Che, el poeta futuro
Marco Vinicio Mejía
Ernesto Che Guevara ha ejercido y cumple una enorme influencia, especialmente entre la juventud, como ejemplo de permanente espíritu crítico, integridad moral y austeridad. Esta condición le permitió rechazar los convencionalismos, la fama y los privilegios. Una gran cantidad de hagiografías lo muestran como un tipo antropológico superior, en quien bulle la necesidad de transformar tanto a la sociedad como al individuo, con gran sensibilidad ante las injusticias y capaz de llegar hasta la propia inmolación.
Sólo los que odian más y conocen menos pueden afirmar que fue un "sanguinario". El afán de contribuir a su mitificación, de insistir en abordarlo como un icono ante nuestra inconfesada imposibilidad de vivir heroicamente, no ha permitido apreciar que dentro del revolucionario sin concesiones, aguarda una persona de gran ternura, quien encontró en la poesía el medio más sublime para expresar sus sentimientos.
La apologética de Guevara evita su impermeabilidad frente a la duda, la aspereza de carácter que debió encauzar a lo largo del tiempo y un tono autoritario. Lo inocultable es que mantuvo las manos inmaculadas al no dejarse corromper por el poder y resistir las delicias deletéreas de la privilegiatura.
La constante lucha contra el asma, lo llevó a afrontar los mayores desafíos, en cotidiana contienda con la muerte. Es memorable su convicción del "absoluto sentido fatalista de mi misión que me quita todo miedo". Esa creencia terminó en las palabras que le dirigió a su verdugo: "Póngase sereno, usted va a matar a un hombre".
A cuarenta años de su asesinato en el pequeño pueblo boliviano de La Higuera, este libro presenta una faceta suya desconocida. Calificarlo como poeta, no proviene de constatar que escribió con palabras exquisitas sino porque supo decir con precisión acerca de lo que no podía hacerse de otra manera.
Cuatro décadas después de su muerte, tan escabrosa como heroica, sus enemigos no son sólo a quienes combatió. Sus peores adversarios son los que han querido vaciar de contenido su imagen hasta estamparla en camisetas y conducirlo al mercado de las cosas inútiles. Ahora el recuerdo es para el joven Ernesto, quien se lamentaba de un mundo "en el que hay que luchar por lo evidente".
Lector de poemas, creador él mismo, ha inspirado a poetas para convertirse en viva sustancia de acentos que nutren el imaginario colectivo. Tras varios años de búsqueda, logré reunir textos que permanecían dispersos en testimonios inencontrables, con el propósito de guardarlos en la grata solidez de un libro. No pretendo "dulcificar" la vida y obra de Che Guevara. No es ocasión para especular sobre su gusto por la literatura.
El desafío es insistir en modificar nuestra manera de ver la realidad, acercándonos a Che con los ojos limpios y el corazón en la mano, repitiendo con Miguel Barnet: "Che, tú lo sabes todo, [...] No es que yo quiera darte / pluma por pistola / pero el poeta eres tú."
En nuestra Guatemala irredenta, tenemos necesidad de referentes terrenales para superar el escepticismo y el desencanto. Volver la mirada a Che tal vez provenga del tan confuso como desesperado intento de recuperar olvidados valores como la honradez absoluta, el afán de lograr la justicia y cultivar el sentido del sacrificio. También, la sensación de que fue estéril el martirologio durante una de las guerras internas más cruentas de Latinoamérica, pone en evidencia que cada uno, al igual que Guevara, sólo ha cultivado su espejismo personal.
De ahí la importancia de reflexionar en términos como los de Michel Foucault, quien nos muestra el camino en "Las palabras y las cosas" (1966): "La hazaña no consiste en triunfar realmente (por eso la victoria en el fondo no importa), sino en transformar la realidad en signo." Es, precisamente, lo que ocurrió con Ernesto Che Guevara, en quien falta encontrar lo esencial, esa alquimia particular de sintetizar y enfrentar a los contrarios, de reconciliar a Marx con Rimbaud, de encontrar a Guevara salvado por Che.
Además, busco reivindicarlo en su período de formación como revolucionario, etapa en la cual escribió estos poemas. En Guatemala experimentó la toma de conciencia, pero le negaron trabajo y la oportunidad de defender la revolución encabezada por Jacobo Arbenz. Esta experiencia definió su intransigencia, pues el imperialismo no hace concesiones. Después, encontró su causa y su destino entre los cubanos.
El 2 de enero de 1959, quien ingresó en La Habana ya no era Ernesto, sino Che. "Ahora empieza la revolución", advirtió. En Cuba, se concentró en la reforma agraria, la industrialización y la salud para todos, la última como "revolución dentro de la revolución". Abogó por un comunismo sin partido donde "los únicos privilegiados sean los niños".
Promovió el internacionalismo solidario que en la actualidad se extiende en las manos bienhechoras de las brigadas médicas cubanas que atienden a los pobres del mundo en los lugares más recónditos. La impaciencia lo condujo a la malograda misión en el Congo y, posteriormente, a Bolivia, donde fue asesinado el 9 de octubre de 1967.
Che es el coloso construido con miles de Ernestos, más o menos anónimos, que han luchado por la justicia y la emancipación. Ernesto Guevara llegó a ser Che gracias a una gran voluntad, una crucial toma de conciencia y la lucha por los desheredados de la tierra. Este libro también rinde homenaje a todos los pequeños Ernestos que nunca llegaron a ser Che, pero que entregaron sus vidas por la causa en que creían.
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Las obras dedicadas a destacar la conciencia literaria de Che identifican "tres grandes bloques": el ensayo, la literatura testimonial y el epistolario. El primero lo desarrolla en estudios, artículos y discursos en los que aborda temas de economía, política, sociología, historia, educación, relaciones internacionales, la guerra de guerrillas, y cultura en general.
La importancia que le concedió a la poesía se percibe en una sus alocuciones, dirigida a los trabajadores. Este es un ejemplo de lo que Denia García Ronda califica como la "poética política" de Che. Sin alardes de erudición, sus conceptos sobre el trabajo como el centro de la lucha por la construcción del socialismo se basan en un poema de León Felipe:
"Si ustedes me permiten, les voy a ‘empujar’ un pequeño versito. ¡No se preocupen, porque no es de mi propia inspiración, como se dice! Es un poema —nada más que unos párrafos de un poema— de un hombre desesperado; es un poema escrito por un viejo poeta que está llegando al final de su vida, que tiene más de 80 años, que vio la causa política que defendiera, la República española, caer hace años; que desde entonces siguió en el exilio, y que vive hoy en México. En el último libro que editó hace algunos años tenía unos párrafos interesantes. Decía así:
‘Pero un hombre es un niño laborioso y estúpido
que ha convertido el trabajo en una sudorosa jornada,
convirtió el palo del tambor en una azada
y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo,
se puso a cavar...’
Y después decía —más o menos, porque no tengo muy buena memoria—:
‘Quiero decir que nadie ha podido cavar al ritmo del sol,
y que nadie todavía ha cortado una espiga con amor
y con gracia.’
Es precisamente la actitud de los derrotados dentro de otro mundo, de otro mundo que nosotros ya hemos dejado afuera frente al trabajo; en todo caso la aspiración de volver a la naturaleza, de convertir en un fuego el vivir cotidiano."
Después de ese discurso, el "poeta en obras" que era Che le escribió a León Felipe, a quien había conocido en sus años mexicanos. En la carta, le cuenta que lo había citado para contradecir el pesimismo del poeta y proponer su imagen del "hombre nuevo": "Maestro: Hace ya varios años, al tomar el poder la Revolución, recibí su último libro dedicado por Ud. Nunca se lo agradecí, pero siempre lo tuve muy presente. Tal vez le interese saber que uno de los dos o tres libros que tengo en mi cabecera es El Ciervo; pocas veces puedo leerlo porque todavía en Cuba dormir, dejar el tiempo sin llenar con algo o descansar, simplemente es un pecado de lesa dirigencia. El otro día asistí a un acto de gran significación para mí. La sala estaba atestada de obreros entusiastas y había un clima de hombre nuevo en el ambiente. Me afloró una gota del poeta fracasado que llevo dentro de mí y recurrí a Ud., para polemizar a la distancia. Es mi homenaje; le ruego que así lo interprete."
Otro ejercicio escritural de Che es la literatura testimonial, registrada en los diarios de guerra. Sus apuntes durante la lucha en la Sierra Maestra, se convirtieron en los artículos que conforman sus "Pasajes de la guerra revolucionaria".
Después de que en diciembre de 1956 encallaron en un lugar equivocado en Cuba, en medio de un manglar de pesadilla, algunos rebeldes fueron heridos y otros huyeron en todas las direcciones. Ernesto recibió un balazo en el cuello. Creyéndose mortalmente herido, cayó en estado de shock y la imagen que llegó a su mente fue la del cuento "Encender una fogata": "Quedé tendido, disparé un tiro hacia el monte siguiendo el mismo oscuro impulso del herido. Inmediatamente, me puse a pensar en la mejor manera de morir en ese minuto en que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida, al saberse condenado a muerte por congelación, en las zonas heladas de Alaska. Es la única imagen que recuerdo".
Otra de sus crónicas se titula "A la deriva", en la que describe con maestría cuando él y sus hombres esperan la muerte, al igual que el protagonista de la obra homónima de Horacio Quiroga.
Después de la invasión mercenaria que derribó al gobierno de Jacobo Arbenz, Che inició "la gran aventura a México", en septiembre de 1954. Viajó en compañía del estudiante guatemalteco Julio Roberto Cáceres Valle, conocido como "El Patojo", con quien forjó una entrañable amistad. Juntos, compartieron las soledades y las premuras por sobrevivir en la ciudad de México. Después del triunfo revolucionario de 1959, Cáceres vivió en Cuba por invitación de Che y regresó a Guatemala, donde murió en uno de los combates que dispersaron la naciente guerrilla. La última crónica de "Pasajes.." es un retrato / homenaje para el amigo, de quien "vale la recomendación final de sus versos como un imperativo"
"Toma, es sólo un corazón
tenlo en tu mano
y cuando llegue el día,
abre tu mano para que el sol lo caliente..."
El tercer bloque lo constituye su epistolario. En varias cartas manifiesta su capacidad literaria, con un lenguaje directo y en las que recurre a metáforas sencillas para comunicar sus ideas. El 12 de abril de 1960, en carta al escritor argentino Ernesto Sábato, le dice: "Estimado compatriota: [...] cuando leí su libro Uno y el universo, que me fascinó, no pensaba que fuera usted —poseedor de lo que para mí era lo más sagrado del mundo, el título de escritor— quien me pidiera con el andar del tiempo una definición, una tarea de reencuentro, como Ud. llama, en base a una autoridad abonada por algunos hechos y muchos fenómenos subjetivos." Destaca que utiliza el pretérito "era" porque en esa época para Che lo más sagrado se había convertido su misión como revolucionario.
La pertenencia al campo de las letras era un propósito ajeno a su ideario, quedó plasmado en la carta que le dirigió a Juan Ángel Cardi, fechada el 11 de noviembre de 1963, para comentar las novelas inéditas de éste: "Si le sirve de algo esta observación, me alegro, si no, no tome a mal mi franqueza. No sé cuál es su edad, ni su vocación de escritor; la única pasión que me guía en el campo que Ud. transita es transmitir la verdad (no me confunda con un defensor a ultranza del realismo socialista.) Desde ese punto de vista miro todo."
En "El socialismo y el hombre en Cuba", su lúcido ensayo epistolar, critica el fallido camino del "realismo socialista" que preconizaba que la realidad debía ser reflejada no como es sino como debiera ser, obviando los hechos destacables unos y en otros contradictorios de la vida social.
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La literatura y la poesía ocuparon un espacio preferencial en la geografía personal de Ernesto Guevara de la Serna. Se manifestó de manera copiosa en sus lecturas y si escribió poco en su código metafórico, fue el medio para marcar los momentos decisivos de su corta pero intensísima vida. Ernesto fue uno de esos niños lectores que ahora están al borde de la extinción. Se dice que con la lectura uno no sólo aprende algo, sino que se convierte en alguien.
