La religión es positiva para regular la presión sanguínea
19 de mayo de 2006.-
La participación en actividades religiosas tiene un efecto positivo sobre la presión sanguínea, según un estudio presentado en la reunión de la Sociedad Estadounidense de Hipertensión, en Nueva York.
Durante las últimas dos décadas, diferentes estudios han procurado medir si las creencias religiosas y las oraciones de los pacientes -o en favor de los pacientes- tienen algún efecto sustancial en la evolución de sus males o la recuperación después de intervenciones quirúrgicas.
Al término de un estudio hecho entre más de 5.300 personas de raza negra en EEUU, los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Misisipi, en Jackson, encontraron otros efectos positivos de la religión entre los pacientes.
"Las disparidades cardiovasculares entre los afroamericanos están ampliamente reconocidas", señaló en una declaración Sharon Wyatt, una de las investigadoras. "La hipertensión es un factor en el desarrollo de los males cardiovasculares entre los afroamericanos".
"Nuestras conclusiones muestran que la integración de la religión y la espiritualidad -la concurrencia a la iglesia y la oración- pueden proteger a los individuos expuestos al estrés y pueden demorar los efectos destructivos de la hipertensión".
El Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa de EEUU señaló en un comunicado que "algunas investigaciones anteriores han sugerido que la religión y la espiritualidad pueden tener un efecto protector de la salud en el resultado de las enfermedades".
Sin embargo, en marzo pasado, un grupo de científicos que estudiaron los posibles efectos beneficiosos de las plegarias para la salud, publicó un artículo en la revista "American Heart Journal", en el que afirmaban que la oración en favor de un enfermo no sirve para ayudar en su curación.
En este caso, el equipo encabezado por Herbert Benson, del Instituto Médico Mente/Cuerpo del Centro Médico Beth Israel Deaoness, en Boston (Massachusetts), estudió el efecto de las oraciones de otros en favor de pacientes operados de corazón a los que se trataba en seis hospitales de EEUU.
Este estudio, que la Fundación John Templeton respaldó con 2,4 millones de dólares, prestó atención a lo que ocurría con 1.802 personas con desvío coronario, a quienes se dividió en tres grupos.
De los participantes, 604 fueron objeto de oraciones de intercesión después que se les dijera que quizás las recibieran y 597 no tuvieron oraciones de intercesión también tras comunicarles que podían o no podían recibirlas.
Un tercer grupo de 601 pacientes recibió oraciones de intercesión después de que se les informase de que las recibirían durante 14 días a partir de la noche siguiente a la intervención quirúrgica.
Tras analizar todos los casos, se llegó a la conclusión de que las oraciones no afectaban, sostuvo el artículo.
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