"¿Alguna vez te sucedió que alguien te hablara como si fueras alguien que ya dejaste de ser?
Luego de un tiempo de esfuerzo sostenido en trabajar internamente con tus rasgos más difíciles...
Luego haberte muerto ...
por dentro a lo que ya no te servía,
y haber renacido...
Luego de asumir tus miserias
y ponerles dedicación para transformarlas,
haciéndote cargo de ellas...
...Y, sin embargo,
alguna persona (y quizás muy cercana!)
le habla a alguien que ya no está allí,
en tu interior.
Y quisieras decirle,
haciendo señas como para despertarle de un hechizo hipnótico:
“¡Hey!, ¡Yo ya no soy esa persona!”.
Y a veces resulta como hacerles señas a un ciego...
Es doloroso, ¿verdad?
Genera impotencia,
y, muy frecuentemente,
de poco valen tus intentos
para que el otro comprenda que tu identidad
ya no es esa:
como dice las Tradiciones de Sabiduría,
la identidad de cada ser humano
está regida,
como toda la realidad,
por una ley de impermanencia.
Todo cambia.
Todo se transforma.
Y en nosotros está que se transforme hacia arriba o hacia abajo,
Todo cambia.
Todo se transforma.
Y en nosotros está que se transforme hacia arriba o hacia abajo,
evolucionando o bien retrogradando...
(Sí: nuestra evolución no depende de “lo que la vida nos haga”,
sino de nuestra actitud para aprovechar todo lo que nos suceda,
haciéndonos a nosotros mismos.)
La complejidad de nuestra especie
La complejidad de nuestra especie
provoca que nos movamos en este mundo,
más que en contacto con lo que es,
vinculándonos,
en cambio,
con imágenes que construimos sobre lo que es.
Y esto puede ser tan mecánico
Y esto puede ser tan mecánico
que uno quede imposibilitado
de ver eso que verdaderamente es:
le superponemos imágenes y emociones,
tal como lo hace un proyector de diapositivas.
Volcamos en esa persona
viejas imágenes que tenemos de ella.
(Ni hablar de que también proyectamos asuntos irresueltos de nuestro pasado,
y además rasgos propios,
de nuestra Sombra psicológica,
que no asumimos como nuestros!...)
Así,
Así,
en lugar de relacionarnos de verdad con un otro real,
terminamos estableciendo vínculos ficticios,
pues...
el otro está en la misma situación:
¡Dos seres humanos intercambiando rancias imágenes,
como cuando de niños hacían trueques con figuritas o estampitas!...
Se trata de una discapacidad vincular,
tan común que,
por ser una discapacidad invisible,
la tomamos como “normal”,
y etiquetamos vínculos muertos como “mi amigo”,
“mi marido”, “mi novia”...
La mayoría de la gente
La mayoría de la gente
se queda medianamente tranquila con esto.
Pero quien ha comenzado a despertar,
no.
Esa mediocridad vincular le quema,
día a día.
Esta circunstancia,
Esta circunstancia,
¿tiene solución?
Sí. Pero es trabajosa.
¿Querrás intentarlo?
Se trata,
Sí. Pero es trabajosa.
¿Querrás intentarlo?
Se trata,
primero,
de investigar en nuestra propia interioridad
qué imagen uno tiene de sí mismo.
Porque el fenómeno de relacionarse con imágenes
no sólo se da con los demás,
sino también intrapsíquicamente.
Es un logro fundamental
en el trabajo
sobre sí llegar a contactar con algo interno
que no es impermanente:
algo mucho más hondo
que las diversas autoimágenes
con que nos referimos a nosotros mismos.
Esta constatación interna
Esta constatación interna
de que no soy esas imágenes que he creído como “yo”,
disuelve las fantasmagorías que hemos fabricado sobre nuestra identidad.
La guía esencial es una pregunta:
“¿Quién soy realmente?”
Si parto de la base
de que no soy como,
desde mis condicionamientos,
imagino ser,
ni soy las imágenes que otros proyectaron sobre mí,
y que una y otra vez he asumido como propias,
esa pregunta va teniendo respuestas.
Respuestas no-intelectuales,
sino de una calidad vivencial inequívoca.
La autoobservación,
La autoobservación,
la Conciencia-Testigo
de la que hablan las Tradiciones de Sabiduría,
es la herramienta clave.
Y sólo si puedo hacer contacto,
Y sólo si puedo hacer contacto,
poco a poco,
con quien realmente soy,
lograré entonces hacer contacto
con quien el otro realmente es.
Podré ver qué imágenes proyecto en él.
Podré disuadir en el otro,
quizás, las imágenes que tenga de mí.
Si ese maravilloso fenómeno vincular no se produce,
Si ese maravilloso fenómeno vincular no se produce,
los seres humanos experimentamos algo nítidamente doloroso:
hambre de intimidad.
Y procuramos saciar ese hambre de múltiples formas erróneas.
Millones de personas nacen,
viven
y mueren
sin haber experimentado esa intimidad que,
desde nuestra esencia,todos anhelamos.
Como ves, el primer paso para acceder a ese tipo de contacto vincular,
Como ves, el primer paso para acceder a ese tipo de contacto vincular,
es comenzar a relacionarnos desnudamente con nosotros mismos.
Puede ser doloroso.
Puede ser intrincadamente trabajoso.
Pero quizás sea una de las cosas más bellas
Puede ser doloroso.
Puede ser intrincadamente trabajoso.
Pero quizás sea una de las cosas más bellas
que una persona pueda hacer en este mundo:
estar en comunión consigo mismo,
y, desde allí,
quizás vivenciar la comunión con otro,
más allá de las viejas imágenes.
Te deseo que puedas.
Te deseo que puedas.
Pero, sobre todo, ¡te deseo que quieras!".-
VIRGINIA GAWEL
VIRGINIA GAWEL