nuestro cuerpo la vida que nos anima.
Hay dos tipos de tacto: El tacto externo, que es cuando con nuestras manos tocamos o con muestras mejillas sentimos o como con nuestro cuerpo rozamos, pero también tenemos un tacto interno que es cuando sentimos nuestro interior; podemos llegar a sentir hasta nuestra sangre que recorre nuestras arterias y nuestras venas, el latido del corazón, un pequeño siseo en los oídos, sin dejar mentalmente nuestro cuerpo como cuando intentamos hacer un viaje astral.
Nos centramos en nuestra mente a la que yo llamo decodificador. Esa mente, que es nuestra mente pensante, la que en realidad está absorbiendo el concepto de nuestro propio espíritu, es la que nos conecta con nuestro espíritu y nuestro espíritu está ahí, nuestro espíritu no se contacta con palabras; se puede contactar con emociones, se puede contactar transmitiendo concepto a nuestro cuerpo de ideas, compasión o alegría a nuestro cuerpo causal y sentimos a nuestro yo superior o thetán que está conectado con nosotros, porque somos uno: nosotros como 10% y el thetán como 90%.
Así como yo hablo y tú escuchas mi voz, tú razonas que quien habla es el 10% encarnado, ¿pero cómo sabes que ese 10% encarnado en realidad soy yo como 10% y no es mi 90% a través de mi voz?
De la misma manera, en este momento tú tienes pensamientos, ideas, proyectos, por tu mente corren imágenes, distintas, que te va proyectando tu propio thetán, imágenes que pueden pasar lentamente o tan rápidamente que tu mente no se atreve a decodificar, eso puede suceder porque todavía no está la conexión empalmada como para que la decodificación sea plena, pero el hecho de que tú puedas ver –entre comillas- con los ojos cerrados algunas imágenes o que puedas pensar distintas cosas aún distrayéndote de mi voz es la prueba de la gran comunicación con tu propio thetán, una comunicación que es más fluida de lo que tú piensas, una comunicación que es más estrecha de lo que crees, porque al fin y al cabo, sois uno, donde un porcentaje está encarnado habitando, morando un cuerpo físico y un porcentaje mucho mayor directamente en espíritu puro morando en el plano que corresponde.
No vamos a intentar -para no apresurar al decodificador- que el thetán se comunique, simplemente que vaya acostumbrando al decodificador a esa otra vibración que es la misma vibración pero no es la vibración de siempre del ser físico, pero es una vibración que vibra en absoluta sintonía, en igual escala tonal, porque pertenece al mismo espíritu. Espíritu que puede transmitir permanentemente ideas, conceptos y brindar imágenes al decodificador para que aún con los ojos cerrados pueda visualizarlas.
Respirando hondo vamos a dar un descanso, ahora, al decodificador para no apresurarlo, para no exigirlo, pero va a quedar cierta huella ya grabada de ese 90% que ha enviado ya una señal, como cuando en el plano físico alguien tira un cable con un sujetador que queda enganchado, figurativamente hablando. Es lo que ha sucedido.
Y respirando hondo ya puedes, no desconectarte, porque nunca nos desconectamos de nuestro yo superior puesto que somos uno, pero sí ser un ente –entre comillas- independiente y ejercer tu libre albedrío. Ya lo puedes usar.
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