Los problemas de salud durante su infancia lo recluyeron en casa, en donde leía lo que caía en sus manos. Había algo de terapéutico en ese hábito, según el recuerdo de Rosario López, la cocinera de los Guevara: "...cuando le faltaba el aire y no podía respirar se quedaba sentado en el borde de su cama, agachado, con los coditos apoyados en una mesa chica y leyendo, siempre leyendo. Se ve que esa posición tan incómoda lo hacía sentirse mejor."
Celia se hizo cargo de la educación de su hijo mayor, lo que provocó una singular relación entre ellos: "él y yo siempre pudimos entendernos casi sin hablar, tal vez porque nos atiborramos juntos con muchos libros cuando no podía salir a jugar, nos conmueven los mismos versos, usamos la ironía como un escudo, sabemos reír de cosas sin importancia y tratamos de evitar los excesos sentimentales".
El estremecimiento poético de Che le vino de su madre Celia, quien prefería sus lecturas en francés y que repetía de memoria algunos fragmentos de Charles Baudelaire, el poeta de la nocturnidad que conecta la poesía francesa con la novela nómada angloamericana. Los poemas de éste sobre el viaje como una experiencia metafísica marcaron a Ernesto en su vocación de peregrino "de corazón ligero como un globo".
La lengua francesa era cultivada por las elites en Argentina y su inmersión en ese idioma, contribuyó a definir la bizarría intelectual de Che, a esa altivez que caracteriza al "color local" de un país que es un crisol de culturas. La arrogancia de Ernesto quedó de manifiesto cuando Alberto Granado, también gran lector y con quien emprendió su segundo viaje por América Latina, puso en duda que hubiera leído "Luz de agosto" de Faulkner, ya que en 1945 no había sido traducido al español, a lo que Guevara respondió: "Claro, lo leí en francés".
Su gusto ecléctico era tal que devoró, literalmente, a autores norteamericanos "comprometidos", como Steinbeck o Faulkner, rivalizando con Granado. Esa compulsión la admitió Ernesto: "Oye, Mial (de Mi Alberto), cada vez que el asma me ataca, o que tengo que quedarme en casa tratándome con los sahumerios que me han recetado, aprovecho esas dos o tres horas para leer todo lo posible."
Ernesto leyó la biblioteca juvenil clásica, desde Julio Verne y Jack London hasta Horacio Quiroga y Emilio Salgari. Las novelas lo introdujeron a la urgencia de la acción y abrieron su imaginación a territorios siempre inagotables. En Guatemala (1953-1954), durante la decisiva etapa de formación como revolucionario, compartió con la peruana Hilda Gadea, quien dio testimonio de sus afinidades: "En cuanto a cultura general, habíamos leído casi lo mismo: los clásicos, los modernos, e incluso también [sic] nos gustaban las novelas de aventuras y todo lo referente a viajes interplanetarios. Me contó, riéndose, que cuando estaba en Secundaria, se dedicó a leer verdaderamente y comenzó a ‘comerse’ la biblioteca de su padre sin orden alguno, pues los libros no estaban clasificados. Al lado de una novela de aventuras encontraba una tragedia griega y en seguida un libro marxista."
Che leía siempre y donde quiera. Antes de un entrenamiento de rugby, abría un libro y se ponía a leer, para desaparecer del mundo. Leía de manera "intensiva, caótica", pero conducido por una extraña guía. Un médico español, exiliado en Argentina, se sorprendió que con quince o dieciséis años, estaba sumido en la obra de Freud y lo comentó con sus hijos, ya que era una lectura "antes de tiempo".
Al descubrir una biblioteca en el Cuzco, Perú, se nutrió de obras de Historia y Arqueología. En México se empleó como vendedor de libros de una editorial y después como cuidador de libros en exposiciones. Allí leía sin obstáculos. En vísperas del viaje a Cuba en el Granma, compró "Reportaje al pie de la horca" de Fucik y "La joven guardia" de Fadeev, para obsequiarlos a su compañero Carlos Bermúdez.
En la Sierra Maestra, mientras otros dormían, él leía durante los pocos descansos y aprovechaba la luz de la hoguera. Su mochila era la más pesada porque estaba llena de libros. Su amiga Chana, una campesina, se sorprendió al verlo sumido en "esos libros sin dibujos, todos llenos de letras. [...] Cuando él cogía un libro, se quedaba calladito, medio ido, con la cara muy suavecita y como si estuviera en otro mundo".
Con los soldados y los campesinos de La Mesa, hablaba de los autores de esos volúmenes: Víctor Hugo, Rubén Darío, Tagore, Neruda. Acevedo, un joven de catorce años, hurgó en su mochila: "Cuál no será mi sorpresa, no es de Mao ni de Stalin, es lo menos que esperaba: Un yanki en la corte del rey Arturo. No salgo del estupor."
Al hacer un balance de los aciertos y errores durante su experiencia africana (1965), admitió en otro de sus "Pasajes de la guerra revolucionaria": "...mis dos debilidades fundamentales estaban satisfechas en el Congo: el tabaco, que me faltó muy poco, y la lectura, que siempre fue abundante."
Los libros formaron parte de su geografía personal. Tuvo larga paciencia para buscarlos, experimentó placeres indescriptibles al descubrirlos y los trató como las mejores amistades que saben derrochar sabiduría y belleza.
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Para Che, la poesía es el camino real tendido desde su infancia, que configura su propia apariencia según el mito del hombre. Rilke viene en nuestro auxilio cuando distingue entre poesía de adolescencia y de experiencia, ya que "todo consiste en llevar a término y después generar". Quien lleva a término, o mejor, quien sólo lleva a término, es verdaderamente joven si se piensa en la antropofanía que de él procederá.
Gracias a Neruda, Che aprendió que la verdadera poesía no está en la escritura sino en una existencia independiente. La poesía es una metafísica por su necesidad de realidad. También es un sentimiento despertado por una mujer de presencia inmediata, su prima Carmen Córdova de la Serna, a quien le decían "La Negrita" y que hizo el retrato literario del adolescente Ernesto: "Tratándose de los ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’, podía recitarlos del primer al vigésimo, sin olvidar, claro está, la canción desesperada." Esa era una manera de cortejar a su prima, dos años menor que él, quien lo escuchaba con fascinación y de quien, cierto día, confesó a su compañero Barral que había estado enamorado.
Neruda conoció a Che después del triunfo revolucionario de 1959. El encuentro se dio después de un recital que compartió con Nicolás Guillén: "Me había citado para la medianoche, pero era casi la una cuando llegué, retrasado por un acto oficial interminable." Como a todo mundo, a Neruda le impresionó el contraste entre el aspecto marcial del que era presidente de banco, con pistola al cinto, y el decorado presidencial del despacho: "El Che era moreno, pausado en el hablar, con indudable acento argentino. Era un hombre para conversar con él despacio, en la pampa, entre mate y mate. Sus frases eran cortas y remataban en una sonrisa, como si dejara en el aire el comentario. Me halagó lo que me dijo de mi libro Canto General. Acostumbraba leerlo por la noche a sus guerrilleros, en la Sierra Maestra. [...] Algo me dijo el Che aquella noche que me desorientó bastante pero que tal vez explica en parte su destino. Su mirada iba de mis ojos a la ventana oscura del recinto bancario. Hablábamos de una posible invasión norteamericana a Cuba. Yo había visto por las calles de La Habana sacos de arena diseminados en puntos estratégicos. Él dijo súbitamente: ‘La guerra... La guerra... Siempre estamos contra la guerra, pero cuando la hemos hecho no podemos vivir sin la guerra. En todo instante queremos volver a ella."
En busca de más guerra, esta vez en el Congo, Che se despidió de Cuba en marzo de 1965. Roberto Fernández Retamar lo buscó en el Ministerio de Industria, para recuperar una antología de poesía que le había prestado. Antes de devolver el libro, el ministro había copiado "Farewell", en el que Neruda le declara a una imaginaria mujer "que nada nos amarre / que no nos una nada. [...] (Amo el amor de los marineros / que besan y se van.) [...] Ya me voy. Estoy triste / pero siempre estoy triste." El simbolismo del adiós es evidente.
El 7 de noviembre de 1966, Che anota en su agenda alemana rojo oscuro, con su escritura fina y rápida: "Hoy comienza una nueva etapa". Está en Bolivia, después de los diez "años cubanos" y del fracaso congoleño. Trata de devolver la vida al viejo sueño bolivariano de liberación continental. Sin saberlo, responde a las palabras de André Breton: "El poeta futuro superará la deprimente idea del divorcio irreparable entre la acción y el sueño." Será ese poeta.
La guerrilla boliviana inició su declive al dividirse en dos columnas que no volverán a encontrarse. El 25 de abril de 1967 es un "día negro" para Guevara. Los insurgentes detienen la persecución a que los somete un destacamento de sesenta militares. En la acción muere Eliseo Reyes (Rolando), de 27 años, miembro del Comité Central del PC cubano y un veterano de la columna de Che, quien deja aflorar su pesadumbre: "Al producirse un alto mandé a Urbano para que ordenara la retirada pero vino con la noticia de que Rolando estaba herido; lo trajeron al poco rato ya exangüe y murió cuando se empezaba a pasarle plasma. Un balazo le había partido el fémur y todo el paquete vasculonervioso; se fue en sangre antes de poder actuar. Hemos perdido el mejor hombre de la guerrilla, y naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria. De su muerte oscura sólo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar: ‘Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma’."
Una vez más recurre a la poesía para expresar sus sentimientos más profundos. Cita un verso de Neruda, contenido en el "Canto a Bolívar", uno de los himnos "a las glorias del pueblo en guerra", que leían los republicanos españoles, alumbrados por las fogatas en las trincheras:
"Tu pequeño cadáver de capitán valiente
ha extendido en lo inmenso su metálica forma,
de pronto salen dedos tuyos entre la nieve
y el austral pescador saca a la luz de pronto
tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes."
Con el asesinato en Che en Bolivia, Neruda incluyó "Tristeza en la muerte de un héroe" en su libro "Fin de mundo" (1969). La elegía contrasta con la posición que tuvo en "Aún", escrito de manera paralela, en el que se refirió a "el joven con su tierna indigestión de guerrillas". Neruda, desde la altura de sus 65 años y al igual que los grandes aparatos del partido comunista chileno, había perdido la confianza en los movimientos insurgentes, tan abundantes como malhadados en América Latina, con excepción de la Revolución cubana.
En el prólogo de "Fin de mundo" contempla el siglo en trance de liquidación, pero obstinado en no concluir: "Qué siglo permanente. / Preguntamos: / ¿Cuándo caerá? / ¿Cuándo se irá de bruces / al compacto, al vacío / a la revolución idolatrada? / ¿O a la definitiva / mentira patriarcal?"
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La poesía de Che no está en la escritura o la recitación sino en una existencia plena de estremecimientos. Los poemas que por primera vez aparecen reunidos como un conjunto, corresponden al período 1953-1956, escritos en Bolivia, Guatemala y México, durante su segundo viaje por América Latina. Destaca el tono intimista, espontáneo, por lo que mientras la poesía expresa la fulgurante búsqueda de sí mismo, en la acción revolucionaria está el encuentro vislumbrado en la palabra.
Al estar encarcelado en México, en Miguel Schultz, le entregó a su esposa Hilda Gadea "el borrador de un poema" (Canto a Fidel), y le dijo: "Guárdalo, lo hice en el rancho". Tenía algunas pequeñas correcciones y estaba en manuscrito. Al preguntarle si lo conocía Fidel, respondió: "No, por ahora no es oportuno; lo había escrito para dárselo en alta mar". Gadea publicó el poema en Lima, cuando luchaban en Sierra Maestra.
Es primordial destacar que Che no le daba valor literario al poema y su intención es que "sirviera de recuerdo". Años después, Leonel Soto, director de Verde Olivo, lo publicó. Che estaba indignado y envió una nota, en la cual "advertía que no podía publicar nada sin permiso y menos esos versos que son horribles." Para Che, "su poesía era algo privado". En otra ocasión, cuando Pardo Llada "amenazó con publicar o leer por radio un poema suyo, Che lo amenazó en broma con el paredón."
