Quiero ser un televisor!
La profesora Ana María pidió a los alumnos que hicieran una
redacción donde escribieran lo que les gustaría que Dios hiciera
por ellos. En la
noche, corrigiendo las redacciones, ella se
sorprende con una que la deja muy emocionada.
El marido, en ese momento, acaba de entrar, la ve llorando y
dijo:
¿Qué pasó?
Ella respondió: "Léelo". Era la redacción de un niño.
"Señor, esta noche te pido algo especial: transfórmame en un
televisor. Quiero ocupar su lugar. Vivir como vive la TV de mi
casa. Tener un lugar especial para mí y reunir a mi familia
alrededor. Ser tomado en serio cuando hablo. Quiero ser el
centro
de atención, ser escuchado sin interrupciones ni
cuestionamientos.
Quiero recibir el mismo cuidado especial que la TV recibe cuando
no
funciona. El tener la compañía de mi padre cuando llega a casa,
aunque que esté cansado. Y que mi mamá
me busque cuando esté sola y
aburrida, en vez de ignorarme. Y que mis hermanos "peleen" para
estar conmigo. Quiero sentir que mi familia deja todo de lado,
de
vez en cuando, para pasar algunos momentos conmigo. Y, por fin,
que
yo pueda divertir a todos. Señor, no te pido mucho, Sólo quiero
vivir lo que vive cualquier televisor!
En aquel momento, el marido de Ana María dijo:
"Dios mío, pobre de ese niño, qué padres son esos".
Ella lo mira y le dice: "Esa redacción es de nuestro hijo".
Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo demuestran cada
día?, ¿les dicen que ellos son lo más importante que tienen, lo
mejor que les ha pasado en la vida? No es suficiente con atender
cada una de sus
necesidades: acudir a consolarle siempre que llore,
preocuparse por su salud, por su alimentación. Los cariños los
abrazos y los besos también son imprescindibles.
Es importante que pasemos parte de nuestro tiempo libre con
nuestros hijos. Hablar con ellos, contestar sus preguntas,
enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus
juegos,
es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y
ayudarles a
desarrollar sus capacidades.
Por eso, tenemos que reservarles un huequito diario,
exclusivamente
dedicado a ellos; sin duda, será tan gratificante para nuestros
hijos como para nosotros. A ellos les da seguridad saber que
siempre pueden contar con nosotros.
Si no dispones de mucho tiempo piensa qué
resulta más beneficioso
para todos, ¿dedicarle más tiempo a él o ellos, o tener la casa
bien limpia, una estupenda cena en la mesa, un buen automóvil o
la
nevera llena de cerveza y refrescos?.
Amables lectores, si ustedes son padres, por favor, préstenle
más y
mejor atención a sus hijos, háganles sentirse amados y
respetados,
y sobre todo, háganse grandes amigos de sus hijos, no vaya a ser
que algún día uno de ellos, si no todos, quieran ser
televisores.
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