ÚNICO E IRREPETIBLE
Este es un resumen de una conferencia dada tiempo atrás.
Yo soy la partida, yo soy el punto de partida. La meta son los demás, la meta
son mis proyectos, la meta es mi pensamiento, la meta es lo que quiero lograr. Pero en realidad la meta tampoco tiene importancia, lo que tiene importancia y eso lo dije muchísimas veces, es gozar la búsqueda, gozar el mientras tanto. Porque la meta es un instante. Aparte la meta no debe ser un incentivo, ese es el principal error de la gente, porque si la meta fuera el incentivo, una vez que llegamos a esa meta se nos acaba el incentivo. El incentivo tiene que ser la búsqueda. Esto significa que una vez que llegamos a una meta determinada… frotarnos las manos y buscar otra meta para seguir gozando de vuelta la búsqueda.
No voy a discriminar, sí voy a rechazar los actos hostiles. Sí voy a rechazar lo
que considero que no es pertinente para mi criterio, para mi humilde criterio. Pero no voy a discriminar, sino que voy a comprender, tratar de ponerme en la mente del otro. Ver que le pasa en ese momento, por qué actúa en ese momento así. No significa que yo tenga que compartir los roles del ego del otro, pero seguramente si comprendo voy a ser más tolerante. Y también como dije muchas veces, no tolerante desde la pedantería… ”bueno, bueno mira, esta vez lo dejo pasar”. No, esa tolerancia es una tolerancia egoica, sino tolerar desde el amor, tolerar desde la comprensión.
Pero así como hablé del amor, así como hablé de la importancia, para tolerar al
otro también debo tolerarme a mí mismo, mis errores, mis estados falibles, mis
momentos de dudas. Y para tolerar mis momentos de dudas, mis momentos falibles, debo empezar por echar una mirada dentro mío y comprenderme a mí mismo como ser humano. La única manera de poder amarme es ser tolerante con mis errores, y comprender mis momentos de no tolerancia. Pero para eso debo aceptarme como soy.
¡Cuidado! Aceptarme como soy no significa: “bueno soy así, no voy a cambiar, ya está”. No, no, no. Eso entraría en un estado de comodidad, de indiferencia, de suficiencia…y la suficiencia es prima hermana del ego. Se trata de: Ok, me acepto, soy así, pero me prometo a mí mismo (porque no debo prometerle a los demás, el compromiso es para conmigo primero), me comprometo a mejorar los errores que yo vea o que quizás otro me pueda hacer notar. Porque quiero crecer, porque me considero importante, importante en el servicio, importante en tender una mano.
Pero no debo tener vergüenza de que si me tienden una mano a mí, no la tome. Claro que debo cogerle la mano, porque yo también soy falible. ¿Falible? ¿Y dentro de lo falible entonces cómo asumo esta importancia? Porque soy único, en mi humildad (y en mi insuficiencia algunas veces), soy único e irrepetible.
Jorge Olguin.
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