CONOCERSE A SI MISMO:
Cuenta una pequeña leyenda
que al gran filósofo y matemático griego
Tales de Mileto,
se le acercó un día un sofista
quien tratando de confundirlo
le hizo nueve preguntas a manera de probar su sabiduría:
-¿Qué es lo más antiguo?
-Dios, porque siempre ha existido.
-¿Qué es lo más bello?
-El universo, porque es obra de Dios.
-¿Cuál es la mayor de todas las cosas?
-El espacio, porque contiene todo lo creado.
-¿Qué es lo más constante?
-La esperanza, porque permanece en el hombre después que lo ha perdido todo
-¿Cuál es la mejor de todas las cosas?
-La virtud, porque sin ello no existiría nada bueno.
-¿Cuál es la más rápida de todas las cosas?
-El pensamiento, porque en menos de un minuto nos permite volar hasta los confines del universo.
-¿Cuál es la más fuerte de todas las cosas?
-La necesidad, porque es con lo que el hombre enfrenta a todos los peligros en la vida.
-¿Cuál es la más fácil de todas las cosas?
-Dar consejos,
Luego vino la última pregunta que dejó atónito al sofista,
quien no logró entender la respuesta de Tales de Mileto:
-¿Y cuál es la más difícil de todas las cosas?
El sabio respondió:
-"Conocerse a sí mismo".
Si bien el origen exacto de esta expresión aún es incierto,
ya que se dice que se encontraba también inscrita en el templo de Delfos;
el mismo Sócrates la mencionaba a manera de enseñanza,
ya que ésta hacía referencia a que "conócete a ti mismo",
tenía relación no solo con el conocimiento
de nuestros límites, de nuestra ignorancia,
sino también con su afirmación
de que en la virtud reside el conocimiento.
Se dice que Sócrates tenía un aspecto no muy agradable;
Platón lo comparaba con los silenos,
por fuera grotescos y por dentro llenos de dioses.
El dominio de sí mismo,
la doma de las pasiones
es uno de los grandes temas Socráticos.
Se preguntaba él:
¿En qué se diferencia de una bestia el hombre sin dominio de sí e incontinente?
Incluso,
se dice que cuando Sócrates bebía licor mantenía el pleno dominio de sí,
porque sus apetitos y pasiones los tenía bajo control.
Cuando iniciamos nuestra vida como masones
esta misma expresión la vemos en la cámara de reflexiones:
"conócete a ti mismo".
Debiera ser como un llamado de atención a nosotros mismos,
a reflexionar
si realmente sabemos quiénes somos,
de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Conocerse a sí mismo
es enfrentarse cada uno de nosotros,
a nuestros defectos,
admitir nuestros egoísmos
y poner en una balanza nuestra ignorancia.
Los preceptos masónicos tienen una finalidad
y es la de preparar, instruir y capacitar a los hombres
para hacer frente a la vida misma
y empeñar una lucha decisiva entre lo material y lo espiritual.
Solo haciendo frente a aquellos defectos que llevamos dentro
sabremos no solo quienes somos,
sino que lucharemos para superar nuestros defectos,
llegar a un mejor entendimiento de nuestras vidas
y conocernos realmente;
pues quien se conoce
sabe que puede ser útil para sí
y consecuentemente es útil para los demás.
De allí podríamos sacar aquella máxima que nos dice:
-No hagas a nadie lo que no quieres que hagan contigo.
Porque si nos conocemos nos amamos y podemos asimismo amar a nuestro prójimo.
El perfeccionamiento moral que todo masón aspira a alcanzar
es precisamente el mejor entendimiento del hombre en sí
y empieza por uno mismo,
por sacar lo mejor que tenemos,
por sacar de nosotros esa buenas costumbres,
derrotar ese Ego
y alcanzar la fraternidad,
llegar a la virtud y abrazar la felicidad universal.
Un camino muy largo nos espera en el mundo actual en donde hay pérdida de valores,
ausencia de virtudes,
personas egoístas
y pesimistas;
no nos contagiemos de ello,
saquemos esas armas que tenemos dentro,
y que en nuestros templos se nos da como herramientas.
Blaise Pascal dice acertadamente:
-"¡Qué quimera el hombre!
Qué novedad,
que monstruo,
qué caos,
que contradicción,
qué prodigio
Juez de todas las cosas
y gusano infecto,
depositario de la verdad,
cloaca de incertidumbre y error,
gloria y desecho del universo".
Esas contradicciones tan grandes que encontramos solo podrán ser superadas si llegamos realmente al fondo de todo
y es que el dominio de Sócrates lo resume todo,
que hasta bajo los efectos de la bebida,
esa bebida que podemos decir sociedad moderna,
aun así debemos tener dominio de nosotros mismos.
Buscar la verdad es ver hacia adentro y no hacia fuera,
ya que cuando nos alejamos de nosotros,
exteriorizamos verdades
que muchas veces confunden al ser humano;
esas son las ideologías, que muchas veces obedecen a intereses o a circunstancias,
mas no a necesidades humanas.
El premio Nobel de literatura Imre Kertësz,
con su experiencia vivida en el holocausto en Auschwitz y en Buchenwald, dice:
-"El instrumento de la destrucción se llama ideología:
lo grave es que la masa,
que nunca participó de la cultura,
absorbe las ideologías como cultura".
Hago mención a esta cita,
ya que la ideología
es sólo una explicación razonada de la realidad,
que queriendo,
o sin querer,
la limita.
La ideología tiende al totalitarismo,
casi con necesidad.
La realidad,
con su amplitud y riqueza,
lleva a la libertad y al respeto.
