la felicidad como sale el agua? ¿Cómo lo hago?

-No, no, no. Es un trabajo interno, me dice el Maestro de Luz.

-Pues vaya trabajo que me has dado.

El Maestro de Luz me dice: -No, no. No es algo que yo te he dado, tú lo haces si quieres. Como hay libre albedrío nadie obliga -me refiero a una labor, ¿no?-, lo que se da sin medida es el Amor pero una labor no es que se da. A lo sumo se te dice "Para lograr tal cosa tienes que hacer tal otra".

O sea, para lograr tal objetivo tienes que hacer tal labor. Entonces el Maestro de Luz no te dice que tú hagas esa labor, te dice "¿Quieres esto? Bueno, gánatelo".

Y entiendo que la labor pasa por la voluntad, pasa por entender que así como nosotros -porque para hablar del otro también tenemos que hablar de nosotros- somos limitados en muchas cosas el otro también es limitado, como en esta vida mi padre.

Y el excelso Maestro de Luz dice: -Al final de tu vida, en Almería, tú has tenido lástima por esa persona que murió sin pena ni gloria. Y la lástima también es ego. Deberías haber tenido compasión. Pero como tenías sentimientos encontrados aun después de muerto te sentías con un nudo en la garganta porque la emoción no te dejaba vivir y podías llegar a contagiar a tu pareja o a tus hijos.

Y en esta vida me quedó un engrama porque debemos entender -dicho por este excelso Maestro de Luz- que así como nosotros somos limitados el otro también es limitado. Y no se puede pretender que el otro dé lo que no tenga porque si esa persona no se respeta a sí misma porque bebe, porque es alcohólica y lo termina matando la bebida era que no se quería porque era tan cobarde que se refugiaba en la bebida para tapar los problemas que nunca contaba. Entonces, ¿cómo podía uno exigir que apreciara tu guitarra, que apreciara tu música, que apreciara tus amigos o a la esposa que tocaba el piano? No podía apreciar nada porque no podía consigo mismo.

Y entendiendo eso, ya una vez desencarnado en esa vida, me di cuenta de que sentía rencor en vano porque le estaba pidiendo peras al olmo y la persona no tenía la culpa de ser limitada. No estoy justificando. Un poco de voluntad podemos poner porque si no entonces todos nos lavamos las manos como Poncio Pilatos. Nací así, acéptenme. No, no, no. A trabajar, a cambiar, a modificar esos hábitos negativos, ¡caramba! Si no, ¡qué fácil que lo hacemos! Nací así... Es como soy... No, eso es una excusa. Eso es una excusa que tiene la mayoría, las personas básicas, que después dicen "Es lo que me tocó vivir". "Es lo que soy". Y así les va.

Pero estoy contento porque hubo un cambio de energía en mí como ser suprafísico. Y de alguna manera es como que mi parte encarnada lo va a ir sintiendo ese cambio viendo, percibiendo, sintiendo. ¿Que va a seguir teniendo altibajos? Seguramente porque está en el plano físico. Pero va a tener más fuerza, más determinación para poder confrontar. "Con-fron-tar", que no es enfrentar. Confrontar es hacerse cargo del tema con altura, con actitud y sin perder el control. Porque cuando el ser encarnado pierde el control se lastima a sí mismo. Es como el rencor: ¿A quién le duele la garganta? A la persona. ¿A quién le duele el estómago? A la persona. ¿A quién le duele el plexo solar? A la persona. El otro ni se entera.

Voy a descansar conceptualmente. Gracias por permitirme relatar esa vida.

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