El "Canto al Nilo" se inspira en la construcción de la presa de Asuán, iniciada en 1952, tras la revolución de Nasser. Estados Unidos daría un préstamo de 270 millones de dólares para edificarla. La oferta fue retirada a mediados de 1956 y el gobierno egipcio se propuso continuar el proyecto recurriendo a los ingresos provenientes del Canal de Suez. En 1958, intervino la Unión Soviética para pagar un tercio del costo de la inmensa presa de piedra y arcilla. Su embalse se denomina Lago Nasser, con 480 kilómetros de largo y 16 kilómetros en su parte más ancha. La presa genera la mitad de la electricidad necesaria para el consumo de todo Egipto y permitió, por primera vez, la conexión eléctrica en la mayoría de los pueblos egipcios.
En la poesía vibra su espíritu aventurero que después lo haría decidirse entre sus dos pasiones, la medicina y la revolución —por empuñar el fusil en lugar de recuperar el botiquín—, luego del desembarco del Granma. Dos años después de salir de Guatemala, era uno de los 82 que desembarcaron el 2 de diciembre de 1957 en Cuba, para realizar la revolución. Su decisión estaba tomada: "Si hay que morir que sea como Sandino y no como Azaña".
En otros poemas, Che trata de hallar su identidad entre las piedras dormidas de Uaxactún y Palenque, con sus vidas endurecidas después de tantas vidas, eco que resplandece en el resurgimiento del nuevo hombre americano. Sus pupilas se han dilatado más para acostumbrarse a convivir con el dolor y negar el fatalismo de la pobreza. Si había de descubrir lo que permanecía oculto, tenía ante sí la posibilidad de renunciar a las soledades que lo habían acompañado.
Esta poesía anuncia los viajes y la guerra, resalta la bondad y la crueldad, pide destacar la amistad y la amenaza. Después de recorrer todas las distancias y amanecer en todos los climas, muestran que la injusticia sólo puede producir indignación; que amar es defender causas profundas; que el honor del poeta es salir a la calle, tomar parte en combates de palabras y batallas de proyectiles, sin intimidarse porque la poesía es la primera insurrección.
En cualquier parte se rebela la semilla si está rodeada por la aridez del hambre. La insurgencia es satanizada por quienes advierten que su origen son las ideas exóticas, si bien aquellos son incapaces de reconocer que denuncian por su propia carencia de ideas. La poesía es subversiva al igual que la primavera es insurreccional. Esta verdad sin atenuantes la conoció Che en las postrimerías de la década fragante (1944-1954) en Guatemala.
Estos son poemas de un hombre que aprendió que no hay soledad inexpugnable en el Sur. Son poemas del camino, para atravesar sin temor las asperezas y el silencio. Son poemas del peregrino, que no deja de creer en nuevas estaciones hasta llegar al final del destino común. Son poemas de despedida para el amigo que no supo de la algarabía de los "rojos colores palpitantes". Son poemas que juran ante el lecho de María, la humilde lavandera que el poeta cuidó en el hospital, con admoniciones sin cielo: "Ni reces al dios inclemente / que toda una vida mintió tu esperanza."
Che no era un desarraigado ni una piedra extraviada. Era un poeta con las obligaciones sagradas de partir y de regresar. Primero quiso acompañar a Fidel sin renunciar al retorno. Sólo pidió que no le impedirían emprender la revolución en Argentina. Por eso terminó en Bolivia, para empezar la liberación continental que alcanzara a su tierra de origen.
En estos poemas no hay balbuceos o vacilaciones primerizas sino precisión en los sentimientos fraternales, en la majestad de la muerte y en el enaltecimiento de la sinceridad, las facetas peculiares de su obra y personalidad. Si el horizonte no se abre más allá del sistema de premios y castigos que rodea a la creación literaria, en las creaciones de Che no se encontrará un alto vuelo, pero no podrá negarse la fecundidad de su contenido y la solidez de su espontaneidad.
El redescubrimiento de esta poesía no busca a los científicos de la literatura sino a los buenos lectores, la referencia básica y decisiva de un autor. Lejos de los fastos y la trompetería para enaltecer al guerrillero, esta es una invitación para empezar por el paraje más transparente y fresco del mito, condenado a su propio retorno. Esa imagen más lozana hace honor a la idea que niega la biografía de los héroes, pues la verdadera historia está en su palabra matinal.
Nueva Guatemala de la Asunción, abril 2007
Poemas escritos por Ernesto Guevara de la Serna, en Bolivia, Guatemala y México, durante su segundo viaje por América Latina.
En un 9 de abril
Es el trueno y se desbocaCon inimitable fragor.Cien y mil truenos estallan,y es profunda su canción.Son los mineros que llegan,son los mineros del pueblo,los hombres que se encandilancuando salen al sol,y que dominan el truenoy aman su recio fragor.¿Que la metralla los siegay la dinamitaestallay sus cuerpos se disfundenen partículas de horror,cuando llega alguna balahasta el ígneo cinturón?¡QUÉ IMPORTA!;Es el trueno y se desbocacon inimitable fragor.Cien mil truenos estallan,y es profunda su canción.Por la boca del truenose oye volar el valor.Son los mineros de acero,son el pueblo y su dolor.Salen de una cavernacolgada en la montaña.Son enjambres de toposque llegan a morirsin miedo a la metralla.Morir, tal la palabraque es norte de sus días;morir despedazado,morir de silicosis,morir anemizado,morir lenta agonía
en la cueva derrumbada.
¿Qué más da?
María Bárzola los guíay hay resortes que impulsana los topos combatientes:Son mujeres no-mujeresque duermen en sus camas,son niños esqueletosque maman de esas mamas;es el hambre y la miseria,la sed de justicia humana,las que impulsan al combatea la fiera grey armada.Ellos lanzan a Bolivia,desde su muerte ignorada,la anunciaron de un futuroque la vida les cobrara."Cuando caigan los baronesque el estaño fabricóy el pueblo diga: ‘son míos’,sobre los campos yermos,callarán estos fusiles,callará también el trueno,no sonará el pututuni se oirán nuevos lamentos,y las espaldas felicesse doblarán bajo el pesoque pesa todo lo nuestro."M.I.O.Encallado navío,te entrego mi canción de despedida.Y sembrada en la sangre de mi muerte lejanacon raíces mudables bajo un tiempo de piedra,¡Soledad!, flor nostálgica de vivientes paredes,Soledad de mi tránsito detenido en la tierra.Quise llevar en la maletael sabor fugaz de tus entrañasy quedó en el aire circular y cierto,el insulto a lo viril de mi esperanza.Ya me voy por caminos más largos que el recuerdocon la hermética soledad del peregrino,pero, circular y cierto, a mi costadoalgo marca el compás a mi destino.Cuando al final de todas las jornadasya no tenga un futuro hecho camino,vendré a reverdecerme en tu miradaese riente jirón de mi destino.Me iré por caminos más largos que el recuerdoeslabonando adioses en el fluir del tiempo.De pie el recuerdo caído en el camino,cansado de seguirme sin historia,olvidado en un árbol del camino.Iré tan lejos que el recuerdo mueradestrozado en las piedras del camino,seguiré siendo el mismo peregrinode pena adentro y la sonrisa fuera.Esa mirada circular y fuerteen un mágico pase de muletaesquivó en mi ansia toda metaconvirtiéndome en vector de la tangente.Y no quise mirar para no verte,sonrosado torero de mi dicha,invitarme con gesto displicente.El mar me llama con su amistosa mano.Mi prado —un continente—Se desenrosca suave e indelebleComo una campanada en el crepúsculo.La ciencia que muestra un microscopio negroes un médico almidonado frente a una registradora.El arte..., todo lo que el arte muestraes la estéril mecánica de una Leica.Un indio cargado de penas y temores (y también de añoranzaspor aquello que fue aunque no fueray cuyo retorno anhela),una sonrisa estúpida de coca, alcohol y hambre.Un sexo vendido al peso—muy barato en América—.Un recuerdo indiferente de glándulas vacías.Guatemala, que me dejasteuna amplia herida en el flancoy una mujer que encuentra en sus pesaresla oportunidad de succionarlas y succionarme,un vago sentimiento de sollozo dilapidado.Y hay un hilo que une, una a una, las cuitas:es el grito del hombre que despierta.Así cuando este día con mano temblorosapongo mi prisa en un registro ambiguo.Con el sabor extraño de fruto encajonadoantes de consumar la madurez al árbol.A veces no percibo su llamadodesde mi alada torre de viejo solitario,pero hay días que siento despertar al sexoy voy a la hembra, a mendigar un beso;y sé entonces que jamás besaré el almade quien no logre llamarme camarada...Sé que los perfumes de valores purosllenarán mi mente de fecundas alas,sé que dejaré los agnósticos placeresde copular ideas sin funciones prácticas.Sé que el día del combate a muertehombros del pueblo apoyarán mis hombros,que si no veo la total victoriade la causa por que lucha el pueblo,será porque caí en la brega por llevar la idea hasta un fin supremo,lo sé con la certeza de la fe que nacequitando del plumaje el cascarón antiguo.
Autorretrato oscuro
De una joven nación de raíces de hierbaraíces que niegan la rabia de América)vengo a ustedes, hermanos norteños.Cargado de gritos de desaliento y de fe,vengo a ustedes, hermanos norteños, vengo de donde venimos los "homo sapiens",devoré kilómetros en ritos trashumantes;con mi materia asmática que cargo como una cruzy en la entraña extraña de metáfora inconexa.La ruta fue muy larga y muy grande la carga,persiste en mí el aroma de los pasos vagabundosy aún en el naufragio de mi ser subterráneo,—a pesar de que se anuncian orillas salvadoras—nado displicente contra la resaca,conservando intacta la condición de náufrago.Estoy solo frente a la noche inexorabley a cierto dejo dulzón de los billetes.Europa me llama con voz de vino añejo,aliento de carne rubia, objetos de museo.Y en la clarinada alegre de países nuevosyo recibo de frente el impacto difusode la canción, de Marx y Engelsque Lenin ejecuta y entonan los pueblos.
Y aquí
"Soy mestizo", grita un pintor de paleta encendida,"soy mestizo", me gritan los animales perseguidos,"soy mestizo", claman los poetas peregrinos, "soy mestizo", resume el hombre que me encuentra en el diario dolor de cada esquina,y hasta el enigma pétreo de la raza muertaacariciando una virgen de madera dorada:"es mestizo este grotesco hijo de mis entrañas".Yo también soy mestizo en otro aspecto:en la lucha en que se unen y repelenlas dos fuerzas que disputan mi intelecto,las fuerzas que me llaman sintiendo de mis víscerasel sabor extraño de fruto encajonadoantes de lograr su madurez de árbol.Me vuelvo en el límite de la América hispanaa saborear un pasado que engloba el continente.El recuerdo se desliza con suavidad indeleble
con el lejano tañir de una campana.
Despedida a Tomás
A tí, encallado amigo,hacia las aguas quietasdel arrecife blancodonde te amarra tu sueño de náufrago,va mi canción de despedida.Hoy he despertadocon afán de alas en las jarcias,y tiendo velas inalámbricasnavegando hacia el puerto de la horamarcado por la brújula indolente.Hoy estiro mi lenguaje al vientopara estrechar tus palabrasy llevarme algo de tu lamento tiernoa compartir asombrosque ya estoy viviendo.Se fue ya la primaveraque fertiliza tu almohada;no es por mi partidasino por tu nave que ya no navega.Te comprendo, golondrina truncada.Quisiera llevarte a la fuente Castaliao darte elixir de iguales poderes;y aunque soy un médico asomado a las cosasque no las transforma y apenas comprende.Tengo no obstante una fórmula mágica—creo que la aprendí en una mina de Bolivia,o tal vez chilena, peruana o mexicana,o en el destroncado imperio del Sonora,o en un puerto negro del Brasil africano,o tal vez en cada punto una palabra—.La fórmula es sencilla:No te ocupes del cerco, ataca el arrecife,une tus manos jóvenes a la piedra ancianay dale en tu pulso a los rojos corales palpitantesen diminutas ondas cotidianas.Un día, aunque mi recuerdo sea una velamás allá del horizontey tu recuerdo sea una naveencallada en mi memoria,se asomará la aurora a gritar con asombroviendo a los rojos hermanos del horizontemarchando alegres hacia el porvenir.Ellos los males quietos terribles y blancoscomo la noche sorprendida al revés.Y entonces, poeta blancuzco de cuatro paredes,serás el cantor del universo;entonces, poeta trágico, delicado, enfermo,serás un robusto poeta del pueblo.
