Sunday, September 07, 2008

Socrates.

Sócrates

Basado en un ensayo de Débora Olguín.


No llegamos a Sócrates directamente, puesto que él

nada escribió, sino lo hacemos a través de tradiciones

múltiples que nos proporcionan diferentes retratos

de él.

Todos coinciden en proclamar lo extraordinario y

original de este sabio; el hijo del picapedrero y de la

comadrona Fenatera que, vestido con burda túnica y

descalzo, recorría las calles. Se abstenía del vino y de

los manjares delicados. Era de complexión robusta,

de aspecto vulgar, de nariz chata y cara de sileno.

Él expone un nuevo tipo de pensamiento que va a

ser en el futuro el modelo constante de una sabiduría

personalísima. pero antes de enseñar a los demás, ha

debido educarse a sí mismo. Un documento nos revela

que Sócrates era un hombre de pasiones violentas; su

persona era de carácter afable, en tanto no estuviese

encolerizado. Su autodominio era. por lo tanto, una

victoria constante de sí mismo. El temperamento de

Sócrates era demasiado rico para limitarse a su

reforma interior, por lo cual aspiraba a difundir su

sabiduría, pues no quería vivir en el aislamiento,

sino con los hombres y para los hombres, a quienes

les comunicó el bien más precioso que ha logrado:

el dominio de sí mismo.


Sócrates fue el creador de la ciencia moral y el

iniciador de la filosofía de los conceptos, que

impulsaban la idea del bien. La filosofía era para él

la práctica de una vida virtuosa, representada por

moral y sabiduría.

La enseñanza de Sócrates consistía en examinar y

probar a los hombres para conducirlos a darse

cuenta de lo que eran.

Sócrates conducía el interrogatorio de manera que

le demostraba a su interlocutor que ignoraba lo

que él mismo era. Su ironía consistía en mostrarles

que estaban equivocados al creer que se conocían a

sí mismos.

Por medio de la refutación él tenía la misión de

suscitar en los otros la conciencia de su ignorancia.

Así los encaminaba hacia una gran purificación

espiritual, pues solo mediante ella un espíritu cegado

por el error puede reconquistar la vista y hallar el

camino de la verdad.

Sócrates permitía y obligaba a aquel a quien refutaba

a cooperar en forma activa en la refutación.

No anticipaba nociones a sus discípulos, sino que

los obligaba a descubrirlas ellos mismos. Así es

como la refutación lograba su mayor eficacia. Al

engendrar una duda metódica, la convertía en

una preparación necesaria y el estímulo para la

investigación.

Un ejemplo: si un discípulo creía saber todo

porque no tenía duda alguna, él lo colmaba de

dudas y aturdimiento. Con eso no le hacía daño,

sino que lo encaminaba al descubrimiento de

como era el problema en realidad. De esa manera

el discípulo aprendía a buscar la solución,

mientras que antes, sin reflexionar, estaba

convencido de que su verdad era la Verdad.



La refutación representa la etapa preliminar necesaria

para encaminar el espíritu al descubrimiento de la

verdad. Después de la refutación se presenta la

segunda parte del método socrático: la mayéutica o

arte del alumbramiento.

Sócrates dice que sus discípulos nada aprendieron de

él, sino que son ellos quienes por sí mismos hallaron

muchas cosas que ya poseían en su interior. Por eso

la ironía socrática, donde el maestro finge una

pretendida ignorancia, que no es más que una

obligación impuesta por la misma misión sagrada

de abstenerse de la enseñanza dogmática, un

imperativo categórico para el verdadero Maestro.

Sócrates estimulaba la búsqueda, pues en vez de

ofrecer una doctrina, se hacía compañero de

investigación de sus discípulos.

La interrogación del verdadero maestro era en

realidad un método de enseñanza y contenía

una instrucción activa que ejercía, sin que lo

pareciese, un estímulo. Este método supone y

afirma la existencia, en el interrogado, de una

potencia espiritual intrínseca y una capacidad

cognoscitiva que tiende a realizarse.



Creía Sócrates que las virtudes se identificaban con

la razón, considerando que todas eran ciencias y

hasta llegaba a afirmar, recurriendo a la razón, que

donde hay ciencia no puede faltar el dominio de sí

mismo, pues nadie que tenga inteligencia obra en

contra de lo mejor. Y si lo hace es por ignorancia.

Relacionaba el autodominio con la sabiduría y la

falta de ella con la debilidad de carácter, que

transformaba al hombre en esclavo de sus

pasiones.

Sócrates siempre afirmaba que nadie pecaba

voluntariamente y la culpa estaba en la ignorancia,

que implicaba una mala orientación espiritual.

Para él, sabiduría era "vencerse a sí mismo" e

ignorancia era "ser vencido por sí mismo". La

esclavitud del espíritu era un obstáculo para la

virtud.

Sócrates nació en el año 469 a.C. y pasó a la

inmortalidad en el año 399 a.C. con la ironía de

consolar a sus amigos en los últimos momentos,

tras haber bebido la cicuta.

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