Muchos sostienen que mi labor,
regalando mi sabiduría y la letras de mi pensamientos,
es una pérdida de tiempo
y que debería emplear mis conocimientos en algo más productivo.
Sin embargo, perder el tiempo en actividades infructuosas es lo que más disfruto hacer.
A veces voy caminando al trabajo y veo a los pájaros cantando entre las ramas de los árboles.
En ese momento no pienso en lo estúpidos que son por no saber aprovechar mejor su tiempo.
Ese jilguero podría estar ahora mismo recogiendo ramitas
y construirse un nido más grande, con dos plantas y cochera;
y aquel otro gorrión podría hacer acopio de migas de pan para el invierno.
Más bien pienso en la suerte que tienen los muy jodidos,
sobre todo aquel que está en el suelo dándose un baño de tierra,
arqueando todas sus plumas y entrecerrando los ojillos para sentir plenamente los rayos del sol.
Entonces me doy cuenta
de por qué desperdicio 20 minutos de mi vida caminando hasta el trabajo
en lugar de utilizar el autobús.
A mí también me proporciona placer sentir el sol y la brisa fresca,
ver a los niños sonriendo y haciendo travesuras,
sentir el olor del pan recién hecho y lanzar las piedras en el canal.
Justo cuando empiezo a creerme que soy Amélie Poulain
me doy cuenta de que he llegado a mi destino,
un lúgubre edificio de paredes negras lleno de maquinaria pesada que desprende humo.
Me pongo la ropa adecuada en el vestuario y respiro hondo.
Ya estoy listo para seguir destruyendo el futuro de la humanidad.
Amélie Poulain
No comments:
Post a Comment