Canto al Nilo
Enorme es tu pasadoinsumiso mar de dos mareas.Tu sinfonía de inquietos cocodrilosdio marco al monolítico arquitecto;las plegarias del hombre labraron su futuroa partir del concepto que aprendiste de la vida,tu sangre legamosallenó las tierras de blancos trinos vegetales;tu mecanismo de cósmico impulsollevó al Africa a través de las erasdesde antes que a los toros venerara.Pero cuánto dormiste;cuarenta siglos fueron hasta el grito del corajeque sólo estremeciera tu músculo atrevido.Si hoy le canto al ayer de muerta piedray convoco los recuerdos de Tebas,es que el presente aflora en tu pasado,es que vive en la presa de Asuány en Suez reconquistado.Canto al nuevo grito de tu garganta sonorsa,al hondo retumbar de las pisadas solemnesuniendo su destino en el polvo del desierto.Canto a la mano sobria que estrecha su certezacon la certeza inculta del último beduino.Va el canto hacia los hijos que defienden tu suelocon los firmes morteros de los rifles del pueblo.(¿Alguien puede afirmar sin sonrojarseel triunfo de la fuerza sobre la fe del hombre?)Te admiro y te presiento en mis almas sustancialescon toda tu justicia de arteria nutritiva,te quiero porque hermano mi aurora con tu auroray en mis carnes se adentra la feroz mordedurade coloniales fauces(decadentes mandíbulas celadoras de Israel)y retumba en mis sienes, en el clásico son,el eco de las bombas que caen sobre tu hermanorectilíneo y sosegado hermano artificial,sin doblegar tu cielo de impávidas alburas.Hoy que mi patria está llena de jalones huecosy yo inicio mi pistola en hazañas menores,tu epopeya acicatea mis idealesespuela de la lucha nos recuerdabadajo de la fuera más sublime.Si tu impulso no emerge en las riberas del Platay es vano tu ejemplo para ahuyentar su modorra,llevaré mis pupilas cargadas de tu espermapara derramarlas sobre la tierra en derrota.Al fin,¿alguien puede afirmar sin sonrojarseel triunfo de la espada sobre la fe del hombre?Vieja María, vas a morir,quiero hablarte en serio:Tu vida fue un rosario completo de agonías,no hubo hombre amado, ni salud, ni dinero,apenas el hambre para ser compartida;quiero hablar de tu esperanza,de las tres distintas esperanzasque tu hija fabricó sin saber cómo.Toma esta mano de hombre que parece de niñoen las tuyas pulidas con el jabón amarillo.Restriega tus callos duros y los nudillos purosen la suave vergüenza de mis manos de médico.Escucha, abuela proletaria:cree en el hombre que llega,cree en el futuro que nunca verás.Ni reces al dios inclementeque toda una vida mintió tu esperanza.Ni pidas clemencia a la muertepara ver crecer a tus caricias pardas;los cielos son sordos y en ti manda el oscuro;sobre todo tendrás una roja venganza,lo juro por la exacta dimensión de mis idealestus nietos todos vivirán la aurora,muere en paz, vieja luchadora.Vas a morir vieja María;treinta proyectos de mortajadirán adiós con la mirada,el día de estos que te vayas.Vas a morir vieja María,quedarán mudas las paredes de la salacuando la muerte se conjugue con el asmay copulen su amor en tu garganta.Esas tres caricias construidas de bronce(la única luz que alivia tu noche),esos tres nietos vestidos de hambre,añorarán los nudos de los dedos viejosdonde siempre encontraban alguna sonrisa.Eso será todo, vieja María.Tu vida fue un rosario de flacas agonías,no hubo un hombre amado, salud, alegría,apenas el hambre para ser compartida,tu vida fue triste, vieja María.Cuando el anuncio de descanso eternoenturbia el dolor de tus pupilas,cuando tus manos de perpetua fregonaabsorban la última ingenua caricia,piensa en ellos... y lloras,pobre vieja María.¡No, no lo hagas!No ores al dios indolenteque toda una vida mintió tu esperanzani pidas clemencia a la muerte,tu vida fue horriblemente vestida de hambre,acaba vestida de asma.Pero quiero anunciarte,en voz baja y viril de las esperanzas,la más roja y viril de las venganzasquiero jurarlo por la exactadimensión de mis ideales.Toma esta mano de hombre que parece de niñoentre las tuyas pulidas por el jabón amarillo,restriega los callos duros y los nudillos purosen la suave vergüenza de mis manos de médico.Descansa en paz, vieja María,descansa en paz, vieja luchadora,tus nietos todos vivirán la aurora,
LO JURO.
Palenque
Algo queda vivo en tu piedrahermana de las verdes alboradas tu silencio de manos escandaliza las tumbas reales.Te hiere el corazón la piqueta indiferentede un sabio de gafas aburridasy te golpea el rostro la procaz ofensadel estúpido "¡oh!" de un gringo turista.Pero tienes algo vivo.Yo no sé qué es,la selva te ofrenda un abrazo de troncosy aun la misericordia araña de sus raíces.Un zoólogo enorme muestra el alfilerdonde prenderá tus templos para el trono,y tú no mueres todavía.¿Qué fuerza te mantienemás allá de los siglosviva y palpitante como en la juventud?¿Qué dios sopla, al final de la jornadael hálito vital en tus estelas?¿Será el sol jocundo de los trópicos?¿Por qué no lo hace en Chichén-Itzá?¿Será el abrazo jovial de la florestao el canto melodioso de los pájaros?¿Y por qué duerme más hondo a Quiriguá?¿Será el tañir del manantial sonorogolpeando entre los riscos de la sierra?Los incas han muerto, sin embargo.
Canto a Fidel
Vámonos,ardiente profeta de la aurora,por recónditos senderos inalámbricosa liberar el verde caimán que tanto amas.Vámonos,derrotando afrentas con la frenteplena de martianas estrellas insurrectas,juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte.Cuando suene el primer disparo y se despierteen virginal asombro la manigua entera,allí, a tu lado, serenos combatientes,nos tendrás.Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientosreforma agraria, justicia, pan, libertad,allí, a tu lado, con idénticos acentos,nos tendrás.Y cuando llegue al final de la jornadala sanitaria operación contra el tirano,allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla,nos tendrás.El día que la fiera se lama el flanco heridodonde el dardo nacionalizador le dé,allí, a tu lado, con el corazón altivo,nos tendrás.No pienses que puedan menguar nuestra enterezalas doradas pulgas armadas de regalos,pedimos un fusil, sus balas y una peña.Nada más.Y si en nuestro camino se interpone el hierro,pedimos un sudario de cubanas lágrimaspara que se cubran los guerrilleros huesosen el tránsito a la historia americana.Nada más.
Uaxactún... dormida
A Morley, el desconocido y venerado amigo
Uaxactún, la de grises ensueños,voz escondida detrás del misterio;bella durmiente de los bosques nuestros!He venido a besarte los ruedos,o la verde maraña del pelo,o el aire que mide el silencio.Uaxactún, Uaxactún.Yo sé que tu muerte es invento del blanco:te dormiste cansada de andar por los siglos,compañera sola del monte infinito.Adivino el comienzo del sueño,cuando lanzaste tus glóbulos pardos—retoños del bronce— al fluir de los vientos,Uaxactún, Uaxactún.Imitando en atávico gestola dispersión que allende los maresnos enviara el asiático ancestro.Y cuando lanzaste tu grito de adiósdespidiendo al abuelo del abuelodel quetzalíneo Tecum.Uaxactún, Uaxactún.Y cuando cerraste tus ojos de templos,y cuando cruzaste tus brazos de estelas(detenidos relojes que duermen el tiempo).Mas tu embrujada quietud y el silenciocederán al influjo de un príncipe belloque "levántate y anda" te ordene en un beso.Uaxactún, Uaxactún.Ya se oye en tu sueño de siglosel trinar de aurorales alondras,anunciando el final de la nochecuando tus nuevos retoños de broncese bañan al sol que alumbra sus tierras.
Uaxactún,
Uaxactún.
Es el final del sueño:se anuncia el príncipe;deviene el pueblocon pífanos y tamboriles,sembrando ejemplos rojosen el corazón de América.
M.I.O.
España en América
¿Recuerdas, Guatemala,esos días de julio del año 36?Claro que sí. En tu pétreo esqueleto, en tus venas cantarinas, en tu cabellera verde, en tu volcánico senolo recuerdas.Como a mí, con mi memoria de niñosuccionando el pasado, aflora a tu recuerdo invertebradode democracia en pañales, el tableteo lejano de la infamia.Tus viejos poetas lo recuerdan, tus jóvenes vates lo adivinan:en Granada y en la noche sin aurorael plomo brotaba de las manosque llorando balas ahogabanla voz del Rey de los gitanos.Todos tus cantores lo recuerdan.Granada, Bananera,nombres frescos de frutas sacarinas.Granada, Bananera,símbolos trágicos del hombre en el ocaso.Allí, en Europa, los que "tienen—por eso no lloran—de plomo las calaveras."Aquí, en América, los que se venden,—por lo que den—al dólar de la frutera.No pudieron desmenuzar poetas,pero con granadas abrieron—como granadas frutas sacarinas—el pecho de los hijos de tu pueblo.El delito de ser libres los llevó hasta el cementerio.El delito de ser hombres los puso entre los muertos.Y los títeres gritaban,mataban, escarnecían,con la voz y con la acciónde "mamita compañía".Castillo Armas aquíallá se llamó Franco.Dos nombres y el pueblo ensangrentado,y un grito que cementa el viejo abrazo. ¿Y Chamberlain, Hitler, Mussolini?Murieron, mas sus hijos proliferan.El gran retoño en que perdura el Ejees un venerable abuelo de lustrosa calva,evangélica sentencia y puñal aleve.Venera antepasados con religiosa uncióny enciende cirios ante el jefe de su clan,el mítico personaje esclavizador;el Señor monopolio.Y Chamberlain, ¿no tuvo hijos?¡Ay, los tuvo!Ay, su pútrido espermagerminó en América.Vargas y Pinillas se llaman los traidoresque la faz de los pueblosmancharon de vergüenza.(No hablemos de Gálvez ni Somoza,viejos receptáculos de mierda.). En sus manos tienen sangre americana.Y en la cara escupitajode los hijos de Brasil, de Colombia,de Honduras, Nicaragua y Guatemala."Anticípole defensa del mundo occidental.""Jamás olvidaré al glorioso general."¡Cómo aúllan los chacales en la noche!¡Cómo azuza el abuelo a sus coyotes! Mas la historia consumió deceniosenseñando la meta a donde lleva el miedo. Ni Hitler ni Mussolini tienen tumbasni flores que jalonen el recuerdo.Abre los ojos la mitad del mundola otra mitad está despierto.Guernica, Chiquimula,bombas que enlazan democracias hermanas.Hermanas en los muertos inocentes,hermanas en la sangre derramada,hermanas en la impotencia desesperada.Guatemala, tu pueblo despiertacomo despertó en Madridy, de México a Argentina,tus latinas hermanaste nombran su adalid.Guatemala, Guatemala,¡esperanza de América!Llama a los pueblos, te dirán "presente". Juntos castigaremos el puñal atómicoy encenderemos su propio polvorín,y el continente entero admirará sonriendola llamarada roja que esperaba el pueblo.M.I.O.Junio del 54
2.A los mineros de Bolivia
Ay, Guatemala
yo preparé mi sangre en batallones rojos
para regarla entera sobre la tierra santa.
¡La conservo intacta
en mi purpúrea alcurnia de soldado ileso!
Silencios de derrota atisban mis insomnios.
Los siento, en resabios de miel amarga,
pringando mis acciones de recelo.
