Adiós a un gran tenor
Texto: Luis Fuenmayor Toro
Luciano Pavarotti, tenor nacido en Italia pero artista del mundo entero, acaba de morir. Se extinguió la hermosa y potente voz que salía de su prodigiosa laringe, pero nos quedará para siempre el recuerdo de sus bellísimos agudos, muchas veces por encima del “Do de pecho”; su vocalización, la gran agilidad de su canto, la dulzura de su voz y el sentimiento que le transmitía a su canto, que es en definitiva lo que transforma a un cantante en un ser extraordinario. Las generaciones por venir lo conocerán por sus grabaciones, pues se trata de esos hombres en que la perfección del arte que realizan los hace inmortales.
Como pasó con Caruso, Lauri Volpi, Gigli, Del Mónaco, Björling, todos tenores que, en sus momentos, levantaron de sus sillas a los espectadores, pero que hoy nos siguen deleitando a través de sus grabaciones, y nos permiten efectuar comparaciones entre sus voces, sus cantos y sus representaciones musicales; que más tienen el sabor de compartir e internalizar sus voces y ejecutorias que determinar y comparar cualidades, actividad que excede con mucho nuestras limitaciones de seres humanos normales, pero que puede intentarse a pesar de las diferentes épocas históricas vividas por sus protagonistas.
No estuvo solo Pavarotti en la difusión y popularización mundial del “bel” canto, pues tuvo la sin par compañía de otros dos grandes tenores de esta época: Plácido Domingo y José Carreras, sus contemporáneos, con quienes se presentó varias veces en conciertos que llegaron a conjugar voces y cantos más allá de las partituras escritas por los músicos compositores.
La canción folclórica nacional de todo el mundo tuvo también su espacio en estas espectaculares presentaciones, ante miles de personas en espacios abiertos y ante centenas de millones, a través de los medios televisivos. Un ejemplo magnífico de un nivel de interculturalidad entre distintas naciones, pues allí se hizo presente la canción de varios países europeos, junto a la norteamericana y la iberoamericana, en igualdad de condiciones.
Pavarotti fue un tenor de carácter lírico, excelente en la interpretación de óperas de Donizetti, Rossini, Bellini y Puccini, lo que no significa que no haya cantado insuperablemente óperas de Verdi, como “Il Trovatore”, “Rigoletto” o “La Traviata”.
Destacaba en el canto rápido, de gran musicalidad, de agudos máximos y numerosos como las arias del Guillermo Tell de Rossini y la Hija del Regimiento de Donizetti. Sus mejores representaciones corresponden a La Bohemia de Puccini y Lucía de Lammermoor de Donizetti, en las que difícilmente es superado por otros tenores de todos los tiempos. Verlo en más de una ocasión en esas representaciones, tanto en Caracas como en el Covent Garden, fue una experiencia inigualable. Pavarotti murió, pero su voz seguirá viva haciéndonos soñar.
No comments:
Post a Comment