Revelan que ya hay más musulmanes que católicos en el mundo
Según un prestigioso instituto demográfico estadounidense, hay 1.322 millones de islámicos. Los fieles que obedecen la autoridad del Vaticano son 1.115 millones.
Julio Algañaraz EL VATICANO. CORRESPONSAL
En el mundo hay 200 millones más de musulmanes que de católicos. Por primera vez, el prestigioso World Christian Database (WCB), un instituto especializado en analizar las estadísticas religiosas, dio la noticia que muestra el cambio de escenario. Los fieles del Islam habrían crecido rápidamente en los últimos años y serían 1.322 millones, mientras que los católicos en los cinco continentes habrían descendido al segundo lugar, pues cuentan con 1.115 millones de bautizados, o sea un poco más del 17% de la población planetaria.El Vaticano expresó sus dudas respecto a estas cifras. Según el Anuario Pontificio 2007, los católicos en el mundo a finales de 2005 eran 1.145 millones, con un aumento del 6,7% respecto al 2000, el año del Jubileo Extraordinario y del comienzo del Tercer Milenio Cristiano.Para los expertos del instituto norteamericano, los datos están atados a una tendencia "irreversible" que demuestra la mayor dinámica demográfica de los países musulmanes, con una natalidad muy superior a los cristianos en general y a los católicos en particular. Naciones como Francia, Italia, Portugal, España ¿todas muy católicas¿ tenían hasta hace unas décadas en Europa un alto índice de fertilidad matrimonial. Hoy, en cambio, están entre las menos prolíficas, con índices del 1,3 y 1,5% de hijos por matrimonio, cuando para reponer a la pareja de progenitores es necesario un nivel de dos hijos por pareja. Aunque con datos menos dramáticos, también en América Latina hay una tendencia decreciente en los niveles de fertilidad.En Europa, que el Papa coloca en el centro de una nueva evangelización del continente que considera alma de la historia cristiana, sólo Francia logró aumentar el número de hijos por matrimonio, hasta llegar al nivel necesario para reemplazar con las futuras generaciones al padre y a la madre. Entre los musulmanes, los sunnitas con 1.152 millones de creyentes sobrepasan en una relación muy amplia a los shiítas (que viven sobre todo en Irán e Irak), que llegarían a 170 millones.En conjunto, los cristianos siguen en la vanguardia con 2.153 millones de fieles. Además de los 1.115 millones de católicos, según el World Christian Database, se estima que hay 360 millones de protestantes, 200 millones de ortodoxos, 75 millones de anglicanos y 400 millones de "nuevos cristianos". Esta última cifra es muy interesante porque se refiere a las iglesias evangélicas pentecostales, a las que la Iglesia católica, que es la primera perjudicada por su expansión, llama "sectas". Estas iglesias se nutren en América Latina de muchos cristianos que se desvinculan de la Iglesia. El Papa pudo constatar personalmente durante su reciente visita a San Pablo y al santuario de Aparecida cómo en Brasil las "sectas" están erosionando el número de fieles del país con más católicos del mundo. Se estima que Brasil era católico al 90% hace tres décadas, pero ahora las investigaciones revelan que la cifra se ha reducido al 64% de los 190 millones de habitantes, mientras los pentecostales ya sobrepasan los veinte millones de "nuevos cristianos". En Brasil se ha registrado una disminución de los niveles de fertilidad con respecto a los registros de las décadas anteriores, pero según algunos estudios no existe una diferencia marcada en el número de hijos por pareja que nacen de los 130 millones de católicos brasileños y las huestes de seguidores de las iglesias protestantes (pentecostales y evangélicos), cuyo eficaz proselitismo las hace crecer a un ritmo alarmante para la Iglesia romana. En las tablas difundidas por el instituto especializado norteamericano, los judíos ¿la más antigua de las grandes religiones monoteístas¿ son en el mundo sólo 14,6 millones, mientras que la fe hindú tiene 870 millones de adeptos. La religión tradicional China, inspirada en Confucio, llega a casi 400 millones de fieles y los budistas suman 378 millones, mientras que otras religiones asiáticas cuentan con 260 millones de seguidores. Los que no se identifican con una religión en particular son 772 millones, de acuerdo con el estudio del WCB. Según Mohammed Nour Dachan, presidente de la Unión de las Comunidades Islámicas en Italia, "no hay que dar demasiada importancia a las cifras". El líder religioso dijo al diario La Repubblica de Roma que "los creyentes tenemos que sentirnos hermanos más allá de los números y las estadísticas"."Cuando los hombres se presentarán ante Dios para el Juicio Final, el Señor los juzgará por lo que hicieron y no por el grupo religioso al que pertenecen", agregó Dachan. El presidente de las comunidades musulmanas italianas afirma que "en las estadísticas se hace mucha confusión y con frecuencia no son exactas, porque no tienen presente la realidad religiosa de las áreas en examen". Dachan señaló a La Repubblica que "sería peligroso que quien difunde estas cifras lo hiciera solo para sembrar divisiones entre los creyentes en el Dios único".