Haz caído, Guatemala.
Guía, esperanza, ejemplo de América, haz caído.
¡Titán de cenizas!
¡Desintegrada imagen de la fe vencida!
El polvo que la ruina anuncia
en los aires grises va formando nubes.
Allá en los horizontes, se confunden
con las nubes negras que provocan cascos
de centauros-pulpos de prosapia rubia.
Vienen sedientos a tu fresca savia;
la tomarán a sorbos, "por la democracia"
Mis ojos no pueden seguir siempre secos
cuando están tan húmedos los de tu pueblo.
El pueblo llora, Guatemala, pero cree.
Llora pero sabe que el porvenir es fiel.
Por aquel que no murió en la hora del combate
(ese mismo que ahora muere sin cielo por testigo);
por el que escapó a la muerte y la encontró de nuevo;
por el dolor de dejarte y el de haberte perdido;
por la enorme lágrima que llora el pueblo;
por el porvenir;
por ti y por mí;
Guatemala, hoy que me alejo,
envío esta lágrima esperanzada y doliente
a dialogar futuros con tu pueblo inerme.
M.I.O.
Septiembre 1954
Invitación al camino
Para Helena Leiva de Holst
Hermana, falta mucho para llegar al triunfo
Hermana, falta mucho para llegar al triunfo.
El camino es largo y el presente incierto;
¡el mañana es nuestro!
No te quedes a la vera del camino.
Sacia tus pies en este polvo eterno.
Conozco tu cansancio y tu desazón tan grandes;
sé que en el combate se opondrá tu sangre
y sé que morirías antes que dañarla.
A la reconquista ven, no a la matanza.
Si desdeñas el fusil, empuña la fe;
si la fe te falla, lanza un sollozo;
si no puedes llorar, no llores,
pero avanza, compañera,
aunque no tengas armas y se niegue el norte.
No te invito a regiones de ilusión,
no habrá dioses, paraísos, ni demonios
—tal vez la muerte oscura sin que una cruz la marque—.
Ayúdanos hermana, que no te frene el miedo,
¡vamos a poner en el infierno el cielo!
No mires a las nubes, los pájaros o el viento;
nuestros castillos tienen raíces en el suelo.
Mira el polvo, la tierra tiene
la injusticia hambrienta de la esencia humana.
Aquí este mismo infierno es la esperanza.
No te digo allí, detrás de esa colina;
no te digo allá, donde se pierde el polvo;
no te digo, de hoy, a tantos días visto...
Te digo: ven, dame tu mano cálida
—esa que conocen mis enjugadas lágrimas—.
Hermana, madre, compañera... ¡Camarada!
este camino conduce a la batalla.
Deja tu cansancio, deja tus temores,
deja tus pequeñas angustias cotidianas.
¿Qué importa el polvo acre?, ¿qué importan los escollos?
¿Qué importa que tus hijos no escuchen el llamado?
A su cárcel de green-backs vamos a buscarlos.
Camarada, sígueme; es la hora de marchar...
Diciembre del 54
2.Canto General
Cuando el tiempo haya tamizado un poco los andares políticos y al mismo tiempo —ineluctablemente— haya dado al pueblo su triunfo definitivo, surgirá este libro de Neruda como el más vasto poema sinfónico de América.
Es poesía que muestra un hito y quizás una cumbre. Todo en ella, hasta los pocos (e inferiores) versos personales del final, respiran trascendencia. El poeta cristaliza esa media vuelta que dio, cuando abandonara su diálogo consigo mismo y descendiera (o subiera) a dialogar con nosotros, los simples mortales, los integrantes del pueblo.
Es un canto general de América que da un repaso a todo lo nuestro desde los gigantes geográficos hasta las pobres bestezuelas del señor monopolio.
El primer capítulo se llama "La lámpara en la tierra", y entre otros suena su saludo para el gigantesco Amazonas:
Amazonas
Capital de las sílabas del agua,
padre patriarca...
Al exacto colorido une la metáfora justa, da el ambiente, muestra su impacto en él, paya ya no como vagabundo alambicado, sino como hombre.
Y precisamente el primer capítulo de su descripción que pudiéramos llamar "precolombina" se cierra con "Los hombres", nuestros abuelos lejanos:
Como la copa de arcilla era
la raza minera, el hombre
hecho de piedras y de atmósfera,
limpio como los cántaros, sonoro.
Luego el poeta encuentra la síntesis de lo que era la América nuestra, su símbolo más grande, y canta entonces a las "Alturas de Macchu-Picchu".
Es que Macchu-Picchu es la obra de ingeniería aborígen que llega más a nosotros; por su simpleza elegante, por su tristeza gris, por el maravilloso panorama circundante, por el Urumbamba aullando abajo. La síntesis de Macchu-Picchu es hecha por tres versos que son tres definiciones de una categoría casi goethiana:
Madre de piedra, espuma de los cóndores.
Alto arrecife de la aurora humana
Pala perdida en la primera arena
Pero no se conforma con definirla e historiarla, y en un arranque de locura poética echa todo su saco de metáforas deslumbrantes y a veces herméticas sobre la ciudad símbolo y después invoca su ayuda:
Dadme el silencio, el agua, la esperanza
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes
¿Qué ha sucedido? Todos conocen la secuencia de la historia: en el horizonte aparecieron "Los conquistadores".
Los carniceros desolaron las islas
Guahananí fue la primera
en esa historia de martirios.
Y van pasando Cortés, Alvarado, Balboa, Ximénez de Quesada, Pizarro, Valdivia. Todos son lacerados sin piedad por su canto detonante como un pistoletazo. Para el único que tiene palabras de cariño es para Ercilla, el cantor de la gesta Araucana:
Hombre, Ercilla sonoro, oigo el pulso del agua
de tu primer amanecer, un frenesí de pájaros
y un trueno en el follaje
Deja, deja tu huella
de águila rubia, destroza
tu mejilla contra el maíz salvaje,
todo será en la tierra devorado.
Sin embargo, la conquista seguirá y dará lo suyo a América, por eso dice Neruda, "A pesar de la ira":
Pero a través del juego y la herradura
domo de un manantial iluminado
por la sangre sombría,
con el metal hundido en el tormento
se derramó una luz sobre la tierra:
número, nombre, línea y estructura.
Así con el sangriento
titán de piedra,
halcón encarnizado
no sólo llegó sangre sino trigo.
La luz vino a pesar de los puñales.
Pero la noche de España acaba y la noche del monopolio es amenazada. Todos los grandes de América tienen su sitio en el canto, desde los viejos libertadores hasta los nuevos, los Prestes, los que lucha con el pueblo codo a codo.
Ahora la detonación desaparece y un gran canto de alegría y esperanza salpica al lector. Pero suena especialmente la gesta de su tierra. Lautaro y sus guerreros y Caupolicán el empalado.
"Lautaro contra el centauro (1554)" da la idea justa.
La fatiga y la muerte conducían
la tropa de Valdivia en el follaje.
Se acercaban las lanzas de Lautaro.
Entre los muertos y las hojas iba
Como en un túnel Pedro de Valdivia.
En las tinieblas llegaba Lautaro.
Pensó en Extremadura pedregosa,
en el dorado aceite, en la cocina,
en el jazmín dejado en ultramar.
Reconoció el aullido de Lautaro.
Valdivia vio venir la luz, la aurora,
tal vez la vida, el mar.
Era Lautaro.
No podía faltar en su canto la reunión misteriosa de Guayaquil, y en las líneas de la entrevista política palpita el espíritu de los dos grandes generales.
Pero no todo fue lucha heroica y limpia de los libertadores, también hubo traiciones, verdugos, carceleros, asesinos. "La arena traicionada" se abre con "Los verdugos":
Sauria, escamosa América enrollada
al crecimiento vegetal, al mástil
erigido en la ciénaga:
amamantaste hijos terribles
con venenosa leche de serpiente,
tórridas cunas encubaron
y cubrieron con barro amarillo
una progenie encarnizada.
El gato y la escorpiona fornicaron
En la patria selvática
Y aparecen y desfilan los Rosas, Francias, García Morenos, etc., y no sólo nombres, instituciones, castas, grupos.
A sus colegas "Los poetas celestes" les pregunta:
Qué hicisteis vosotros gidistas,
intelectualistas, rilkistas,
misterizantes, falsos brujos
existenciales, amapolas
surrealistas encendidas
en una tumba, europeizados
cadáveres de la moda,
pálidas lombrices del queso
capitalista...
Y cuando llega a las compañías norteamericanas, su poderosa voz respira piedad por las víctimas y asco y odio hacia los pulpos, hacia todos los que fraccionan y degluten nuestra América:
Cuando sonó la trompeta, estuvo
Todo preparado en la tierra,
y Jehová repartió el mundo
a Coca-Cola Inc., Anaconda,
Ford Motors, y otras entidades:
la Compañía Frutera Inc.
se reservó lo más jugoso,
la costa central de mi tierra,
la dulce cintura de América.
A González Videla, el presidente que lo envía al exilio, le grita:
Triste clown, miserable
mezcla de mono y rata, cuyo rabo
peinan en Wall Street con pomada de oro.
Pero no todo ha muerto tampoco, y de la esperanza brota su grito:
América, no invoco tu nombre en vano.
Se concentra luego en su patria dando el "Canto general de Chile" donde después de describirlo y cantarlo da su "Oda de invierno al río Mapocho".
Oh, sí, nieve imprecisa,
oh, sí, templando en plena flor de nieve,
párpado boreal, pequeño rayo helado
¿quién, quién te llamó hacia el ceniciento valle,
quién, quién le arrastró desde el pico del águila
hasta donde tus aguas puras tocan
los terribles harapos de mi patria?
Y entonces viene la tierra, "La tierra se llama Juan", y entre el canto inhábil que cada obrero da se oye el de Margarita Naranjo, que desgarra con su patetismo desnudo:
Estoy muerta. Soy de María Elena.
Y después se vuelve furioso contra los principales culpables, contra los monopolios, y le dedica a un soldado yanqui su poema "Que despierte el leñador":
Al oeste de Colorado River
hay un sitio que amo
Y le advierte:
Será implacable el mundo para vosotros.
No sólo serán las islas despobladas, sino el aire
que ya conoce las palabras que les son queridas.
Y desde el laboratorio cubierto de enredaderas
Saldrá también el átomo desencadenado
Hacia vuestras ciudades orgullosas.
González Videla desata la persecución contra él y lo convirtió en "El fugitivo", desde aquí su canto cae algo, parece como si la improvisación campeara desde ese momento en su canto y pierde entonces la altura de su metáfora y el delicado ritmo de su idea. Luego siguen "Las flores de Punitaqui" y luego saluda a sus colegas de habla hispánica.
En "Coral de año nuevo para mi patria en tinieblas", polemiza con el gobierno de Chile y después recuerda "El gran océano" con su Rapa Nui:
Tepito-Te-Henúa, ombligo del mar grande,
taller del mar, extinguida diadema.
Y acaba el libro con su "Yo soy", donde hace su testamento luego de repasarse a sí mismo:
Dejo a los sindicatos
del cobre, del carbón y del salitre
mi casa junto al mar de Isla Negra.
Quiero que allí reposen los maltratados hijos
de mi patria, saqueada por hachas y traidores,
desbaratada en su sagrada sangre,
consumida en volcánicos harapos.
Dejo mis viejos libros, recogidos
en rincones del mundo, venerados
en su tipografía majestuosa,
a los nuevos poetas de América,
a los que un día
hilarán en el ronco telar interrumpido
las significaciones de mañana.
Y finalmente grita:
Aquí termino:
y nacerá de nuevo esta palabra,
tal vez en otro tiempo sin dolores,
sin las impuras hebras que adhirieron
negras vegetaciones en mi canto,
y otra vez en la altura estará ardiendo
mi corazón quemante y estrellado.
Así termina este libro, aquí dejo
mi Canto General escrito
en la persecución cantando, bajo
las olas clandestinas de mi patria.
Hoy 5 de febrero, en este año
de 1949, en Chile, en "Godomar
de Chena", algunos meses antes
de los cuarenta y cinco años de mi edad.