Cuenta una pequeña leyenda
que al gran filósofo y matemático griego
Tales de Mileto,
se le acercó un día un sofista
quien tratando de confundirlo
le hizo nueve preguntas a manera de probar su sabiduría:
-¿Qué es lo más antiguo?
-Dios, porque siempre ha existido.
-¿Qué es lo más bello?
-El universo, porque es obra de Dios.
-¿Cuál es la mayor de todas las cosas?
-El espacio, porque contiene todo lo creado.
-¿Qué es lo más constante?
-La esperanza, porque permanece en el hombre después que lo ha perdido todo
-¿Cuál es la mejor de todas las cosas?
-La virtud, porque sin ello no existiría nada bueno.
-¿Cuál es la más rápida de todas las cosas?
-El pensamiento, porque en menos de un minuto nos permite volar hasta los confines del universo.
-¿Cuál es la más fuerte de todas las cosas?
-La necesidad, porque es con lo que el hombre enfrenta a todos los peligros en la vida.
-¿Cuál es la más fácil de todas las cosas?
-Dar consejos,
Luego vino la última pregunta que dejó atónito al sofista,
quien no logró entender la respuesta de Tales de Mileto:
-¿Y cuál es la más difícil de todas las cosas?
El sabio respondió:
-"Conocerse a sí mismo".
Si bien el origen exacto de esta expresión aún es incierto,
ya que se dice que se encontraba también inscrita en el templo de Delfos;
el mismo Sócrates la mencionaba a manera de enseñanza,
ya que ésta hacía referencia a que "conócete a ti mismo",
tenía relación no solo con el conocimiento
de nuestros límites, de nuestra ignorancia,
sino también con su afirmación
de que en la virtud reside el conocimiento.
Se dice que Sócrates tenía un aspecto no muy agradable;
Platón lo comparaba con los silenos,
por fuera grotescos y por dentro llenos de dioses.
El dominio de sí mismo,
la doma de las pasiones
es uno de los grandes temas Socráticos.
Se preguntaba él:
¿En qué se diferencia de una bestia el hombre sin dominio de sí e incontinente?
Incluso,
se dice que cuando Sócrates bebía licor mantenía el pleno dominio de sí,
porque sus apetitos y pasiones los tenía bajo control.
Cuando iniciamos nuestra vida como masones
esta misma expresión la vemos en la cámara de reflexiones:
"conócete a ti mismo".
Debiera ser como un llamado de atención a nosotros mismos,
a reflexionar
si realmente sabemos quiénes somos,
de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Conocerse a sí mismo
es enfrentarse cada uno de nosotros,
a nuestros defectos,
admitir nuestros egoísmos
y poner en una balanza nuestra ignorancia.
Los preceptos masónicos tienen una finalidad
y es la de preparar, instruir y capacitar a los hombres
para hacer frente a la vida misma
y empeñar una lucha decisiva entre lo material y lo espiritual.
Solo haciendo frente a aquellos defectos que llevamos dentro
sabremos no solo quienes somos,
sino que lucharemos para superar nuestros defectos,
llegar a un mejor entendimiento de nuestras vidas
y conocernos realmente;
pues quien se conoce
sabe que puede ser útil para sí
y consecuentemente es útil para los demás.
De allí podríamos sacar aquella máxima que nos dice:
-No hagas a nadie lo que no quieres que hagan contigo.
Porque si nos conocemos nos amamos y podemos asimismo amar a nuestro prójimo.
El perfeccionamiento moral que todo masón aspira a alcanzar
es precisamente el mejor entendimiento del hombre en sí
y empieza por uno mismo,
por sacar lo mejor que tenemos,
por sacar de nosotros esa buenas costumbres,
derrotar ese Ego
y alcanzar la fraternidad,
llegar a la virtud y abrazar la felicidad universal.
Un camino muy largo nos espera en el mundo actual en donde hay pérdida de valores,
ausencia de virtudes,
personas egoístas
y pesimistas;
no nos contagiemos de ello,
saquemos esas armas que tenemos dentro,
y que en nuestros templos se nos da como herramientas.
Blaise Pascal dice acertadamente:
-"¡Qué quimera el hombre!
Qué novedad,
que monstruo,
qué caos,
que contradicción,
qué prodigio
Juez de todas las cosas
y gusano infecto,
depositario de la verdad,
cloaca de incertidumbre y error,
gloria y desecho del universo".
Esas contradicciones tan grandes que encontramos solo podrán ser superadas si llegamos realmente al fondo de todo
y es que el dominio de Sócrates lo resume todo,
que hasta bajo los efectos de la bebida,
esa bebida que podemos decir sociedad moderna,
aun así debemos tener dominio de nosotros mismos.
Buscar la verdad es ver hacia adentro y no hacia fuera,
ya que cuando nos alejamos de nosotros,
exteriorizamos verdades
que muchas veces confunden al ser humano;
esas son las ideologías, que muchas veces obedecen a intereses o a circunstancias,
mas no a necesidades humanas.
El premio Nobel de literatura Imre Kertësz,
con su experiencia vivida en el holocausto en Auschwitz y en Buchenwald, dice:
-"El instrumento de la destrucción se llama ideología:
lo grave es que la masa,
que nunca participó de la cultura,
absorbe las ideologías como cultura".
Hago mención a esta cita,
ya que la ideología
es sólo una explicación razonada de la realidad,
que queriendo,
o sin querer,
la limita.
La ideología tiende al totalitarismo,
casi con necesidad.
La realidad,
con su amplitud y riqueza,
lleva a la libertad y al respeto.
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