CONFERENCIA DEL CELAM EN BRASIL
Obispos, preocupados por la pérdida de fieles
En la Conferencia de Aparecida también discuten la problemática social.
Sergio Rubin APARECIDA. ENVIADO ESPECIAL
srubin@clarin.com
Ni la agitación ideológica de Medellín, ni las tensiones políticas de Puebla, ni las presiones eclesiales de Santo Domingo. La conferencia de obispos de América Latina que se desarrolla hasta fin de mes en el imponente santuario de Aparecida encuentra a los obispos concentrados en las respuestas a la pérdida de fieles, la baja de las prácticas religiosas y la escasa observancia de la doctrina en medio de una cultura que no privilegia lo religioso. Pero también buscando cómo crear una mayor conciencia sobre la necesidad de que los gobernantes hallen caminos para acortar la "escandalosa desigualdad social" en la región.
Hasta varios de los teólogos de la liberación ¿que este fin de semana realizan cerca de aquí un encuentro "complementario, no paralelo", según aclaran¿ parecen leones herbívoros. El paso del Papa Benedicto XVI con un mensaje de fuerte contenido religioso y ortodoxia doctrinal definió un marco que nadie aquí cuestiona (por lo menos en voz alta). "En un mundo donde las ideologías están en baja y las grandes religiones tienen muchos problemas para captar el interés de la gente, no parece conveniente distraerse en rencillas poco productivas", confió a Clarín un participante.
Acaso haya que esperar un poco ¿sólo un poco¿ de pimienta cuando llegue el momento de definir la estrategia para afrontar los desafíos. Por ahora, las voces críticas llegaron desde fuera de las estructuras eclesiales. Uno de los padres de la teología de la liberación, Leonardo Boff ¿sancionado en los '80 por el Vaticano¿ sostuvo que en Brasil existen dos modelos de catolicismo: el devocional y el del compromiso ético. Y señaló que Benedicto XVI se inclina más bien por el primero. "Yo creo que el primero no tiene potencialidad de transformación social por estar volcado sobre sí mismo, mientras que el otro articula siempre fe, justicia y evangelio con compromiso de liberación", dijo.
¿Pero se va, efectivamente, a un modelo más "devocional" que de "compromiso ético"?. Es cierto que el acento espiritual que tiene el encuentro es fuerte, pero también lo es que hasta ahora el problema social estuvo muy presente. El informe sobre la situación en sus países que hicieron los diversos presidentes de los Episcopados fue descarnado. Todos hablaron de la inequidad social como el gran problema social. Hasta la Iglesia argentina se despachó con un informe del cardenal Jorge Bergoglio que irritó al Gobierno y hasta suscitó una dura réplica del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Pero también muchos otros obispos plantearon el tema, que incluyó alusiones a los efectos negativos de la globalización financiera y de las políticas económicas de todo signo, sobre todo las neoliberales. Por lo que se anticipa, el documento de Aparecida se encamina a tener todo un apartado sobre la desigualdad social y el compromiso de la Iglesia con los pobres.
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