Y con este final de François Villon acaba el libro más alto de América poética. La épica de nuestro tiempo de tocar con sus alas curiosas todo lo bueno y lo malo de la gran patria.
No hay espacio para otra cosa que la lucha; como en La araucana de su antecesor genial, todo es combate continuo, y su caricia es la caricia desmañada del soldado, no por eso menos amorosa pero cargada de fuerzas de la tierra.
3. Ernesto Che Guevara
4. [Ernesto Che Guevara. Los dejo ahora conmigo mismo: el que fui. Ocean Press y Centro de Estudios Che Guevara. Melbourne, Nueva Cork y La Habana, 2004, págs. 252-258.]
Poemas a Che Guevara
5.(Selección)
Nació en 1902, en la provincia de Camagüey, Cuba. Su producción poética gira alrededor de dos grandes motivos: la situación social y la cultura mulata. A la par de composiciones que imitan el ritmo de las danzas negras se encuentran las de compromiso con los desposeídos, convirtiéndose en un representante genuino de la poesía negra o afroantillana. Su militancia comunista, iniciada en 1937, le valió la cárcel y el destierro. Tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959, desempeñó cargos y misiones diplomáticas de relieve.
Entre sus principales obras poéticas se encuentran "Sóngoro cosongo" (1930), "West Indies, Ltd." (1934), España (1937), "Sones para turistas y cantos para soldados" (1937) y el "Son entero" (1947). Su júbilo ante la Cuba revolucionaria lo expresó en "Tengo" (1964) y "El diario que a diario" (1972).
Falleció en La Habana, en 1989.
Che Comandante
No porque hayas caído
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerios, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.
Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Más de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas, como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo.
Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
Pasas en tu descolorido, roto, agujereado
traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.
Che Guevara
Como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera,
como si el Plata vegetal viniera
con el Cauto a juntar agua y ternura,
así Guevara, el gaucho de voz dura,
brindó a Fidel su sangre guerrillera
y su ancha mano fue más compañera
cuando fue nuestra noche más oscura.
Huyó la muerte. De su sombra impura,
del puñal, del veneno, de la fiera,
solo el recuerdo bárbaro perdura.
Hecha de dos un alma brilla entera,
como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera.
Guitarra en duelo mayor
Soldadito de Bolivia,
Soldadito Boliviano,
Armado vas de tu rifle
Que es un rifle americano.
Que es un rifle americano
Soldadito de Bolivia,
Que es un rifle americano.
Te lo dio el señor Barrientos,
Soldadito Boliviano.
Regalo de Mr. Johnson
Para matar a tu hermano.
Para matar a tu hermano
Soldadito de Bolivia,
Para matar a tu hermano.
No sabes quien es el muerto,
Soldadito Boliviano.
El muerto es el Che Guevara
Y era argentino y cubano.
Y era argentino y cubano
Soldadito de Bolivia,
Y el argentino y cubano.
El fue tu mejor amigo,
Soldadito Boliviano.
El fue amigo del pobre
Del oriente al altiplano.
Del oriente al altiplano
Soldadito de Bolivia,
Del oriente al altiplano.
Está mi guitarra entera,
Soldadito Boliviano,
De luto, pero no llora
Aunque llorar es humano.
Aunque llorar es humano
Soldadito de Bolivia,
Aunque llorar es humano.
No llora porque la hora,
Soldadito Boliviano
No es de lagrima y pañuelo,
Sino de machete en mano.
Sino de machete en mano
Soldadito de Bolivia,
Sino de machete en mano.
Con el cobre que te paga,
Soldadito Boliviano,
Que te vendes, que te compras,
Es lo que piensa el tirano.
Es lo que piensa el tirano
Soldadito de Bolivia,
Es lo que piensa el tirano.
Pero aprenderás seguro,
Soldadito Boliviano,
Que a un hermano no se mata
Que no se mata a un hermano
Que no se mata a un hermano.
Soldadito de Bolivia,
Que no se mata a un hermano
¡Que no se mata a un hermano!
Lectura de domingo
He leído acostado
todo un blando domingo.
Yo en mi lecho tranquilo,
mi suave cabezal,
mi cobertor bien limpio,
tocando piedra, lodo, sangre,
garrapata, sed,
orines, asma:
indios callados que no entienden,
soldados que no entienden,
señores teorizantes que no entienden,
obreros, campesinos que no entienden
soldados teorizantes que no entienden.
Terminas de leer,
quedan tus ojos fijos
¿en qué sitio del viento?
El libro ardió en mis manos,
lo he puesto luego abierto,
como una brasa pura,
sobre mi pecho.
Siento las últimas palabras
subir desde un gran hoyo negro.
Inti, Pablito, el Chino y Aniceto.
El cinturón del cerco.
La radio del ejército
mintiendo.
Aquella luna pequeñita
colgando suspendida
a una legua de Higueras
y dos de Pucará.
Después silencio.
No hay más páginas.
Esto se pone serio.
Esto se acaba pronto
termina.
Va a encenderse.
Se apaga.
Va a nacer.
[Obra poética de Nicolás Guillén. Edit. Letras Cubanas, 2002. Dos vols.]
6.Nicolás Guillén
Nació en Chile, en 1904. Se dio a conocer con "20 poemas de amor y una canción desesperada" (1924). Su tono es turbulento y oscuro con "Residencia en la tierra" (1925-1935). La lucha de los republicanos inspiró "España en el corazón" (1937). Nombrado senador (1945), la persecución ideológica lo obligó a exiliarse. En 1950, publicó "Canto general" (1950), su obra más ambiciosa y que acompañó a Che en su mochila de la guerrilla boliviana. Guevara escribió un comentario desconocido sobre ese libro exuberante.
Entre la vasta nerudalia, destacan: "Tercera residencia" (1947), "Odas elementales" (1954), "Tercer libro de odas" (1957); "Navegaciones y regresos" y "Cien sonetos de amor" (1959); "Memorial de Isla Negra" (1964), "Arte de pájaros" (1966), "Las manos del día" (1968), "Aún" (1969) y "Fin del mundo" (1970).
Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971. Murió en 1973, pocos días después del golpe militar y de la trágica muerte del presidente Salvador Allende
Tristeza en la muerte de un Héroe
Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada,
los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes
llena la boca de jactancia y de proezas salivares.
El pueblo movió la cabeza:
y volvió el héroe a su silencio.
Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas
el fuego ilustre de Guevara.
El comandante terminó asesinado en un barranco.
Nadie dijo esta boca es mía.
Nadie lloró en los pueblos indios.
Nadie subió a los campanarios.
Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar
el comandante asesinado.
¿Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?
Y no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.
Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó
en la cisterna del silencio.
Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente,
y como brujos asustados los sargentos de la deshonra, los generalitos del crimen,
escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.
La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies
de la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces
y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos.
[Fin del mundo. Santiago, Edición de la Sociedad de Arte Contemporáneo, 1969.]
7.Pablo Neruda
Nació en Cuba, en 1910. Dirigió varias revistas literarias, entre ellas "Orígenes" (1944-1956). Su poesía, rica en imágenes y en parte hermética, se basa en un conocimiento profundo de Góngora, Platón, los poetas órficos y los filósofos gnósticos.
Entre sus obras destacan "Muerte de Narciso" (1937), "Enemigo rumor" (1941), "Aventuras sigilosas" (1945), "La fijeza" (1949) y "Dador" (1960). Son notables sus ensayos de interpretación estética "Analecta del reloj" (1953), "La expresión americana" (1957) y "Tratados en La Habana" (1959). En 1966 publicó su "Antología de la poesía cubana".
Su novela "Paradiso" (1966) lo situó a la vanguardia de la novelística hispanoamericana contemporánea. "Oppiano Licario" es una novela inconclusa, que apareció póstumamente en 1977, y en 1978 la recopilación poética "Fragmentos a su imán".
Murió el 9 de agosto de 1976.
Ernesto Guevara, comandante nuestro
Ceñido por la última prueba, piedra pelada de los comienzos para oír las inauguraciones del verbo, la muerte lo fue a buscar. Saltaba de chamusquina para árbol, de alquileida caballo hablador para hamaca donde la india, con su cántaro que coagula los sueños, lo trae y lo lleva. Hombre de todos los comienzos, de la última, del quedarse con una sola muerte, de particularizarse con la muerte, piedra sobre piedra, piedra creciendo el fuego.
Las citas con Tupac Amaru, las charreteras bolivarianas sobre la plata del Potosí, le despertaron los comienzos, la fiebre, los secretos de ir quedándose para siempre. Quiso hacer de los Andes deshabitados, la casa de los secretos. El huso del transcurso, el aceite amaneciendo, el carbunclo trocándose en la sopa mágica. Lo que se ocultaba y se dejaba ver era nada menos que el sol, rodeado de medialunas incaicas, de sirenas del séquito de Viracocha, sirenas con sus grandes guitarras. El medialunero Viracocha transformando las piedras en guerreros y los guerreros en piedras. Levantando por el sueño y las invocaciones la ciudad de las murallas y las armaduras. Nuevo Viracocha, de él se esperaban todas las saetas de la posibilidad y ahora se esperaban todas las saetas de la posibilidad y ahora se esperan todos los prodigios en la ensoñación.
Como Anfiareo, la muerte no interrumpe sus recuerdos. La aristía, la protección en el combate, la tuvo siempre a la hora de los gritos y la arreciada del cuello, pero también la areteia, el sacrificio, el afán de holocausto. El sacrificarse en la pirámide funeral, pero antes dio las pruebas terribles de su tamaño para la transfiguración. Donde quiera que hay una piedra, decía Nietzsche, hay una imagen. Y su imagen es uno de los comienzos de los prodigios, del sembradío en la piedra, es decir, el crecimiento tal como aparece en las primeras teogonías, depositando la región de la fuerza en el espacio vacío.
[Casa de las Américas, La Habana, Año VIII, No. 46, enero-febrero 1968.]
8.José Lezama Lima
9.
Nació en La Habana, en 1912. Fue la primera mujer en incorporarse al Partido Comunista de Cuba, en 1932. Durante la dictadura de Gerardo Machado se exilió en México.
Su primer libro de poesía, "Presencia interior", se publicó en 1938. Sus ensayos fueron galardonados: "Influencia de la mujer en Iberoamérica" (1947), "Un hombre a través de su obra: Miguel de Cervantes Saavedra" (1948), "Del encausto a la sangre: Sor Juana Inés de la Cruz" (1974). En 1970 publicó "Canción Antigua a Che Guevara".
Es autora de la "Introducción" a la edición cubana de "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" (1972). Dirigió el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, cargo desde el cual dirigió la publicación del Diccionario de Literatura Cubana. En 1980, en el año de su fallecimiento, publicó "Ayer de hoy", selección de ensayos, artículos y poemas inéditos.
Canción Antigua a Che Guevara
—Dónde estás, caballero Bayardo,
caballero sin miedo y sin tacha?.
—En el viento, señora, en la racha
que aciclona la llama en que ardo.
—Dónde estás, caballero gallardo,
caballero sin tacha y sin miedo?
—En la flor que a mi vida concedo:
en el cardo, señora, en el cardo.
—Dónde estás, caballero seguro,
caballero del cierto destino?
—Con la espada aclarando camino
al futuro, señora, al futuro.
—Dónde estás, caballero el más puro,
caballero el mejor caballero?
—Encendiendo el hachón guerrillero
en lo oscuro, señora, en lo oscuro.
—Dónde estás, caballero el más fuerte,
caballero del alba encendida?
—En la sangre, en el polvo, en la herida,
en la muerte, señora, en la muerte.
—Dónde estás, caballero ya inerte,
caballero ya inmóvil, y andante?
—En aquel que haga suyos mi guante
y mi suerte, señora, mi suerte.
—Dónde estás, caballero de gloria,
caballero entre tantos primero?
—Hecho saga en la muerte que muero;
hecho historia, señora, hecho historia.
[Instituto Cubano del Libro, 1 pp., pleg., La Habana, 1970. García Marruz, Fina. Sobre Canción Antigua a Che Guevara. Unión, No. 2, págs. 129-134, La Habana, junio, 1975.]
10.Mirta Aguirre
Nació en Bruselas en 1914. A partir de los cuatro años vivió en la Argentina, a la que pertenece por sangre, formación y lenguaje. Se incorporó al movimiento literario argentino con el libro de sonetos "Presencia" (1938).
De 1949 es su obra dramática "Los reyes". En 1951, publicó "Bestiario". En los años sesenta se difundieron las novelas que le dieron renombre internacional: "Los premios" (1960), "Rayuela" (1963), "62/Modelo para armar" (1968) y "Libro de Manuel" (1973).
Otros libros que incluyen relatos, cuentos y géneros híbridos, son: "Final de juego"(1956), "Las armas secretas" (1959), "Historias de cronopios y famas" (1962), "Todos los fuegos el fuego" (1966), "La vuelta al día en ochenta mundos" (1967), "Último round" (1968), "Octaedro" (1974), "Alguien que anda por ahí" (1977), "Un tal Lucas" (1979), "Queremos tanto a Glenda" (1980), "Deshoras" (1982).
Murió en París, el 12 de febrero de 1984. Ese año, en México se publicó el poemario "Salvo el crepúsculo".
Carta a Roberto Fernández Retamar
París, 29 de octubre de 1967.
Roberto, Adelaida, mis muy queridos:
Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tu sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.
Che
Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.
Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,
Julio
Mensaje al hermano
Ahora serán las palabras, las más inútiles o las más elocuentes, las que brotan de las lágrimas o de la cólera; ahora leeremos bellas imágenes sobre el fénix que renace de las cenizas, en poemas y discursos se irá fijando para siempre la imagen del Che. También éstas que escribo son palabras, pero no las quiero así, no quiero yo ser quien hable de él. Pido lo imposible, lo más inmerecido, lo que me atreví a hacer una vez, cuando él vivía: pido que sea su voz la que se asome aquí, que sea su mano la que escriba estas líneas. Sé que es absurdo y que es imposible, y por eso mismo creo que él escribe esto conmigo, porque nadie supo mejor hasta qué punto lo absurdo y lo imposible serán un día la realidad de los hombres, el futuro por cuya conquista dio su joven, su maravillosa vida. Usa entonces mi mano una vez más, hermano mío, de nada les habrá valido cortarte los dedos, de nada les habrá valido matarte y esconderte con sus torpes astucias. Toma, escribe: lo que me quede por decir y por hacer lo diré y lo haré siempre contigo a mi lado. Sólo así tendrá sentido seguir viviendo.
[Fervor de la Argentina, Ediciones del Sol, Buenos Aires, 1993.]
11.Julio Cortázar
Nació en 1915, en Prades, Francia, de padres estadounidenses. Tras licenciarse dos veces, trabajó en un centro católico en Harlem, Nueva York. Combatió como soldado en la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió al catolicismo en 1941 e ingresó en el monasterio trapense de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky. Se ordenó sacerdote en 1949 y adoptó el nombre de Padre Luis. "La montaña de siete círculos" (1948) es el relato de su conversión.
Además de sus libros sobre meditación, escribió las obras de poesía "Figuras para un Apocalipsis" (1948), "Las lágrimas de los leones ciegos" (1949) y "Las islas extranjeras" (1957).
Merton y Robert Lowell, otro converso al catolicismo, son considerados los dos poetas jóvenes más importantes de los Estados Unidos.
Falleció en 1968.
Letters to Che: Canto bilingüe
Te escribo cartas, Che,
En la sazón de lluvias
Envenenadas.
They came without faces
Found you with eyeless rays
The tin grasshoppers
With five-cornered magic
Wanting to feed you
To the man-eating computer
Te escribo cartas, Guerrero,
Vestido de hojas y lunas
But you won and became
The rarest jungle tree
A lost leopard
Out of metal’s way
Te escribo cartas
Hermano invisible
Gato de la noche lejana
Cat of far nights
Whisper of a Bolivian kettle
Cry
Of an Inca hill
Te escribo cartas, Niño
De la música callada.
[Tomado de: Poemas al Che. Ed. Instituto del Libro, La Habana, Cuba, 1969.]
12.Thomas Merton
Nació en Uruguay en 1920. Su obra narrativa breve la ha reunido en dos ocasiones (1970 y 1994) con el título "Cuentos completos".
Sus novelas son "La Tregua" (1960), "Gracias por el fuego" (1965), "Con y sin nostalgia" (1977), "Primavera con una esquina rota" (1982), "La borra del café (1993) y "Andamios" (1997).
También es autor de libros de ensayo. En "El ejercicio del criterio" (1995), seleccionó artículos críticos publicados a lo largo de medio siglo. Ha cultivado también el teatro: "Dos comedias" (1969) y "Pedro y el rey" (1977).
Su obra poética está congregada en "Inventario" (1963) y en "Inventario dos" (1994). Otras obras poéticas son "El olvido está lleno de memoria" (1995), "La vida ese paréntesis" (1998), Rincón de haikus" (1999), "El mundo que respiro" (2001) e "Insomnios y duermevelas" (2002).
Consternados, rabiosos
Así estamos.
Consternados, rabiosos.
Aunque esta muerte sea uno de los absurdos previsibles.
Da vergüenza mirar los cuadros, los sillones, las alfombras.
Sacar una botella del refrigerador.
Teclear las tres letras mundiales de tu nombre en la rígida máquina que nunca, nunca, estuvo con la cinta tan pálida.
Vergüenza tener frío y arrimarse a la estufa como siempre.
Tener hambre y comer, esa cosa tan simple.
Abrir el tocadiscos y escuchar en silencio sobre todo si es un cuarteto de Mozart.
Da vergüenza el confort y el asma da vergüenza.
Cuando tú comandante, estás cayendo, ametrallado, fabuloso, nítido, eres nuestra conciencia acribillada.
Dicen que te quemaron.
Con qué fuego van a quemar las buenas, buenas nuevas.
La irascible ternura que trajiste y llevaste con tu tos, con tu barro.
Dicen que incineraron toda tu vocación, menos un dedo.
Basta para mostrarnos el camino, para acusar al monstruo y sus tizones, para apretar de nuevo los gatillos.
Así estamos, consternados, rabiosos.
Claro que con el tiempo la plomiza consternación se nos irá pasando.
La rabia quedará, se hará más limpia.
Estás muerto, estás vivo, estás cayendo, estás nube, estás lluvia, estás estrella.
Donde estés si es que estás, si estás llegando, aprovecha por fin a respirar tranquilo, a llenarte de cielo los pulmones.
Donde estés, si es que estás, si estás llegando, será una pena que no exista Dios, pero habrá otros, claro que habrá otros, dignos de recibirte, comandante.
Che
Lo han cubierto de afiches / de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo
lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada
han decidido usarlo como epilogo
como última thule de la inocencia vana
como anejo arquetipo de santo o satanás
y quizás han resuelto que la única forma
de desprenderse de Él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado
sin embargo los ojos incerrables del Che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mundo no entienda
que treinta años después siga bregando
dulce y tenaz por la dicha del hombre.
Señas del Che
Todo campo
es el nuestro
por ejemplo está éste
verde dispuesto verde
los surcos y los surcos
las nubes con sus gordas
pantorrillas de lluvia
está también el otro
campo de pronto abismo
recién nacidos muertos
sin haberse atrevido
a estrenar sus pavores
está el amor de siempre
el corazón del tacto
la noche de la piel
los poros y los poros
y la gloria y el beso
está la llamarada
la hoguera de la piel
el cuerpo brasa infame
el hombre que no sabe
por qué lo incendia el hombre
verde dispuesto verde
campo de pronto abismo
los surcos y los surcos
las nubes con sus gordas
pantorrillas de lluvia
recién nacidos muertos
sin haberse atrevido
a estrenar sus pavores
está el amor de siempre
está la llamarada
el corazón del tacto
la hoguera de la piel
la noche de la piel
el cuerpo brasa infame
los poros y los poros
y el hombre que no sabe
y la gloria y el beso
por qué lo incendia el hombre
desde un sitio cualquiera
montaña o selva o sótano
hay alguien que hace señas
agitando su vida
todo campo
es el nuestro.
[Inventario uno: poesía completa: 1950-1985. Seix Barral, Buenos Aires, 1996. Inventario dos: poesía completa: 1986-1991. Visor, Madrid, 1995.]
13.Mario Benedetti
Nació en Portugal, en 1922. Autor de obras líricas, teatrales y crónicas, es reconocido por sus labores narrativas caracterizadas por un estilo pleno de ironía. Su militancia en el Partido Comunista Portugués le valió censura y persecución durante los años de dictadura en su país. En 1977 publicó "Manual de pintura y caligrafía". "Alzado del suelo" (1980) fue la novela que lo reveló como gran escritor.
Otras obras de gran interés son "Memorial del convento" (1983), "El año de la muerte de Ricardo Reis" (1984), "La balsa de piedra" (1986), "Historia del cerco de Lisboa" (1989), "El evangelio según Jesucristo" (1991), "Ensayo sobre la ceguera" (1995), "Todos los nombres" (1998), "La caverna" (2000), "El hombre duplicado" (2003), "Ensayo sobre la lucidez" (2004), "Las intermitencias de la muerte" (2005) y "Las pequeñas memorias" (2006). Publicó el diario "Cuadernos de Lanzarote" (1997) y "Poesía completa" (2005).
En 1998 fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura.
Breve meditación sobre un retrato de Che Guevara
No importa qué retrato. Uno cualquiera: serio, sonriendo, arma en mano, con Fidel o sin Fidel, diciendo un discurso en las Naciones Unidas, o muerto, con el torso desnudo y ojos entreabiertos, como si del otro lado de la vida todavía quisiera acompañar el rastro del mundo que tuvo que dejar, como si no se resignase a ignorar para siempre los caminos de las infinitas criaturas que estaban por nacer.
Sobre cada una de estas imágenes se podría reflexionar profusamente, de un modo lírico o de un modo dramático, con la objetividad prosaica del historiador o simplemente como quien se dispone a hablar del amigo que descubre haber perdido porque no lo llegó a conocer...
Al Portugal infeliz y amordazado de Salazar y de Caetano llegó un día el retrato clandestino de Ernesto Che Guevara, el más célebre de todos, aquel hecho con manchas fuertes de negro y rojo, que se convirtió en la imagen universal de los sueños revolucionarios del mundo, promesa de victorias a tal punto fértiles que nunca habrían de degenerar en rutinas ni en escepticismos, antes darían lugar a muchos otros triunfos, el del bien sobre el mal, el de lo justo sobre lo inicuo, el de la libertad sobre la necesidad. Enmarcado o fijo a la pared por medios precarios, ese retrato estuvo presente en debates políticos apasionados en la tierra portuguesa, exaltó argumentos, atenuó desánimos, arrulló esperanzas. Fue visto como un Cristo que hubiese descendido de la cruz para descrucificar a la humanidad, como un ser dotado de poderes absolutos que fuera capaz de extraer de una piedra el agua con que se mataría toda la sed, y de transformar esa misma agua en el vino con que se bebería el esplendor de la vida. Y todo eso era cierto porque el retrato de Che Guevara fue, a los ojos de millones de personas, el retrato de la dignidad suprema del ser humano.
Pero fue también usado como adorno incongruente en muchas casas de la pequeña y de la media burguesía intelectual portuguesa, para cuyos integrantes las ideologías políticas de afirmación socialista no pasaban de un mero capricho coyuntural, forma supuestamente arriesgada de ocupar ocios mentales, frivolidad mundana que no pudo resistir el primer choque de la realidad, cuando los hechos vinieron a exigir el cumplimiento de las palabras. Entonces, el retrato del Che Guevara, testimonio, primero, de tantos inflamados anuncios de compromiso y de acción futura, juez, ahora, del miedo encubierto, de la renuncia cobarde o de la traición abierta, fue retirado de las paredes, escondido, en la mejor hipótesis, en el fondo de un armario, o radicalmente destruido, como se quisiera hacer con algo que hubiese sido motivo de vergüenza.
Una de las lecciones políticas más instructivas, en los tiempos de hoy, sería saber lo que piensan de sí mismos esos millares de hombres y mujeres que en todo el mundo tuvieron algún día el retrato de Che Guevara a la cabecera de la cama, o en frente de la mesa de trabajo, o en la sala donde recibían a los amigos, y que ahora sonríen por haber creído o fingido creer. Algunos dirían que la vida cambió, que Che Guevara, al perder su guerra, nos hizo perder la nuestra, y por tanto era inútil echarse a llorar, como un niño a quien se le ha derramado la leche. Otros confesarían que se dejaron envolver por una moda del tiempo, la misma que hizo crecer barbas y alargar las melenas, como si la revolución fuera una cuestión de peluqueros. Los más honestos reconocerían que el corazón les duele, que sienten en él el movimiento perpetuo de un remordimiento, como si su verdadera vida hubiese suspendido el curso y ahora les preguntase, obsesivamente, adónde piensan ir sin ideales ni esperanza, sin una idea de futuro que dé algún sentido al presente.
Che Guevara, si tal se puede decir, ya existía antes de haber nacido, Che Guevara, si tal se puede afirmar, continuó existiendo después de haber muerto. Porque Che Guevara es sólo el otro nombre de lo que hay de más justo y digno en el espíritu humano. Lo que tantas veces vive adormecido dentro de nosotros. Lo que debemos despertar para conocer y conocernos, para agregar el paso humilde de cada uno al camino de todos.
[Traducción del portugués por Dominica Diez. Tomado de El Latinoamericano, 9 de octubre de 2003. www.ellatinoamericano.cjb.net]
14.José Saramago
Nació en El Salvador, en 1935. Debido a su militancia política fue encarcelado y vivió en el exilio en Guatemala, México, Cuba, Checoslovaquia, Corea y Vietnam del Norte. Obtuvo en tres ocasiones el Premio Centroamericano de Poesía, el Premio Casa de las Américas y otros galardones en certámenes nacionales y centroamericanos.
De su vasta obra poética, iniciada en 1956, destaca: "Mía junto a los pájaros" (1957), "La Ventana en el rostro" (1961), "El Mar" (1962), "El turno del ofendido" (1963), "Los Testimonios" (1964), "Poemas" (1968), "Taberna y otros lugares" (1969) y "Los pequeños Infiernos" (1970).
Fue asesinado en 1975, luego de regresar a su país para luchar por su liberación.
Credo al Che
El Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers).
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento.
En vista de lo cual no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos.
Amén.
[Poemas Clandestinos. Editorial Universitaria Centroamericana, EDUCA, 1982, 2ª. Edición.]
Cronología
[Elaboración propia]
1928
14 de junio. Ernesto Guevara de la Serna nace en Rosario, Argentina. Es el primogénito de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna.
1929
Residen en la provincia de Misiones. Nace su hermana Celia.
1930
Diagnostican que padece de afección asmática severa.
1932
La familia Guevara se traslada a Buenos Aires. Nace su hermano Roberto.
1933
Radican en Alta Gracia, en las sierras cordobesas.
1934
Nace su hermana Ana María.
1936
Ernesto experimenta sus iniciales apreciaciones políticas, relacionadas con la Guerra Civil Española, de las que recibe informaciones de su tío Córdova Iturburu, como corresponsal del diario Crítica.
1942
Se emplea como trabajador en la vendimia.
1943
Concluye la escuela secundaria en Córdoba. Inicia su amistad con los hermanos Granado y los hermanos Ferrer. Nace su hermano Juan Martín.
1944
Alterna los estudios con el trabajo.
1945
Ingresa en la Facultad de Medicina.
1947
Muere su abuela.
1950
Recorre más de 4,500 kilómetros del norte argentino en una bicicleta, a la que le adapta un pequeño motor. Hace una etapa en el leprosario del Chañar. Trabaja en Vialidad y en un barco mercante. Conoce a Chichina Ferreyra, joven de aires aristocráticos.
1951
A bordo de una motocicleta, emprende su primer viaje por Latinoamérica, acompañado por Alberto Granado. Recorre Chile, Bolivia y Perú (donde se detiene en el leprosario de San Pablo). A bordo de la balsa Mambo-Tango, navega por el Amazonas hacia Colombia y Venezuela.
1952
Retorna a Argentina para culminar su carrera de medicina.
1953
Se gradúa de médico. Viaja en tren hacia Bolivia. En La Paz toma contacto con un ambiente de agitación social. Viaja por Perú y Ecuador. Desiste de su propósito de encaminarse hacia Venezuela para encontrarse con su amigo Alberto Granado. Arriba a la ciudad de Guatemala, con tres dólares en el bolsillo. Permaneció en nuestro país del 24 de diciembre de 1953 al 16 de septiembre de 1954. Presencia el ambiente recalentado por los enfrentamientos entre los gobiernos de Arbenz y Eisenhower. Conoce a Hilda Gadea, quien le presenta a exiliados cubanos del Movimiento 26 de Julio. Durante su etapa guatemalteca, Ñico López lo bautiza como Che.
1954
Invasión mercenaria patrocinada por Estados Unidos. Derrocamiento del régimen de Arbenz. Busca refugio en la embajada de Argentina. En el viaje hacia México, entabla amistad con el joven Julio Roberto Cáceres Valle, "el Patojo", quien después sería uno de los desconocidos iniciadores de la lucha insurgente en Guatemala. Luego de morir en un enfrentamiento con el ejército, Che le dedicó un emotivo texto a Cáceres en "Verde Olivo", el 19 de agosto de 1962.
1955
Se casa con Hilda Gadea. Sobrevive como fotógrafo callejero y trabaja como cronista de los Juegos Panamericanos. Participa en las actividades del grupo de revolucionarios cubanos dirigidos por Fidel Castro.
1956
Nace su primera hija, Hilda Beatriz. Inicia su entrenamiento militar con los cubanos. Fidel y Che son detenidos y liberados poco tiempo después. Junto con 82 hombres, zarpan en el pequeño yate Granma, con destino hacia Cuba.
1957
El 17 de enero es el primer triunfo del Ejército Rebelde. Castro lo asciende a Comandante, primer combatiente que obtiene ese grado. Se instala en el Hombrito (Sierra Maestra). 17 de septiembre: bajo su mando el Ejército Rebelde alcanza la victoria en la Batalla de Pino del Agua. 3 de diciembre: traslado del campamento a La Mesa (Sierra Maestra). Funda el periódico El Cubano Libre.
1958
24 de febrero: crea Radio Rebelde. En agosto, las columnas de Guevara y Camilo Cienfuegos invaden la parte occidental de la isla. Recorre 554 kilómetros en 47 días. Octubre: unifica los grupos opositores a Batista en el Escambray. Che inicia la ofensiva decisiva mientras Fidel avanza sobre Santiago de Cuba. 31 de diciembre: Che toma Santa Clara, lo que precipita la caída de la dictadura batistiana.
1959
2 de enero: Se traslada desde Las Villas a La Habana. Ocupa la fortaleza militar de La Cabaña. 7 de febrero: obtiene la ciudadanía cubana. Marzo: participa en la redacción de la Ley de Reforma Agraria. Junio: principia un periplo por Egipto, India, Ceilán, Yugoslavia, Birmania, Japón, Pakistán, Sudán y Marruecos. 7 de octubre: es nombrado jefe del Departamento de Industria del Instituto Nacional de Reforma Agraria. 25 de noviembre: designado como presidente del Banco Nacional de Cuba.
1960
28 de enero: presenta el primer acto público de la Sección Juvenil del Ejército Rebelde. 24 de febrero: discurso en la entrega de diplomas del Centro Escolar, "Oscar Lucero", en Holguín. 5 de marzo: Alberto Korda toma la célebre fotografía de Che en el homenaje a las víctimas del atentado del barco La Coubre. Abril: dirige el Departamento de Instrucción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Publica "La guerra de guerrillas". 21 de octubre: inicia el viaje por la Unión Soviética, Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Hungría, China y Corea. 24 de noviembre: nace Aleida, su primera hija con Aleida March.
1961
23 de febrero: se crea el Ministerio de Industria, que centraliza centenares de empresas nacionalizadas y es dirigido por Che. 17 de abril: frustrada la invasión en Playa Girón (Bahía de los Cochinos). 1 de junio: suscribe el contrato de asistencia técnica de la URSS para el desarrollo de las plantas industriales de níquel. 8 de agosto: Interviene en la quinta sesión plenaria del Consejo Interamericano Económico Social (CIES), celebrado en Uruguay. Critica la Alianza para el Progreso.
1962
20 de mayo: nace su hijo Camilo. Junio: Castro acuerda con la Unión Soviética la instalación de misiles nucleares en Cuba. 26 de agosto: segundo viaje a la URSS. 31 de agosto: en Crimea, Guevara suscribe con Kruschev el acuerdo sobre los misiles. 29 de septiembre: Encuentro Internacional de Profesores y Estudiantes de Arquitectura. Che interviene para criticar el apoliticismo con el que se definía su convocatoria. Octubre: "Crisis de los misiles" que se resuelve con un acuerdo entre Kruschev y Kennedy sin tomar en cuenta a Cuba, lo que agudiza el distanciamiento de Che del bloque soviético.
1963
Abril: Celia de la Serna es encarcelada por su apoyo a la causa cubana. 14 de junio: nace su tercera hija, Celia. Julio: visita Argelia.
1964
25 de marzo: Che interviene en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en Ginebra. Abril: viaja a Argelia. Noviembre: cumple una misión diplomática en Moscú. 11 de diciembre: al frente de la delegación cubana, da un discurso anticolonialista ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Diciembre de 1964 al 15 de marzo de 1965: realiza una gran gira por Malí, Congo, Conakry (Guinea), Ghana, Porto Novo (Dahomey), Argelia, China, Dar Es Salaam (Tanzania), República Árabe Unida y Argelia.
1965
24 de febrero: nace su hijo Ernesto, mientras vuela de El Cairo a Argelia. 25 de febrero: en Argel ataca a los países del bloque soviético por no acompañar la lucha de liberación de los pueblos. 15 de marzo: en Cuba debe dar explicaciones por el discurso en Argel. Ha decidido que abandonará Cuba para luchar en el Congo, a donde arriba el 24 de abril. El contingente cubano llega a contar con cien voluntarios. 19 de mayo: muere su madre Celia de la Serna. 3 de octubre: Fidel lee la carta de despedida del Che, fechada el 1 de abril. Che escribe en su diario que esto lo convierte en un extranjero ante los cubanos. 22 de noviembre: la misión cubana abandona el Congo.
1966
Enero: Aleida visita a Che en Tanzania, donde se encuentra clandestino. Marzo: llega de incógnito a Praga. Julio: retorna a Cuba en secreto para preparar la campaña en Bolivia. 3 de noviembre: ingresa en Bolivia con una credencial de observador de la OEA. 7 de noviembre: Llega a Ñancahuazú. Inicia su Diario. Diciembre: el Partido Comunista Boliviano no apoya su campaña guerrillera.
1967
Abril: la guerrilla obtiene sus únicas victorias significativas frente al ejército. Publicación del célebre "Mensaje a los Pueblos del Mundo" en la Revista Tricontinental del OSPAAL (Conferencia de los Pueblos de Asia, África y América Latina). "Crear dos, tres... muchos Vietnam, es la consigna". 8 de octubre: herido en combate, con el fusil inutilizado y sin balas, cae prisionero en la Quebrada del Yuro, cerca del poblado de La Higuera. 9 de octubre: es asesinado en la escuelita de La Higuera (Bolivia), por orden del gobierno boliviano en connivencia con la CIA. Sus restos permanecen en secreto durante tres décadas. 18 de octubre: un millón de cubanos asiste a la Velada Solemne de Homenaje en La Habana.
1997
12 de julio: sus restos son identificados en Vallegrande. El mismo día son repatriados a La Habana.
15.Roque Dalton
16.
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Zito Lema, Vicente. "La Palabra en acción de Ernesto Che Guevara", poemas, relatos y cartas. Editorial El Tornillo y la Zorra, 1997.
A René Arturo Villegas Lara
Hombre cabal y escritor singular
Enviado por:
Carlos Arturo
Autor:
Marco Vinicio Mejía
2007
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